Una flota de sondas espaciales dispersas por todo el Sistema Solar ha servido para ofrecer la imagen más clara de cómo las ondas de choque procedentes de las tormentas solares se propagan a través sistema solar y la radiación que éstas producen.
Las tormentas solares tuvieron lugar en octubre y noviembre de 2003 y lanzaron toneladas de gas electrificado (plasma) que golpearon la Tierra en menos de un día, para llegar a Marte varias horas más tarde. Los materiales se han ido alejando del Sol, de tal modo que los últimos informes de su posición y actividad han sido realizados por las sondas Voyager 1 y 2, situadas en la frontera exterior del Sistema Solar, cerca de la región inexplorada en la que el viento solar adquiere un régimen turbulento según choca con las partículas de gas interestelar.
El viento solar procedente de nuestra estrella crea una "burbuja" local en la galaxia que recibe el nombre de heliosfera. El material lanzado al espacio por las tormentas solares en otoño de 2003 viajó a una velocidad de 8 millones de Km/h hacia la Tierra, sobrepasando posteriormente los planetas Marte, Júpiter y Saturno en dirección hacia la Voyager 2 (situada a 11.000 millones de Km del Sol), la cual fue alcanzada el 28 de abril por este material de alta energía que se desplazaba a 2.4 millones de Km/h. El frente de esta tormenta alcanzaría posteriormente a la sonda Voyager 1, situada a cerca de 14500 millones de kilómetros del Sol.
Estas tormentas fueron las más intensas jamás registradas en la historia de la Astronomía, rompiendo el record de intensidad de rayos X, así como de velocidad y temperatura del viento solar observado en las cercanías de la Tierra. Aproximadamente, una tercera parte de la radiación de partículas emitida por el Sol en la última década entre los 30 y 50 MeV procede de estas tormentas de 2003.