Las Sociedades Secretas

Porque lo que asombra no es la verdad sino la conspiración que existe para ocultarla...

Moderador: Arkantos

Las Sociedades Secretas

Notapor Vanis » Lun Dic 15, 2003 8:50 pm

Las Sociedades Secretas (parte I)


Fuente de los extractos: "Las sociedades secretas", traducido del francés 'Les Sociétés Secrètes' por Gabriel Saad, Ed. Sudamericana Bs. Aires, 1966.



Los orígenes de la Masonería

Pensamos que antes de la aparición de la masonería, a principios del siglo XVIII, se formaron en Alemania y en Italia logias y talleres "premasónicos", donde se reunían arquitectos, helenistas, filósofos, médicos y artistas, que comulgaban en el mismo culto de la antigüedad pagana y que trataban de conciliar su filosofía neoplatónica con su fe cristiana.

En otros términos en esta época, el cristianismo fue "helenizado" en cierto sentido, así como a principios de la era cristiana el helenismo había sido cristianizado.

Paralelamente a la resurrección del neoplatonismo en Italia, ciertos filósofos como Gerónimo Cardán (1501-1576) parecían entrever una síntesis posible entre la filosofía, la ciencia experimental y la antigua magia.

La obra de Cardán presenta numerosas analogías con la de un polígrafo casi contemporáneo de él, J.B. Porta (1537-1615) y cuyo nombre merece ser recordado en la medida en que la obra principal de este investigador, "Magia Naturalis", tuvo una notable difusión y fue traducida a todas las lenguas de Europa, datando su primera edición de 1548.

Ahora bien es posible verificar que el cardenal del este, que tomaba con el mayor interés los trabajos de Porta, fundó en su casa, desde los últimos años del siglo XVI, una sociedad culta, la "Academia de los secretos", que es la más antigua de todas las academias de ciencias.

En la misma época un personaje cuyo papel ha sido muy poco estudiado hasta el presente, Jacques Gohorry prior de Marsilly, al que se debe un renacimiento del hermetismo en Francia, recibía en su jardín no lejos de los Gobelinos a sabios tales como Botal, Chapelier, Chàtelain que, hacia 1572 daban conferencias a las que asistieron Fernel y Ambroise Paré.

En este lugar se realizaban experiencias sobre el arte de hacer nacer pollos en hornos, cuyos grados de calor eran regulados con registros.

Médicos hermetistas como Duchesne y Ribit eran los oráculos de estas asambleas.
Davisson escribió en una de sus cartas estas palabras bastante significativas, respecto al estado de los espíritus en este principio de siglo XVII:

"Preparaos a explorar las montañas, a visitar los valles, los desiertos, las orillas del mar, las entrañas de la tiera; anotad los caracteres de los animales y de las plantas, los órdenes de los minerales; profundizad la agricultura, la filosofía natural; no os avergoncéis de manipular el carbón, de construir hornos; velad y trabajad sin cesar; porque sólo así llegaréis a conocer las propiedades de las cosas."


El programa de los Rosacruces

Este programa ambicioso iba a ser, en parte el de la "ciencia universal" de los Rosacruces, cuya existencia fue revelada públicamente en 1614 y 1615 por la publicación de tres manifiestos de la "fraternidad": la "Allgemeine und General Reformation"; la "Fama Fraternitatis Rosae Crucis"; la "Confessio Fratrum rosae Crucis".

La confraternidad de los Rosacruces nunca tuvo existencia social.

"Los adeptos que llevan el título -dice Fulcanelli- son sólo hermanos por el conocimiento y por el éxito de sus trabajos. Ningún juramento los compromete, ningún estatuto los une, ninguna otra regla más que la disciplina hermética libremente aceptada, voluntariamente observada, influye en su libre arbitrio.

Fueron y todavía son hombres aislados, trabajadores dispersos en el mundo, investigadores 'cosmopolitas' según la más estrecha acepción del término.
Como los adeptos no reconocen ningún grado jerárquico, se deduce que la Rosacruz no es una jerarquía, sino la única consagración de sus trabajos secretos, la de la EXPERIENCIA, luz positiva cuya existencia les había revelado una viva fe...

"Nunca hubo entre los poseedores del título, más lazo que el de la verdad científica confirmada por la adquisición de la piedra. Si los Rosacruces son hermanos por el descubrimiento, el trabajo y la ciencia, hermanos por los actos y las obras, es a la manera del concepto filosófico, que considera a todos los individuos como miembros de la misma familia humana" (Fulcanelli, 'Les Demeures philosophales', 1930).

Es sabido que para algunos eruditos Shakespeare no era Shakespeare. Wigstone sostiene que era el nombre teatral de Francis Bacon.

La organización moderna llamada A.M.O.R.C. (Asociación mundial de la Órden Rosacruz), pretende conciliar las exigencias de los tiempos modernos con las de una enseñanza iniciadora, cuyo valor moral y social explica su amplia difusión actual.

Última edición por Vanis el Mar Dic 23, 2003 7:23 pm, editado 1 vez en total
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Notapor andyz » Mar Dic 16, 2003 9:35 am

Gracias Vanis, era un tema que no habia leido mucho...... :wink:
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parte II

Notapor Vanis » Mar Dic 16, 2003 11:07 pm

Fuente: mis archivos


Surgimiento de la Francmasonería


Les cuento primero sobre los francmasones, que independientemente del estado actual de esta sociedad (si existe o no hoy día no lo sé), su orígen se remonta a los pasados años treinta, en donde intervino un carismático ser de mucha influencia, entre los grupos iniciáticos europeos de entonces, el conde C.W. Leadbeater que fue un discípulo de la enseñanza del conde de Saint Germain.


