liria_azaila escribió:Dios no existe, como no existe ni existió Jesucristo.
Las religiones son creaciones humanas para el control mediante el miedo y la represión moral de sus semejantes.
.
Que tienen que ver las religiones y Dios? Nada de nada
Que tiene que ver esta observación de "Dios no existe" Y "Jesucristo No existe"
Dios esta demostrado en todo, la ciencia se topa con esto en algún momento de la investigación, por lo que decir tal cosa es sola una creencia y un prejuicio
Jesucristo esta demostrado en la cantidad de “Biblias” apócrifas que existen en diferentes etnias, que mencionan lo mismo
También en la historia, por lo que sostener tal cosa es un absurdo de creencias y prejuicios sin cordura
Leer, que aunque sea mucho vale porque es parte de la historia
Es muy amplio y solo para responder y sin poner citas y referencias cristianas que son muchas, sino referenicas HISTORICAS de otras fuentes y solo algunas:
http://html.rincondelvago.com/controver ... jesus.html
Citas:
"La historia no ha conservado ningún escrito de Jesús. Si él hubiera redactado algo unas memorias, unos cuadernos íntimos, unas consignas , los siglos pasados habrían ciertamente asegurado su transmisión, como lo han hecho con la obra de Julio César o de Flavio Josefo. Jesús no era un escritor. Por otra parte, esto no tiene nada de sorprendente; en su época, la escritura era tarea de un grupo selecto, una actividad justificada por una institución, un oficio retribuido por algún mecenas.
Así, pues, conocemos a Jesús por medio de unos escritos que no son suyos.
Las fuentes de una historia de Jesús se dividen en tres grupos: fuentes paganas, fuentes judías, fuentes cristianas
Algunos descubrimientos recientes, como los de Qumrán, así como la explotación sistemática de documentos conocidos ya desde antiguo, permiten realizar verdaderos progresos en la descripción del mundo palestino en el que vivió un tal Jesús de Nazaret.
. Las Fuentes Paganas
Tres nombres llaman la atención cuando se trata de formar el dossier de los testimonios paganos sobre Jesús: Tácito, Suetonio y Plinio el Joven. Los testimonios de estos tres escritores romanos se sitúan entre los años 110 y 120.
Tácito (hacia el 55-120)
En sus Anales, escritos bajo el emperador Trajano, en le año 116 o 117, Tácito consagra un pasaje al incendio de la ciudad de Roma por obra de Nerón. El emperador apartó las sospechas que pesaban sobre él, haciendo a los cristianos responsables del incendio. Los entregó a los más refinados tormentos. Tácito explica quiénes son los cristianos: "ese nombre procede de Christos, a quien el procurador Poncio Pilato había ejecutado bajo el principado de Tiberio. El ve en el movimiento cristiano una “ abominable superstición”.
Suetonio (hacia el 75 - 155)
En sus Vidas de los doce Césares, Suetonio evoca también a los cristianos a propósito de Nerón. Su testimonio es de alrededor de año 120. Está inserto en la lista de una serie de medidas dictadas por el emperador. Suetonio no menciona a Cristo, sino a los cristianos; está de acuerdo con Tácito en calificar su movimiento de “superstición”. En su vida de Claudio aparece la palabra Cristo (Chrestos) extrañamente relacionada con los judíos expulsados de Roma por el emperador: “Como los judíos se soliviantaban continuamente, instigados por un tal Cresto, los echó de Roma” . Se suele fechar en el 49-50 el decreto de expulsión de los judíos firmado por Claudio. Los Hechos de los Apóstoles lo mencionan a propósito del encuentro de Pablo con Aquila, un judío que acababa de llegar a Italia con su esposa Priscila (Hch. 18,2). Suetonio parece pensar que Cresto vivía en Roma en tiempos de la expulsión. No tiene por qué sorprendernos, ya que habla de aquellos sucesos unos 70 años más tarde y tan sólo conoce el cristianismo de lejos.
Plinio el Joven ( hacia el 61-115 )
La carta de Plinio el Joven a propósito de los cristianos fue escrita entre el 111 y el 113. Plinio se hallaba entonces en Bitinia, como legado del emperador. Se encontró allí con una situación que lo dejó bastante perplejo: muchos de sus habitantes eran cristianos. Plinio escribió al emperador para pedirle consejo. ¿Qué actitud había que adoptar ? la carta de Plinio contiene de paso algunos datos interesantes sobre el comportamiento de los cristianos: no son reos de ningún crimen; al contrario, se comprometen a no cometerlos; suelen reunirse un día fijo, de madrugada, para cantar salmos a Cristo como a un Dios.
