La Astrología

Astrología, quiromancia, runas, tarot, carta astral, numerología, velas, feng shui y más.

Moderador: Arkantos

Notapor Arkantos » Dom Sep 12, 2004 3:14 pm

Repito:

Con la Astrología vemos que ello no ocurre, ya que astrónomos, matemáticos, médicos, cualquier doctorado se cree habilitado para opinar –generalmente en forma pésima- sobre la misma. Y si se me permite, no creo que realmente aquellos sepan mucho sobre el tema.

Tomemos el caso de los astrónomos. Su conocimiento de las características físicas y comportamiento mecánico de los astros no los habilita para incursionar en un terreno netamente esotérico –en el buen sentido de la palabra- como es el que nos ocupa. Ya que si bien algunas de sus afirmaciones son ciertas poco le hace a la Astrología correctamente entendida.


Esto se comprenderá más fácilmente en el momento de explicar que la filosofía hermética de la arcana Astrología enseña que cuando se habla de Marte, Luna, Mercurio, etc., en realidad no se está hablando de los cuerpos físicos que conocemos astronómicamente con tales nombres, sino de sus correspondencias simbólicas expresadas –si ustedes gustan de los términos psicologistas- en el Inconsciente Colectivo de la humanidad, basándose en el Principio de Correspondencia, piedra basal de la estructura intelectual ocultista.

Según el mismo, como escribiéramos anteriormente, el Universo es una multiplicación de sucesiones holísticas; lo que es lo mismo que decir que la parte de un Todo es igual, microcósmicamente hablando, a ese Todo. Así, como he analizado en otra parte, toda la naturaleza tiende a demostrar que cada elemento se refleja en mayor o menor proporción en el sistema que le rodea pero del cual es también parte indivisible: la palma de la mano refleja su vida, su carácter y su salud, esta última también visible en la planta del pie (“reflexología”) o en el pabellón de las orejas (“auriculoterapia”) y, a fin de cuentas, así como el sistema en el que vive el hombre (la Tierra) es un setenta por ciento agua y un treinta por ciento materia sólida, él mismo es también un setenta por ciento líquido y el resto materia sólida.


Yo si creo en la astrología, pero no se puede ver desde el punto de vista que algunos pretenden verla aquí, porque simplemente están meando fuera del tarro, ya que es algo que va más allá de lo que se considera "ciencia" actualmente.
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Notapor bor » Sab Oct 23, 2004 12:19 am

Arkantos ultimamente recurres mucho a "meando fuera del tarro" cuando algo es claramente una petardada.

¿En que te argumentas para creer en la astrologia? ¿como funcionaria esa astrologia? ¿predeceria el futuro?

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Notapor Arkantos » Sab Oct 23, 2004 1:26 am

Jeje, perdón por mi poca perspicacia, el tema es de hace más de un mes. Pues me baso en que existen energías que van más allá y que éstas mueven los hilos invisibles de nuestros destino.

Ejemplo simple: Hace unos días salí de mi casa, estaba nublado y tenía que caminar más de 1 kilómetro. Camino los primeros metros y un familiar que venía de otro lugar con el auto se acerca por atrás para alcanzarme hasta donde iba. Segundos después de que yo subo al auto se lanza una fuerte lluvia que incluso dificultaba la visibilidad de tan fuerte y espesa que era.

Pregunta: ¿Acaso yo tuve algo que ver con que el auto justo llegara segundos antes para que yo no me moje? Simplemente es algo que escapa a mis decisiones, es destino y causas sutiles fuera de mi alcance.

Respecto a predecir el futuro, no se puede predecir algo que no existe, pero si se pueden saber las predisposiciones del individuo.
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Notapor bor » Sab Oct 23, 2004 12:36 pm

Puestos a tener poner una historia de estas tengo yo una mas escalofriante.

Un amigo y yo ibamos veniamos en coche de un sitio por una carretera secundaria, mi amigo conducia y yo iba de acompañante.

Acababamos de arrancar y como soy muy despistado no me puse el cinturon, asi que sin darme cuenta fui cerca de 15 sin cinturon de seguridad, de pronto mi amigo se da cuenta y me dice "ponte el cinturon que se te olvido" el me lo decia mas por el cuidado a la multa que otra cosa, asi que me lo puse.