Leadbeather fue miembro de la Sociedad Teosófica fundada por Mme. Blavatsky junto al coronel Olcott. Como todo iniciado de alto nivel, su influencia se dejó ver en diversos ámbitos que frecuentaba, desde los más periféricos en cuanto al conocimiento oculto, hasta el entorno de los alquimistas donde se le puede considerar junto a Fulcanelli, el llamado último de los alquimistas que escribiera 'Las Moradas Filosofales' (citado en el texto anterior).


Escribió dos libros, uno de divulgación al gran público 'L'Ocultisme dans la nature'
('El ocultismo en la naturaleza'), donde refiere los espíritus de los bosques gnomos y otros entes naturales y un tratado de alquimia 'científica' por llamarlo de alguna forma, titulado "Química ocultista".

El lenguaje que emplea en el primero de ellos, es irónico en algunos pasajes en relación a la iglesia católica: "el pecado es un producto de la imaginación de los teólogos", afirma Leadbeater.


Por algunas descripciones y relatos que hizo de maestros orientales no encarnados, se considera que Leadbeater tuvo un estrecho vínculo con seres de alta evolución, que habrían sido los últimos inspiradores de las órdenes secretas de occidente, cuyo carácter tuvo en esos tiempo la Órden de los Francmasones y la Sociedad Teosófica.


Son interesantes las referencias de Leadbeater sobre otro maestro oculto (Lord Kuthumi), que puede aportar antecedentes de las verdaderas órdenes ocultas:

"Actualmente (1925) ocupa el cuerpo de un braman de Cachemira, aunque su tez es tan blanca como la de un inglés. Tiene la barba y el cabello castaño tornasolado de rubio dorado, cuando los hiere un rayo de sol y azules rasgados ojos henchidos de buen humor. Difícil es describir su rostro, pues la sonrisa altera su expresión.

"La nariz está elegantemente configurada y el límpido azul de los ojos es notable. Parece que recibió un grado académico en la Universidad de Oxford, en Inglaterra en 1850 y la Sra. Blavatsky lo conoció en 1868, con apariencia de perfecta juventud lo que no debe admirarnos, pues nos dicen Ellos conservan su cuerpo físico en perfecto estado de juventud y salud por varios cientos de años, tanto porla pura y sabia vida que llevan, como por el conocimiento del oculto poder de yerbas y sustancias regeneradoras de la vitalidad física.

"Tal longevidad del vehículo físico que usan es para Ellos altamente deseable, ya que son admirables economistas de sus poderes y no desperdician nada de ellos en el proceso de hacerse uno nuevo, sino cuando es absolutamente indispensable ya que es un proceso largo y dispendioso adaptar un nuevo cuerpo, a la altísima vibración de Su Espíritu."


Este relato es parte de otros que han sido las primeras referencias sobre estos misteriosos maestros, entre los que además están El Morya, Lord Maitreya, Djwal Khul como otros maestros ocultos, que aparecen en el entorno de la Sociedad Teosófica reiteradamente.


Detrás de todos los libros iniciáticos publicados por Alice Bailey está la figura de Djwal Khul, el misterioso lama oriental que le dictara esos libros y autorizara su publicación posterior, pero permaneciendo su nombre en secreto (el post que incluí por aquí del libro "Cartas sobre meditación oculta", es de su orígen).

Aquí tienen algunos enlaces que aportan mayores antecedentes del conde Leadbeater:

(mañana se los dejo)
http://www.

http://www.

http://www.


Estos y otros antecedentes que aportaré después, apuntan hacia la existencia de Sociedades Secretas pero no como aquellas que la gente generalmente cree, es decir organizaciones fundadas en determinados paises y dirigidas por ciertos lideres, bajo cierto estricta jerarquía y código interno. Tal vez así operen las sociedades de las sombras.


En este caso se trata de maestros ocultos que actúan bajo distintos aspectos, como el que describe Leadbeater y que tomaron contacto con discípulos aventajados en distintas épocas y viviendo en distintos territorios, como Madamme Blavatsky, Olcott, Leadbeater, Francis Bacon, siglos antes Voltaire y los lideres políticos de la revolución francesa, influyendo luego toda la lucha por la independencia americana, a través de Miranda, O´Higgins y San Martín.


Su influencia conocida en nuestros dias puede descubrirse, al seguir algunos testimonios sobre ciertos peculiares hechos, como por ejemplo la revelación de Richard Bach autor de 'Juan Salvador Gaviota', en el sentido de no ser él autor de esa obra, sino que ella llegara misteriosamente a sus manos.


Ahora en relación a obras musicales y literarias que han sido compuestas, en homenaje a ellos o bajo la influencia de sus enseñanzas, existe una larga lista que aportaré más adelante.
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Notapor andyz » Mié Dic 17, 2003 9:23 am

Esto es harto interesante!!!!!, mas Vanis, mas!!!!!!!!!
Ahora me surge una reflexion con respecto a alargar la vida.....Por que, por que, el hombre vive lo que vive, si en la antiguedad, las cronicas nos cuentan de personas, reyes, dioses, que vivian cientos o miles de años, como en Sumer, Egipto, India, y a medida que paso el tiempo esa vida se fue acortando. ...
Si, ya se, me van a decir que es por el proceso evolutivo de la naturaleza, que el hombre debe morir para dar paso a otros, por la superpoblacion, etc,etc,etc, pero mi pregunta es:

POR QUE ???