Trajano respondió a su amigo Plinio para indicarle la actitud que adoptar. Le aconsejó rechazar las denuncias anónimas y le prescribió que castigase a los que seguían diciéndose cristianos.
Otros testimonios
A los tres nombres que acabamos de citar, podemos añadir otros testimonios:
• Dos cartas del emperador Adriano. La primera escrita hacia el año 125, ha sido conservada por Eusebio Cesarea. Trata de las reglas que seguir en los procesos contra los cristianos. El ,emperador la había dirigido al procónsul de Asia, Minucio Fundano. Una segunda carta, fechada en el 133 o el 134, y conservada por Flavio Vospicio, habla de la mezcla del cristianismo con el culto a Serapis, en Egipto. Tenía como destinatarioal cónsul Serviano.
• Una carta de Mara bar Serapión. Este estoico sirio dirigió una carta a su hijo Serapión, que estudiaba en Edesa. Desgraciadamente, es difícil señalar la fecha exacta: del siglo I al III. Se observará en esta carta el hecho de que á en esta carta el hecho de que rey sabio de los judíos, es decir Jesús, fue crucificado por ellos; la privación de su reino, alusuón probable a su estatuto después de la guerra del 66-70, guarda relación con la muerte de Jesús.
Este hecho constituye una de las primeras manifestaciones del tema del “castigo de los judíos”.
El escaso número de testimonios paganos exige un comentario. Se explica por el hecho de que, en el siglo I y a comienzos del II, el movimiento cristiano no había tomado todavía una amplitud suficiente para dejar literatura algo más que unas huellas ocasionales. Avanzando unas decenas de años más en el siglo II, vemos cómo cambian las cosas. Las críticas de Luciano contra el “sofista crucificado” (hacia el año 170) y sobre todo las de Celso, muy virulentas, muestran que el movimiento cristiano empieza a llamar seriamente la atención de los filósofos paganos.
Tácito
NERÓN Y LOS CRISTIANOS
Para acabar con este rumor (que atribuía el incendio de Roma al Emperador), Nerón tachó de culpables y castigó con refinados tormentos a esos que eran detestables por sus abominaciones y que la gente llamaba cristianos. Este nombre les viene de Cristo, que había sido entregado al suplicio por el procurador Poncio Pilato durante el principado de Tiberio. Reprimida de momento, esta detestable superstición surgía de nuevo, no sólo en Judea en donde había nacido aquel mal, sino también en Roma en donde desemboca y encuentra numerosa clientela todo lo que hay de más criminal y vergonzoso en el mundo. Empezaron pues a apresar a los que confesaban su fe ; luego, basándose en sus declaraciones, apresaron a otros muchos que fueron convictos, no tanto del crimen de incendio como de odio contra el género humano. No se comentaron con matarlos ; se ideó el juego de revestirlos con pieles de animales para que fueran desgarrados por los dientes de los perros, o bien los crucifican, los embadurnaban de materias inflamables y, al llegar la noche, ellos iluminaban las tinieblas como si fueran antorchas."
Anales, X, 44
Suetonio
LAS MEDIDAS TOMADAS POR NERÓN
Bajo el principado (de Nerón) se dictaron muchas condenas rigurosas y medidas represivas, así como reglamentos nuevos. Se puso freno al lujo ; se redujeron los festines públicos a distribuciones de víveres. (Nerón) prohibió que en las tabernas se vendiera ninguna clase de alimento cocido, salvo verduras y legumbres a pesar de que antes se exponían a la venta todo género de viandas ; persiguió a los cristianos, linaje de hombres entregados a una superstición nueva y maléfica ; prohibió las chanzas a los aurigas, los cuales, amparándose en una tolerancia que venía de tiempo, se arrogaban el derecho de vagabundear por toda la ciudad estafando y robando por vía de entretenimiento...
Vida de Nerón, XVI .
