El decimotercer Arcano Mayor de la baraja del Tarot contiene, en efecto, una representación clásica de la Muerte bajo la forma de un esqueleto segando cuerpos con su guadaña. En la carta se ve cómo nadie puede evitar semejante destino: ni el rey, ni el pobre, cuyas cabezas y miembros yacen a sus pies. Al fondo, unos árboles esqueléticos evocan sequías e inviernos inacabables.
Y sin embargo, al igual que en el invierno toda vegetación parece muerta, en primavera renacen las flores y las hojas. La vida comienza otra vez. Y es que esta carta, la "Carta de la Muerte", simboliza la transformación, el renacimiento, la liberación. Representa el fin de un ciclo, e incluso la "muerte iniciática" y la victoria sobre la nada. Por tanto, sólo deberían temerla quienes ya tengan una vida completamente rica y plena. Para el resto de la Humanidad, el decimotercer arcano mayor es la carta de los cambios y las oportunidades, de la superación de las crisis que nos invita a tirar a la basura todo aquello que nos impide vivir y ser felices.
De hecho, es una carta a la que sólo debemos temer si aparece invertida, pues eso implicaría la ausencia de cambio, el quedar atrapados en nuestros problemas actuales sin nuevas esperanzas y oportunidades. O incluso nos advertiría de peligros relacionados con el significado de las cartas que la acompañen en la tirada.
La conexión entre el sexo y la muerte que se da en Escorpión (y esta es la carta del signo de Escorpión) nos indica con mucha claridad de qué va este arcano. Los occidentales tememos a la carta de la Muerte porque no podemos evitar ver la Muerte como el final, y no soportamos que las cosas terminen. Pero en otras tradiciones la muerte es sólo una parte natural e importante -si bien triste- de un ciclo constante. Se muere para renacer. Como decía antes, el invierno ha de llegar para que pueda venir una primavera, y sólo apreciamos lo que tenemos cuando lo perdemos. Esta carta nos habla de las dos cosas: es tiempo de cambios, la hora de que algo termine pero también de que algo nuevo comience. Puedes sentirte triste por ese motivo, pero esto es también un mecanismo natural para alzarse de nuevo como el Ave Fénix se alzó de las cenizas. La muerte no es el final. Es sólo la precursora de la resurrección.
El triunfo de la Muerte es el triunfo de la Vida
La Carta de la Muerte representa el final permanente de una "vida". Esto puede ser la muerte física (si alguien es muy viejo, está muy enfermo, etc) o las muertes menores que suceden cuando pasamos de una fase de la vida a otra (adolescencia, boda, maternidad, etc); es cualquier transición mayor, normal o extraordinaria. Una característica sustancial de estas transiciones es que son irrevocables. Nadie, ni siquiera un dios, puede traer de la muerte a alguien que el Hades quiera conservar. Los pocos que, según la mitología, viajaron al inframundo y retornaron (Heracles, Orfeo, Teseo y Peirithoos) sufrieron cambios permanentes tras su encuentro con Muerte.
Por otra parte, el significado numerológico del 13 es la trascendencia de los patrones cíclicos del pasado. El número 12 indica un ciclo completo (como en los meses del año, o los signos del zodiaco). Y dado que los ciclos se repiten (1, 2, ..., 12, 1, 2, ...), el número trece no pertenece a este patrón; se encuentra por encima de él (no hay un decimotercer mes, por ejemplo). Además, el número 13 sigue al 12, por lo que representa el inicio de una nueva serie de ciclos a un nivel superior, trascendiendo el ciclo viejo al construirse sobre éste (12+1, 12+2, ..., 12+12, 12+1, 12+2, ...). De esta manera, el arcano decomotercero empuja los ciclos de la vida al siguiente plano.
Fuentes: John Opsopaus, Pythagorean Tarot,
P.D. Ouspensky, Symbolism of the Tarot
y otras