Sera, que como dicen, uno no muere, sino que pasa a otro estado, que la vida fisica en realidad es el primer paso de un largo viaje que nos espera....
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Notapor Gabriel Garcia » Mié Dic 17, 2003 12:04 pm

En lo relativo a la edad, yo creo que en los textos antiguos se dice claramente: "Dios dijo: Sean los años del hombre 120". Aunque la verdad sea dicha, algunos autores sugieren la relación de la vida con los ciclos vitales (movimiento de traslación alrededor del sol).

Es curioso que Dios acusó a los "ángeles caídos" de haberse "hecho mortales" al unirse con las hijas de los hombres. Sitchin (qué pesado que soy eh...) afirma que se debió al movimiento de traslación. Lo cual no es una idea descabellada.
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Notapor Arkantos » Mié Dic 17, 2003 8:23 pm

En un navío espacial que se desplace a una velocidad ligeramente inferior a la velocidad de la luz, el tiempo transcurre con mucha mayor lentitud que sobre el planeta de donde partió el navío en cuestión.

Esto prueba hasta que punto la relatividad del tiempo es particularmente sensible cuando los vuelos intersiderales duran mucho. Las variaciones se vuelven fantásticas, hablando con propiedad, cuando el vuelo dura 20 años o más. 40 años en el espacio, a bordo de un navío sometido a una aceleración constante de G (9,81 m/s), corresponden en la Tierra a más de 36.000 años!

De este modo se comprende que los "dioses" parezcan eternos a los hombres...

Tienes razón Gabriel, nada descabellada...
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Notapor andyz » Jue Dic 18, 2003 9:24 am

Esto que dice Arkantos, Von Daniken se cansa de explicarlo en varios de sus libros, y nadie le presto atencion. Por supuesto Sitchin no se queda atras, jejeje..........
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Notapor Gabriel Garcia » Jue Dic 18, 2003 11:40 am

"Para tí mil años son como un dia y un día como mil años". "Oh Yahvhé..." etc.. etc.. etc... bla bla bla señor misericordioso bla bla bla..., aparece tres o cuatro veces en el Antiguo Testamento.

Arkantos, has dado con una explicación que me ha resuelto algunas dudas. Gracias. La explico: Sitchin en sus libros habla de Nibiru como el planeta de los Anunnaki, pero en el Enuma Elish (alguien ya lo dijo en el foro), he leído claramente como se dice que Marduk "puso la estación de Nibiru". A mi interpretación (y la de muchos según he podido comprobar), Nibiru no era un "planeta" como tal, sino algo completamente distinto desde donde descendían los dioses. Quizá se equivocó Sitchin, o quizá no, pero si esta última explicación es cierta, Nibiru podría ser, en realidad, una nave espacial moviéndose por el espacio. Lo que entraría en el campo relativista. Sobre este cálculo, podéis buscar en internet la Contracción de Lorentz, una ecuación que da cifras impresionantes del desajuste temporal a velocidades cercanas a la luz (y a 20 km/h también, pero es imperceptible).
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Notapor andyz » Jue Dic 18, 2003 1:13 pm

Ten en cuenta que el nombre de Marduk lo intridujeron los Babilonios, para darle mayor importancia a si Dios, no los sumerios. Ahi ya tenemos el primer cambio....
Ademas si Nibiru fuera una nave, como explicariamos los choques de planetas y cambios de rotaciones con respecto al sol del que habla el Enuma Elish????. Esto no lo puede haber hecho solamente una nave espacial...
Pero si tendriamos en cuenta la diferencia temporal que exsitia entre una orbita de Nibiru de 3600 años alrededor del Sol, contra el escaso año de la Tierra.....Esto le trajo demasiados trastornos a los anunnaki, pues cuando para ellos habia transcurrido un año, aqui en la tierra habian pasado 3600..... me explico????
Esto lo voy a explicar con mayor detalle en el "Informe Hermes" que vamos a preparar, ya que esta muy relacionado con la invencion del Zodiaco y el Calendario......no digo mas......
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Tercera parte

Notapor Vanis » Jue Dic 18, 2003 4:52 pm

Sociedades secretas (parte III):


primero las imágenes pendientes, que van mejor aquí y la próxima semana continúo, porque no tendría mucho sentido hacerlo antes de que puedan revisar algunos de estos sitios:

Sobre C.W. Leadbeater:

Imagen

Una presentación general aquí:

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8

Un tributo acá:

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8

Una lista de sus libros :

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8


Escritos de Leadbeater sobre los niños:

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8

Sobre su libro The Chakras:

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8


Artículo "La energía y el uso del pensamiento":

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8


Sobre Fulcanelli:


Imagen


Acerca de su libro 'El misterio de las Catedrales':

http://www.guai.com/libros/misteriocatedrales.htm

Sobre el interés de Frank Zappa sobre Fulcanelli:

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8


Compendio temático sobre Fulcanelli y El Misterio de las Catedrales:

http://translate.google.com/translate?h ... oe%3DUTF-8
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Notapor andyz » Vie Dic 19, 2003 9:07 am

Gracias VAnis, son enlaces muy interesantes!!!!!!
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Notapor NECORA » Vie Dic 19, 2003 6:17 pm

Cachi en la ....