Mara Bar Serapion
CARTA A SU HIJO
¿De qué les aprovechó a los atenienses hacer morir a Sócrates, si pagaron aquella ejecución con el hambre y la peste? ¿Y los de Samos quemar a Pitágoras si su país se vio en un instante sepultado por completo por la arena? ¿Y a los judíos matar a su rey sabio, si a partir de entonces se vieron despojados de su reino? Porque Dios en su justicia vegó a estos tres sabios.
Los atenienses murieron de hambre, los samios se vieron tragados por el mar, los judíos perecieron o fueron desterrados y vivieron dispersos. Si Sócrates no ha muerto, ha sido gracias a Platón; Pitágoras, gracias a la estatua de Hera, el rey sabio, gracias a las leyes que dio.
Las Fuentes Judias
Los textos judíos sobre Jesús no son más numerosos. Lo esencial está contenido en dos pasajes de Flavio Josefo y en algunas alusiones del Talmud.
Flavio Josefo (37?-100)
Nacido hacia el 37-38, Josefo se vio mezclado muy de cerca en los acontecimientos de Palestina que condujeron a la guerra de los judíos contra los romanos. Participó activamente en ella y fue hecho prisionero. Se convirtió entonces en historiógrafo vinculado a la familia de los Flavios. Escribió la guerra de los judíos (publicada en griego entre el 75 y el 79, tras una primera redacción en arameo), Las Antigüedades judías (93-94), su Autobiografía (después del 95) y el Contra Apión (después del 100). En su obra, Josefo casi no habla de Jesús ni de los cristianos; lo hace sólo en dos pasajes de las Antigüedades, a los que hay que añadir un importante testimonio sobre Juan el bautista.
a) Santiago, hermano de Jesús, llamado el Cristo. Josefo narra así la muerte de Santiago: “ Anano reunió al Sanedrín de los jueces e hizo comparecer ante ellos a Santiago, el hermano de Jesús, llamado el Cristo, así como a algunos otros; los acusó de haber violado la ley y los entregó a la lapidación” ( Antigüedades, XX, 200). No hay razón alguna para suponer que las palabras “llamado el Cristo” hayan sido añadidas por algún copista cristiano. Semejante apelación entraba perfectamente en las categorías judías y Josefo podía entonces hablar de Jesús llamado el Cristo, sin pronunciarse personalmente sobre esta calificación.
• El “Testimonium Flavianum” o testimonio de Flavio sobre Jesús. Más problemas plantea este segundo texto de Josefo. Se encuentra en el libro XVIII de las Antigüedades.
El texto “recibido” oficialmente es el que cita Eusebio en su Historia Eclesiástica (I, 11) y en su Demostración evangélica (III, 3). Su autenticidad fue pronto muy discutida. En efecto, parece bastante extraño que un judío, fariseo, pueda reconocer en Jesús al Cristo. Orígenes (alrededor del 185-253) conocía los pasajes de Josefo sobre Santiago y sobre Juan Bautista, pero no menciona para nada el que se refiere a Jesús. La tradición manuscrita de las obras de Josefo se hizo en ambientes cristianos, y es legítimo suponer que el testimonio de Josefo, que no decía tanto, fuera “hinchado” y orientado en sentido cristiano.
Recientemente, el israelita Shlomo Pines ha llamado la atención sobre una versión diferente de este texto.
Se encuentra en la Historia Universal de Agapio, obispo árabe del siglo X. Su contenido es sensiblemente distinto. No se trata aquí de afirmar que Jesús era el Cristo; El texto dice prudentemente: “ quizás era el Cristo”.
Otras dos versiones de este mismo pasaje de Josefo se han señalado también en este sentido: la de san Gerónimo (342-420) en su De viris illustribus y la de la Crónica de Miguel el Sirio (siglo XII). La comparación de estas cuatro versiones resulta muy interesante. Da a entender con claridad que el texto primitivo de Josefo era sin duda menos afirmativo encuentro a la mesianidad de Jesús que lo que da a entender el texto de Eusebio. ¿ Es posible reconstruir el texto “autentico” de Josefo? Algunos lo han intentado. En todo caso, hay que reconocer que Josefo habla ciertamente de Jesús y de su mesianidad, aunque sin comprometerse en este punto de una forma tan personal como sugiere el texto de Eusebio
El Talmud
Después de la destrucción del templo, en el año 70, el judaísmo volvió a estructurarse en torno al movimiento fariseo, que fue el único. A lo largo de los dos primeros siglos, tras un intenso trabajo de colección de las tradiciones orales recibidas por los fariseos, se llegó a la formación de un código llamado la Misná ( comienzos del siglo III ). Fue obra de los doctores llamados tannaim (enseñantes). A partir de entonces, los doctores llamados amoraim (intérpretes) emprendieron el comentario a la Misná. Este comentario llamado Gemara fue añadido a la Misná junto con las tradiciones que habían sido omitidas por los tannaim (baraitot). Así se contituyó el Tamud, en su doble versión: el Talmud de Jerusalén, acabado en el siglo IV, y el de Babilonia, en el VI.