A los 5 o 10 segundos contados, en la siguiente curva, el coche salio fuera de la carretera a unos 100o 70 km por hora y choco contra una pequeño muro, dio una vuleta de campana y volco dos veces hasta quedar derecho. En ningun momento perdi la consciencia, cuanto me di cuenta de la situacion solo se veia el motor por la ventanilla delantera y un monton de amigo, comprobe que mi amigo estaba bien y decidimos salir, las puertas estaban tan deformadas que no abrian asi que salimos por la ventanilla.

El coche quedo totalmente desrozado, de donde habia tenido lugar el impacto contra el muro asta donde habia tocado en la primera vuelta de campana el coche contacto con el suelo habia unos 10 metros o 15 metros, 15 metros que el coche volo por el aire y ninguno de los dos teniamos el mas minimo rasguño.

¿Destino? ¿Suerte? ¿Astrologia?

De eso nada, si estamos perfectamente es por que mi amigo tiene mucho miedo a las multas de trafico y siempre hace que todo el mundo se ponga el cinturon, asi como los istemas de seguridad del coche, el habitaculo indeformable y demas sistemas que evitaron males mayores.

De destino nada

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Notapor Arkantos » Sab Oct 23, 2004 4:20 pm

Aunque Ud. no lo crea Sr. Bor, si no te ponías el cinturón segundos antes tu vida en este mundo de seguro hubiera terminado allí. No creer en el destino implica creer en la ilusión que lo controlas todo. Pero no, hay cosas que van más allá de tu comprensión y causas que están más allá de tus decisiones. ¿Si en lugar de ese amigo con miedo a las multas hubiera sido otra persona? ¿Si tu amigo te lo decía 1 minuto después? Y, amigo mio, las casualidades no existen.

La "Fuerza" te acompañó ese día, jeje.
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Notapor NECORA » Lun Oct 25, 2004 12:06 am

Bueno, ya que Bor habla de historias escalofriantes....


Aquel día Ana se había quedado hasta tarde en la oficina. Sus rítmico y sonoro taconeo resonaba en los pasillos del metro a medida que caminaba. Sus pasos eran rápidos, el próximo tren, el último de ese día, estaba pronto a llegar y no podría perderlo además, la ausencia de personas a esa hora por los pasillos la generaban intranquilidad y prefería llegar cuanto antes al andén.

El tren y ella hicieron entrada al mismo tiempo, lo que obligó a Ana a correr hasta alcanzar la última puerta del último vagón. Al instante de entrar las puertas se cerraron tras de sí, y el tren reanudó su marcha.

Ana, algo sofocada por la carrera, acudió a sentarse de entre los asientos que más próximos le quedaban, a la derecha de la entrada y de frente. Al sentarse, mientras espiraba profundamente, reparó en que el vagón iba prácticamente vacío, a excepción de tres viajeros que iban sentados juntos, a unos dos metros a la izquierda y en los asientos de enfrente de ella.

La primera impresión no fue muy grata. Aquellos tres jóvenes no tenían muy buena pinta. Parecían delincuentes, quizá incluso fuesen drogadictos. Entonces, Ana hizo un gesto de incomodidad y se deslizó con el cuerpo al asiento de su derecha, hasta topar con su pierna la barra vertical, que asió con la mano, tratando, de forma simbólica, aumentar la distancia entre aquellos chicos y ella.

Estaba intranquila. Disimuladamente volvió a mirarles y pudo verlos con mayor detalle. El de la izquierda, el más lejano a ella, tenía el pelo largo, sucio. De vez en cuando carraspeaba e inclinaba su cabeza hacia delante para escupir entre sus piernas. El de la derecha, el más próximo a ella, tenía las manos y la cara manchadas como de aceite. Y el del medio, tenía su mirada puesta en Ana, lo que la obligó a disimular y dejar de mirarles.

La mirada de aquel chico, la puso más nerviosa. Sentía que aún la observaba. Entonces Ana miró hacía el otro vagón con el deseo de ver en él a otros viajeros y así tranquilizarse. Pero descubrió que no iba nadie en él. Aquello aumento su miedo y a pensar, si debería de bajarse en la próxima estación con la consiguiente perdida del último tren, tendría que salir a la calle y buscar un taxi lo que demoraría su llegada a casa. Si se quedaba en el vagón, aún la quedaban 9 estaciones hasta su destino. Entonces volvió a mirarles, y al alzar la vista su mirada se cruzó con la del joven, aún la estaba mirando. Era una mirada fría, penetrante. Ana retiró su mirada al instante, pero los ojos de aquel chico se le quedaron grabados. Su rostro no tenía expresión, era un rostro rígido, inmutable.