Aún no me he terminado el libro de Sitchin y vosotros metiendome prisa ...
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Tras la huella del misterioso Conde de Saint Germain

Notapor Vanis » Vie Dic 19, 2003 7:46 pm

Ahora les dejo antecedentes del tercer personaje clave de toda esta historia:
un conde que no era conde, que circuló por Europa y Rusia en los más altos niveles de la burguesía sin ser burgués en el siglo XVIII; que no tiene ni acta de nacimiento ni tumba conocida y que muchos reportes refieren su presencia incluso en el siglo XIX y también el XX!


Conocido en el círculo del ocultismo como el Maestro R y considerado un Maestro de alquimistas... Conocido por los intelectuales líderes de la Revolución Francesa, donde en medio de la agitación de esos dias se paseaba por París; después por los primeros masones y francmasones; que vivió en la India como los más grandes iniciados y que tomó contacto después con los iniciadores del movimiento ocultista europeo...

Fué muy apreciado por Leadbeater, Annie Besant, Fulcanelli, Helena Petrova Blavatsky y un sinnúmero de personalidades públicas también.
Para algunos un alquimista, para otros un rosacruz, para otros un miembro de una oculta órden y para otros un desconocido sumamente intrigante, nadie quedó indiferente a su presencia, que fue inspiradora de varias obras literarias que se señalan en los dos documentos que les dejo aquí.

Sobre este personaje existen varios intentos de escudriñar su verdadera identidad, que si bien no lo han logrado al menos han aportado antecedentes históricos que ratifican la existencia real de él.

Y recientemente la atención de cronistas volvió sobre él cuando en los años setenta recién pasados, se descubre una carta de Voltaire remitida respetuosamente a este personaje, en la cual Voltaire le señala su admiración por lo que llama "vuestras maravillosas máquinas volantes, que aparecerán en los cielos en la segunda mitad del próximo siglo...".

Sin más comentarios, para que cada uno se forme un cuadro propio...

Lo que sigue es una supuesta entrevista con este personaje, parte del libro 'GOG' de Giovanni Papini, lo que no es una entrevista reconocida como real por el autor de esa serie de entrevistas (idea que después copiara Oriana Fallaci en 'La entrevista con la Historia'), pero que sirve de introducción para quienes no han escuchado nada sobre él, porque es perfectamente posible que Papini haya recreado una entrevista real recopilada por él, de otra fuente.



Fuente: GOG, Giovanni Papini


“He conocido estos días al famoso Conde de Saint-Germain. Es un caballero muy serio, de mediana estatura, pero de apariencia robusta y vestido con refinada sencillez. No parece tener más de cincuenta años.”


“En los primeros días de la travesía no se acercaba y no hablaba con nadie. Una noche que me hallaba solo en la cubierta y miraba las luces de Massaua, apareció junto a mí de improviso y me saludó. Cuando me hubo dicho su nombre creí que se trataba de un descendiente de aquel conde de Saint-Germain que llenó con sus misterios y con la leyenda de su longevidad todo el Setecientos. Había leído hacía poco, por casualidad, en un magazín, un artículo sobre el conde “inmortal” y no fui cogido por fortuna desprevenido. El conde mostró satisfacción al darse cuenta de que yo conocía algo de aquella historia y se decidió a hacerme la gran confidencia.”


“— No he tenido nunca hijos y no tengo descendientes. Soy aquel mismo, si se digna creerme, que fue conocido con el nombre de conde de Saint Germain en el siglo XVIII. Habrá leído que algunos biógrafos me hacen morir en 1784, en el castillo de Eckendoerde, en el ducado de Achleswing. Pero existen documentos que prueban que fui recibido en 1786 por el emperador de Rusia. La condesa de Adhémar me encontró en 1789 en París, en la iglesia de los Recoletos. En 1821 tuve una larga conversación con el Conde de Chalons en la plaza de San Marcos de Venecia. Un inglés, Vandam, me conoció en 1847. En 1869 comenzó mi relación con Mrs. Annie Besant. Mrs. Oakley intentó en vano encontrarme en 1900, pero, conociendo el carácter de esa buena señora, conseguí evitarla. Encontré algunos años después a MR. Leadbeater, que hizo de mí una descripción un poco fantástica, pero en el fondo bastante fiel. He querido volver a ver, después de unos sesenta años de ausencia, la vieja Europa: ahora regreso a la India, donde se hallan mis mejores amigos. En la Europa de hoy, desangrada por la guerra y alocada en pos de las máquinas, no hay nada que hacer.”


“— Pero si las noticias que yo tengo son exactas, usted era ya más que un centenario en 1784, en la época de su presunta muerte.”


“El conde sonrió dulcemente.”


“— Los hombres — respondió — son demasiado desmemoriados o demasiado niños para orientarse en la cronología. Un centenario, para ellos, es un prodigio, un portento. En la antigüedad, e incluso en la Edad Media, se recordaba todavía algunas verdades elementales que la orgullosa ignorancia científica ha hecho olvidar. Una de estas verdades es “que no todos los hombres son mortales”. La mayoría mueren realmente después de setenta o cien años; un pequeño número sigue viviendo indefinidamente. Los hombres se dividen, desde este punto de vista, en dos clases: la inmensa plebe de los extinguidos y la reducidísima aristocracia de los “desaparecidos”. Yo pertenezco a esa pequeña élite y en 1784 había ya vivido no un siglo, sino varios".


