La Biblia desmiente a los Evangelios sobre la muerte de Judas
Muchos estudiosos bíblicos podrían poner en tela de juicio la veracidad de los textos apócrifos, incluyendo el Evangelio de Judas. Pero en uno de los libros contenidos en el Nuevo testamento, se desmiente a los evangelistas al descartar la muerte de Judas por suicidio.
Muchas cosas revelaré en mi nueva conferencia, cosas que asombrarán a más de una persona. Sin embargo, quiero adelantar algo que puede ser perfectamente verificable: La verdadera razón de la muerte de Judas.
Ya el recién encontrado Evangelio de Judas (perdido durante 1700 años), sorprende al denunciar que Judas nunca traicionó a Jesús, sino que cumplió una petición de su Maestro. Como podríamos suponer, muchos católicos negaron y negaran la veracidad de este texto, pues no forma parte de los libros aceptados por la Iglesia. ¿Pero que sucedería si uno de los libros aceptados, Hechos de los Apóstoles, desmintiera a los evangelistas, nada más y nada menos que de la boca del propio Pedro.
En Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículos 15-19, podemos leer textualmente: “En aquellos días se levantó Pedro en medio de sus hermanos, que eran en conjunto unos ciento veinte, y dijo: Hermanos, era preciso que se cumpliese la Escritura, que por boca de David había predicho el espíritu Santo acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado entre nosotros, habiendo tenido parte en el ministerio. Éste, pues, adquirió un campo con un salario inicuo, pero, precipitándose de cabeza, reventó y todas sus entrañas se derramaron; y fue público a todos los habitantes de Jerusalén, tanto que el campo se llamó en su lengua Hacéldama, que quiere decir Campo de Sangre”.
Esto significa que Pedro estaría contando una versión diferente a la plasmada por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, en sus respectivos Evangelios. Por una parte, Pedro (testigo excepcional), afirma que Judas falleció en un accidente. Los evangelistas (que nunca conocieron a Jesús), afirman que se suicidó tras traicionar a Jesús. Me pregunto, ¿quién miente, entonces?
Fuente: Archivos José Iglesias