Percibió que el chico de la derecha giraba medio inclinada su cabeza hacía los otros dos y tras susurrarles algo la miró de reojo. Justo en ese instante y sin levantar la cabeza el chico del pelo largo la miró por un instante con los ojos entornados y acto seguido se frotó la nariz. Ana miró a sus pies, no debía mostrar miedo, si lo hacía quizá los envalentonase y les daría pie a que reaccionaran.

Su miedo la traicionó, y les volvió a mirar, y nuevamente su mirada se cruzó con la mirada del joven del medio. Una mirada fija, penetrante, fría.

Entonces decidió bajarse en la siguiente estación. En el momento en el que el tren parase ella se levantaría y saldría. Hasta ese momento no tenía que dar pistas sobre lo que iba a hacer, tenía que dar a entender que su viaje continuaba. No hacerlo podría provocar que ellos anticiparan sus intenciones.

En ese instante, la luz de la estación entró de golpe por las ventanas del tren. Ana disimulaba mirando sus zapatos, sin dar importancia de la llegada del tren a la estación. Y aguardó, ... y aguardó, pero su temor volvió a traicionarla y volvió a mirarles, nuevamente se encontró con la mirada de aquel joven, aquel rostro frío, aquella mirada fría que no cesaba de observarla.

El tren paró, y Ana alzó su mirada hacía la puerta, y observó que al otro lado un hombre de unos 40 años aguardaba para entrar. Entonces, dudó. Y en ese instante, mientras dudaba, el hombre entró en el vagón y caminó hacía la parte donde estaba Ana, y quedándose de pie, se agarró a la misma barra dónde Ana estaba agarrada.

Ana no reaccionó. Aquel hombre le proporcionaba ahora una seguridad. Ya no era tan necesario salir de aquel tren. En un instante, las puertas se cerraron, y como por acto reflejo Ana volvió a mirar a aquel chico, y aún la observaba, con aquella mirada que la producía temor. El tren emprendió la marcha y en ese instante el hombre que acababa de entrar se movió y se sentó a la izquierda de Ana. Esto la tranquilizó por un lado, pero por otro la hizo generarse nuevos temores ¿por qué se había sentado justo al lado de ella habiendo tanto asientos libres? En ese instante, aquel hombre, desplegó un periódico ante él.

Las dudas, el temor, el miedo, mantenían a Ana intranquila, sin saber qué hacer. Entonces por acto reflejo dirigió su mirada al periódico de aquel hombre, tratando de tranquilizarse leyéndolo.

Ante su sorpresa, Ana observó que el hombre escribía algo en el borde del periódico. Algo dirigido a ella que le hizo dar un vuelco el corazón, “en la próxima estación apeate conmigo”.

Aquel mensaje hizo que Ana sintiera un escalofrío y le miró, miró al hombre. Pero él permanecía inmutable mirando el periódico. Ana volvió a leer el texto, y en ese instante el hombre golpeó suavemente con el bolígrafo el periódico, señalando con su punta el texto. Ana hizo como si no lo hubiera visto y cerró sus ojos. Entonces notó que la observaban y al abrirlos vió los ojos de aquel joven que clavaban su mirada en ella.

Ana comenzó a pensar sí el mensaje era de advertencia, un consejo, o era un truco de este hombre para conseguir malas intenciones. Entonces tomó la decisión. Se bajaría del tren y saldría corriendo, allí tenía más posibilidades que quedándose en el vagón, puesto que aquel hombre daba a entender que en la próxima estación él se bajaría y nuevamente ella se quedaría con aquellos tres jóvenes sola.

Así, cuando el tren llegó a la siguiente estación, Ana miró de reojo nuevamente al joven que aún la miraba con aquellos ojos, con aquel rostro serio, inmutable.

Ya en el anden, Ana observó como más gente de los primeros vagones bajaban con ella y aquello la tranquilizó. Entonces se acercó el hombre del periódico y la dijo:

- ¿Sabes por qué te he dicho que bajaras?
- No.
- ¿ Has visto a esos tres muchachos, verdad?
- Sí.
- Bien, pues tengo que decirte que soy médico, y nada mas entrar en el vago me he dado cuenta que el del medio, estaba muerto.
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Notapor tbsi » Vie May 14, 2010 10:46 am

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Re: La Astrología

Notapor lucaesperto » Mar Jul 29, 2014 9:34 am

Para explorar el tema de las cartas del tarot se puede visitar esta web

http://www.tarot-24.es
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