“¿Es usted, pues, inmortal?”


“— No he dicho esto. Es necesario distinguir entre inmortalidad e inmortalidad. Las religiones saben desde hace miles de años que los hombres son inmortales, es decir, que comienzan una segunda vida después de la muerte. A un pequeño número de esos está reservada una vida terrestre tan sumamente larga que al vulgo de los efímeros le parece inmortal. Pero así como hemos nacido en un momento dado del tiempo, es bastante probable que deberemos también nosotros, más pronto o más tarde, morir. La única diferencia es ésta: que nuestra existencia media en vez de por lustros se mide por siglos. Morir a setenta años o morir a setecientos no es una diferencia tan milagrosa para quien reflexiona sobre la realidad del tiempo.”



“— Ha hecho usted alusión a una aristocracia de inmortales. ¿No es verdad, pues, el único que goza de este privilegio?”


“— Si vuestros semejantes conociesen mejor la Historia, no se extrañarían de ciertas afirmaciones. En todos los países del mundo, antiquísimos y modernos, vive la firme creencia de que algunos hombres no han muerto, sino que han sido “arrebatados”, esto es, desaparecen sin que se pueda encontrar su cuerpo. Estos siguen viviendo escondidos y de incógnito o tal vez se han adormecido y pueden despertarse y volver de un momento a otro. Vaya a Alemania y le enseñarán el Unterberg cerca de Salisburgo, donde espera desde hace siglos, en apariencia adormecido, Carlomagno; el Kyffhauser, donde se ha refugiado, esperando, Federico Barbarroja; y el Sudermerberg que hospeda todavía a Enrique el asesino. En la India dirán que Nana Sahib, el jefe de la sublevación de 1857, desaparecido sin dejar rastro en el Nepal, vive todavía escondido en el Himalaya. Los antiguos hebreos sabían que al Patriarca Enoch le fue evitada la muerte; y los babilonios creían la misma cosa de Hasisadra. Se ha esperado durante siglos que Alejandro Magno reapareciese en Asia, como Amílcar, desaparecido en la batalla de Panormo, fue esperado por los cartagineses. Nerón desapareció sin someterse a la muerte. Y todos saben que los británicos no creyeron nunca en la muerte del Rey Arturo, ni los godos en la de Teodorico, ni los daneses en la de Holger Danske; ni los portugueses en la del rey Sebastián, ni los suecos en la del rey Carlos XII, ni los servios en la de Kraljevic Marco.”


“Todos estos monarcas se hallan adormecidos y escondidos, pero deben volver. Aún hoy los mongoles esperan el regreso de Gengis Kan.”


“Una interpretación plausible de ciertos versículos del Evangelio ha hecho creer a millones de cristianos que San Juan no murió nunca, sino que vive todavía entre nosotros. En 1793, el famoso Lavater estaba seguro de haberle encontrado en Copenhague. Pero bastaría el ejemplo clásico del Judío Errante, que bajo el nombre de Ahas Verus o de Butadeo, ha sido reconocido en diversos países y en diversos siglos y que cuenta actualmente más de mil novecientos años. Todas estas tradiciones, independientes las unas de las otras, prueban que el género humano tiene la seguridad o al menos el presentimiento de que hay verdaderamente hombres que sobrepasan en gran medida el curso ordinario de la vida. Y yo, que soy uno de estos, puedo afirmar con autoridad que esta creencia responde a la verdad. Si todos los hombres disfrutasen de esta longevidad fabulosa, la vida se haría imposible, pero es necesario que alguno, de cuando en cuando, permanezca: somos, en cierto modo, los notarios estables de lo transitorio.”


“— ¿Soy indiscreto si le pregunto cuáles son sus impresiones de inmortal?“


“No se imagine que nuestra suerte sea digna de envidia. Nada de eso. En mi leyenda se dice que yo conocí a Pilatos y que asistí a la Crucifixión. Es una grosera mentira. No he alardeado nunca de cosas que no son verdad. Sin embargo, hace pocos meses cumplí los quinientos años de edad. Nací, por lo tanto, a principios del cuatrocientos y llegué a tiempo para conocer bastante a Cristóbal Colón. Pero no puedo, ahora, contarle mi vida. El único siglo en que frecuenté más a los hombres fue, como usted sabe, el setecientos, y puedo lamentarlo. Pero ordinariamente vivo en la soledad y no me gusta hablar de mí. He experimentado en estos cinco siglos muchas satisfacciones, y a mi curiosidad, en modo especial, no me ha faltado alimento. He visto al mundo cambiar de cara; he podido ver, en el curso de una sola vida, a Lutero y a Napoleón, Luis XIV y Bismarck, Leonardo y Beethoven, Miguel Ángel y Goethe. Y tal vez por eso me he librado de las supersticiones de los grandes hombres. Pero estas ventajas son pagadas a duro precio. Después de un par de siglos, un tedio incurable se apodera de los desventurados inmortales. El mundo es monótono, los hombres no enseñan nada, y se cae, en cada generación, en los mismos errores y horrores; Los acontecimientos no se repiten, pero se parecen; Lo que me quedaba por saber ya he tenido bastante tiempo para aprenderlo. Terminan las novedades, las sorpresas, las revelaciones. Se lo puedo confesar a usted, ahora que únicamente nos escucha el mar Rojo: Mi inmortalidad me causa aburrimiento. La tierra ya no tiene secretos para mí, y no tengo ya confianza en mis semejantes. Y repito con gusto las palabras de Hamlet, que oí la primera vez en Londres en 1594: “El hombre no me causa ningún placer, no, y la mujer mucho menos.”


“El conde de Saint-Germain me pareció agotado, como si se fuese volviendo viejo por momentos. Permaneció en silencio más de un cuarto de hora contemplando el mar tenebroso, el cielo estrellado.”


“Dispénseme — dijo finalmente —si mis discursos le han aburrido. Los viejos, cuando comienzan a hablar, son insoportables.”


“Hasta Bombay, el conde de Saint Germain no volvió a dirigirme la palabra, a pesar de que intenté varias veces entablar conversación. En el momento de desembarcar me saludó cortésmente y le vi alejarse con tres viejos hindúes que se hallaban en el muelle esperándole.”


En otra obra muy famosa se afirma:


“La existencia histórica del conde se inició en Londres el año 1743. Allá por 1745 tuvo ciertas fricciones con la justicia, pues se había hecho sospechoso de espionaje. Horace Walpole hizo esta observación al respecto: “Está aquí desde hace dos años y no quiere revelar quién es, ni cuál es su origen, si bien confiesa que utiliza un nombre falso.” Por entonces se describía al conde como un hombre de estatura mediana, rondando los cuarenta y cinco, muy amable y gran conversador. “Se sabe a ciencia cierta que Saint-Germain era un seudónimo, porque él mismo dijo en cierta ocasión a su protector, el landgrave de Hesse”:


“Me llamo Santus Germanus, el hermano santo.”


También se sabe que, tras pasar varios años en Alemania, en 1758, se presentó en la corte de Luis XV. Madame Pompadour nos ha dejado una descripción de Saint Germain: “El conde parecía un cincuentón; tenía un aire fino, espiritual, vestía sencillamente, pero con gusto. Lucía hermosos diamantes en los dedos, la tabaquera y el reloj.” Aquel forastero, aquel desconocido cuyo título nobiliario era muy dudoso y cuyo nombre parecía incierto, por decirlo de alguna forma, supo abrirse paso hasta el círculo íntimo de Luis XV, quien le concedió varias audiencias privadas. Y ese ascendiente sobre el rey fue lo que irritó sobremanera al ministro Choiseul y lo que acarreó a Saint-Germain la desgracia y el exilio. Finalmente se sabe que el conde pasó la última época de su vida en el castillo de landgrave de Hesse, donde murió, según se dice, el 27 de febrero de 1784. Observemos, sin embargo, que esa “muerte” se produjo durante una de las raras ausencias del landgrave, ocasiones en que solamente rodeaban al conde unas cuantas mujeres fácilmente sobornables.”


“Se conoce su historia entre los años 1743 y 1784. Pues bien, busquemos ahora los testimonios de personas fidedignas que lo conocieron antes o después de esas fechas límite. La condesa de Gergy, embajadora de Francia cerca del estado Veneciano, nos da el primer informe. Vio a Saint-Germain en casa de Madame Pompadour y, aparentemente, quedó estupefacta. Según sus propias manifestaciones, recordó haber conocido en Venecia allá por el 1700, a un aristócrata extranjero cuyo parecido con el conde era asombroso, aunque aquél tenía otro apellido. Ella le preguntó si no sería su padre u otro familiar cercano.”


“— No, Madame — respondió el conde con gran calma —. Perdí a mi padre hace mucho tiempo. Pero viví en Venecia entre fines del siglo pasado y principios de éste. Por cierto que tuve el honor de haceros la corte, y vos encontrasteis agradables algunas barcarolas compuestas por mí y que ambos solíamos cantar juntos”


“Perdonad mi franqueza, pero eso no es posible. Aquel conde de Saint Germain tendría entonces cuarenta y cinco años, y vos tenéis ahora esa edad.”


Madame — contestó sonriendo el conde — yo soy muy viejo.”


“— Pero, con arreglo a esos cálculos, vos tendríais ahora casi cien años.”


“— ¡Eso no es imposible!”


“Entonces, el conde enumeró ante Madame de Gergy una infinidad de detalles relacionados con la estancia de ambos en el Estado veneciano. Y, por si quedara alguna duda, se ofreció a recordarle ciertas circunstancias, ciertas observaciones, ciertos escarceos...”


¡No, no! — lo interrumpió presurosamente la anciana embajadora — Me habéis convencido por completo; Pero vos sois un... un diablo realmente extraordinario... (Citado por Touchard Lafosse en Les Chroniques de I’oeil -deboeuf.)


“Más allá del año 1784 encontramos una nueva intervención del conde, que no parece dejar lugar a dudas. El año siguiente a su “muerte” oficial participó en la convención masónica de París, celebrada el 15 de febrero de 1785.”


“…Hay otra persona cuya afirmación de haber conocido a Saint Germain no puede ponerse seriamente en duda. Se trata de Wellesley Tudor Pole, viajero e industrial a quien le fue conferida la Orden del Imperio Británico y fue acreditado estudioso de arqueología, fundador de la Big Ben Silent Minute Observance, presidente del Chalice Well Trust de Glastonbury y gobernador de la Glaston Toru School for Boys.”


“En su libro The Silent Road, Tudor Pole describe un extraño encuentro mientras viajaba en el Oriente Express. Era en la primavera de 1938, y se dirigía a Constantinopla, leyendo el Infierno de Dante.”


“En un paradero de Bulgaria, Tudor Pole miró por la ventanilla y vio un hombre de edad mediana, apuesto y bien vestido, que caminaba sobre la nieve, en el terraplén de la vía férrea. El hombre sonrió y saludó con la cabeza al sorprendido viajero inglés. El tren arrancó y pronto entró en un túnel, pero el vagón de Tudor Pole siguió con las luces apagadas. Cuando el tren salió del túnel, el desconocido estaba sentado en el rincón opuesto. Entonces vio la obra de Dante que estaba leyendo Tudor Pole e inició una fascinante conversación sobre el problema del cielo y el infierno y el enigma de nuestro actual estado de existencia.”


“Tudor Pole dijo que su compañero de viaje hablaba con impecable acento, pero evidentemente no era inglés. Su atuendo y el sesgo de su mente sugerían que muy bien podía ser húngaro. Invitó al desconocido a comer con él, a lo cual replicó sorprendentemente que no comía manjares.”


“Un poco aturrullado, y comprendiendo que aquel hombre no era un viajero corriente, Tudor Pole se dirigió al coche restaurante. Cuando volvió una hora más tarde, su misterioso visitante se había ido.”


“Unos días después, Tudor Pole estaba en el andén de Scutari, junto al Bósforo. Su equipaje estaba ya en el tren.”


“Volvió a aparecer mi amigo del Oriente Express; estaba entre la muchedumbre, a cierta distancia de mí, y sacudía vigorosamente la cabeza. Desconcertado, dejé que el tren se marchase sin mí. Poco después, este tren sufrió un accidente a unos ciento cincuenta kilómetros de donde yo me hallaba. En definitiva, recobré mi equipaje. Parte de él estaba manchado de sangre.


“Tudor Pole no identificó al desconocido en su libro, pero Walter Lang, que escribió la Introducción y también unos comentarios sobre otro de sus libros, preguntó a Tudor Pole: “¿Sabe quién era el hombre del tren?” Pudor Pole respondió: “Sí. ¡Era Germain!”.

Última edición por Vanis el Mar Dic 23, 2003 7:24 pm, editado 1 vez en total
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Notapor Vanis » Vie Dic 19, 2003 7:49 pm

Ahora les dejo la primera entrega especulativa de informaciones sobre Saint Germain, que dada la influencia que tuvo en el surgimiento de distintas órdenes ocultistas, continuaré aportando antecedentes históricos y en documentos iniciáticos, durante la próxima semana dado lo sorprendente de todo esto, para que puedan hacerse ustedes un cuadro personal lo más completo de la historia oculta, del movimiento ocultista mundial.

Para el final les tengo una sorpresa que es parte de mi investigación personal, pero eso dejémoslo para el último capítulo...


Perdí la fuente de este documento que les acompaño ahora, pero como dijo un amigo mío "fuente: internet" jajajaja!!!



No es un individuo normal. Existen numerosas evidencias que probarían que ni siquiera es un ser humano, sino una fuerza superior que se encarna en ciertos seres humanos, ocupando cuerpos cual trajes temporarios.

Se cree que nació en un castillo, en los montes Cárpatos el 26 de mayo de 1696 y era hijo del último soberano de Transilvania.

El padre fue desterrado y murió en 1735 y él desde ese momento plasma la idea de recuperar el trono perdido.




Aparece en Escocia y vive allí hasta 1745, desde donde viaja a Alemania y Austria, para pasar, desde allí, a la India, donde estudia y se perfecciona en el manejo de la alquimia.

En 1758, establece contacto con un general francés muy influyente, quien le presenta a la famosa Madame Pompadour, y es ella la que se encarga de llevarlo ante el rey de Francia Luis XV; quien lo introduce en la corte con el nombre de Conde de Saint Germain. En esos momentos tenia 62 años, aunque dicen que solamente aparentaba la mitad. Uno de los tantos misterios de su vida es como se mantenía tanto física como económicamente porque asistía a las principales fiestas luciendo costosas ropas y joyas, incluso tenía créditos ilimitados, pero nunca se supo el alcance de su fortuna, como así tampoco el origen de su eterna juventud.. Entre los tantos misterios que hacen a su vida se destaca un hecho significativo: Nunca nadie lo vio comer ni beber y tampoco nadie conoció su casa, incluso mientras vivió en la corte, nunca durmió.

Se destacaba como músico (tocaba genialmente el piano y el violín), como escultor y también cantaba a la perfección con una exquisita voz de barítono.

Tenía una memoria prodigiosa, por lo que repetía páginas enteras de libros, con solo ojearlas una sola vez.

Hablaba correctamente y sin acentos extranjeros 14 idiomas: inglés, italiano, alemán, español, portugués, griego, francés, latín, chino, árabe, caldeo, hebreo, sirio y sánscrito; además de algunos dialectos, y también el cuneiforme babilonio y los jeroglíficos egipcios.

Era ambidiestro, pero no solo realizaba cosas con ambas manos, sino lo más difícil y extraño, podía escribir con las dos.

Murió el 27 de febrero de 1784, en una pequeña ciudad alemana llamada Eckenforde, junto a las costas del Báltico.

Sus adeptos dicen que, tanto la fecha de nacimiento como la de su muerte son totalmente falsas; y esto se ve corroborado porque no hay registros policiales ni privados de su velatorio, incluso tampoco tumba del Conde, hecho realmente significativo, dada la importancia de este personaje dentro de la corte real.

De él dijo Voltaire en una carta a Federico el Grande: “El Conde de Saint Germain es el hombre que nunca muere y todo lo sabe”.

También Helena Blatvatsky (fundadora de la Teosofía), después de dos siglos, hace referencia a su duda sobre la muerte de Saint Germain.

Se han escrito muchos libros basados en la vida del Conde, que incluso han sido llevados al cine, entre los más conocidos están: la obra de Dumas “El conde de Montecristo” y “La Pimpinela Escarlata” escrito por la Baronesa Orsi.

Este extraño personaje se materializaba en cualquier lugar de la corte, incluso en los aposentos del rey, burlando a la guardia. También se lo vio en muchas ocasiones en lugares muy distantes, casi al mismo tiempo (por lo que se cree que dominaba la bilocación).

Sus seguidores, dicen que era un iluminado,. enviado de las jerarquías blancas, pero su explicación era que “pedía prestado cuerpos” y que había usado alrededor de 40 de ellos; incluso alguna vez, comentó que había descubierto y bebía un liquido que lo mantenía joven y lo hacía inmortal.

En uno de los tantos libros que llevan su autoría, el denominado “La Santísima Trinosofía” manifiesta: “Me fueron abiertas las puertas de la inmortalidad, la nube que cubre los ojos de los mortales se disipó y los espíritus que preceden los elementos me reconocieron como señor suyo”.

Con respecto a su falta de envejecimiento, hay un hecho registrado que lo confirma: En el año 1710, la joven condesa Von Georgy lo describe como un individuo de alrededor de 45 años, dueño de un carisma especial y una arrolladora personalidad. La misma dama lo encuentra en una recepción de la corte, en 1760; ella ya era una madura mujer pero Saint Germain, por el contrario, estaba más joven que como ella lo recordaba en su encuentro de 50 años atrás y teniendo en cuenta que en 1710 ella lo describió como de 45 años, en ese momento rondaría los 95 años.

En 1696 (siempre según la crónica de sus seguidores), el Señor del Karma le comunicó que estaba listo para su ascensión, pero él solicitó quedar en la tierra con un cuerpo físico. Ese año adoptó el conocido nombre de Saint Germain que en el código Rosacruz significa “Santu Germanus” o sea “Hermano Santo”.

Como Saint Germaim estuvo desde 1737 y hasta 1742 en la corte del Sha de Persia (donde amplió sus conocimientos esotéricos); presentándose al año siguiente en la corte de Luis XV, gracias a su relación amistosa con madame Pompadour -como ya dijimos-.

Entre 1747 y 1756 se pierde su rastro, aunque se cree que estuvo en la India. En 1757 y hasta 1760 volvió a la corte de Luis XV (en esa época se decía de él que había adquirido la facultad de convertir el hierro en oro, el gran sueño de los alquimistas y se especulaba que ese era el origen de su fortuna).

En 1780, ya muerto Luis XV, y usando sus dotes de vidente, le advirtió a Luis XVI y a María Antonieta que se producirá una “gran conspiración que cambiará por completo el orden de las cosas” (Se refería a la Revolución Francesa que se produciría nueve años después, iniciándose con la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789). Como su anuncio no fue escuchado, se dirigió a Alemania, donde murió “oficialmente” en 1784.

A pesar de su pretendida muerte, se lo siguió viendo:

En 1835 el historiador alemán Oettinger lo encontró en París y en 1846 el embajador inglés Charles Vandam dialogó con el Conde de Saint Germain en la corte de Luis Felipe.

A fines del siglo XIX Madame Blatvasky lo encontró en el Tibet (un lugar muy especial para el Conde, donde adquirió muchos de sus conocimientos).

Ya en nuestro siglo, en 1901 el sabio inglés Leadbeater tuvo una charla con el Conde en Roma.

Existen registros de su presencia en Buenos Aires, en las fiestas del Centenario, (1910) y en esa oportunidad predijo la primera guerra mundial que se acercaba y se produciría cuatro años más tarde.

En 1917 fue un bolchevique de activa participación en la revolución rusa.

En 1934 se lo ubica en Roma,. el escritor italiano Enrico Contardi-Rhodio cuenta haber tenido una larga charla con el Conde en Piazza Navonna.

En 1939 se lo encuentra nuevamente en el Tibet.

En la década del ‘70 forma parte del equipo de la NASA para misiones Apolo. Luego se lo sindica como consejero del emir de Kuwait Amir Jabir al-Ahmad al-Jabar al-Sabah y por último, en la actualidad, dirigiendo una escuela hermética iniciática con tendencia “new age”, preparando (según afirman sus seguidores) a la humanidad para los grandes cambios que se avecinan.

El Conde de Saint Germain, el ser que nunca muere y ha participado en los grandes momentos de la historia.

El autor agradece al Sr. A. O. seguidor de las enseñanzas de Saint Germain quien le facilitó parte de la información aquí vertida y que prefiere mantenerse en el anonimato.


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Última edición por Vanis el Mar Dic 23, 2003 7:25 pm, editado 1 vez en total
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Notapor HILDA. » Vie Dic 19, 2003 10:26 pm

:shock:
Buenísimo!!

No sabía nada o casi nada sobre este
personaje tan fascinante!!!!
Cuando la espiritualidad sea cientifica,
la ciencia será espiritual.
.........
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