La presencia de Jesús en el Talmud está marcada por la discreción. Los doctores judíos no tenían la finalidad de ocuparse de él. El personaje se encuentra relativamente poco mencionado y los pasajes en que aparece son a menudo polémicos. Se le designa con su nombre de Yeshu de Nazareth, o también por la expresión “ése”.
Parece ser que sólo se refieren a él unos doce pasajes, todo lo más.
El más conocido de estos pasajes es una baraita del de Talmud de Babilonia, que data muy probablemente del siglo II, relativo a la muerte de Jesús. Favorece a la cronología adoptada por Juan: Jesús murió la víspera de pascua, y no en el mismo día pascual. También hay que señalar el hecho de que el heraldo habla de lapidación, mientras que a continuación el texto habla de que fue colgado. La lapidación era la sentencia en que incurrían los que practicaban la magia.
El hecho de que el heraldo anuncie una lapidación demuestra que el reproche que se le hace a Jesús se refiere a sus milagros y exorcismos considerados como prácticas mágicas. En cuanto al hecho de colgarlo, puede referirse también a la crucifixión, como se ve en los Hechos de los Apóstoles (5, 30; 10, 39) y en Josefo.
EL TESTIMONIO SOBRE JESUS EN LA VERSION DE EUSEBIO
Por este mismo tiempo, vivió Jesús, hombre sabio, si es que hombre hay que llamarlo, porque realizaba obras portentosas: era maestro de los hombres que recibían gustosamente la verdad y se atrajo no sólo a muchos judíos, sino tambien a muchos griegos. Este era el Cristo.
Habiéndole infligido Pilato el suplicio de la cruz, instigado por nuestros próceres, los que primero lo habían amado no cesaron de amarlo, pues al cabo de tres días nuevamente se les apareció vivo. Los profetas de Dios tenían dichas estas mismas cosas y otras incontables maravillas acerca de él. La tribu de los cristianos, que de él tomó el nombre, todavia no ha desaparecido hasta hoy.
Antigüedades, XVIII, citado en Eusebio, Historia eclesiástica.
EL TESTIMONIO SOBRE JESUS EN LA VERSION DE AGAPIO.
Por esta época, hubo un hombre sabio llamado Jesús, de buena conducta; sus virtudes fueron reconocidas, y muchos judíos y de otra naciones se hicieron discípulos suyos. Y Pilato lo condenó a ser crucificado y a morir. Pero los que se habían hecho discípulos suyos predicaron su doctrina. Contaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Quizás era el Cristo sobre el que habían dicho cosas prodigiosas los profetas.
Agapio, Hitoria universal.
EL TESTIMONIO SOBRE JESUS EN LA VERSION DE MIGUEL EL SIRIO.
Por esta misma época, vivió Jesús, hombre sabio, si es que puede llamársele hombre. Porque era autor de obras gloriosas y maestro de verdad. Y muchos entre los judíos y entre las nacioes se hicieron discípulos suyos. Se pensaba que era el mesías…
Miguel El Sirio, Crónica.
EL TESTIMONIO SOBRE JESUS EN VERSION DE SAN JERONIMO.
En esta época vivió Jesús, hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre. Efectivamente, era el autor de hechos admirables y maestro de los que reciben libremente la verdad. Además, muchos, tanto entre los judíos como entre los gentiles, se hicieron discípulos suyos, y se creía que era el Cristo…
( San Jerónimo, De viris illustribus.)
LA MUERTE DE JESUS EN EL TALMUD
La tradicíon refiere: la víspera de pascua colgaron a Jesús. Un heraldo fue delante de él durante cuarenta días diciendo: “Será lapidado por haber practicado la magia y haber engañado y extraviado a Israel. Que los que conozcan algún medio de defenderlo vengan y atestigüen en su favor”. Pero no hubo nadie que atestiguaran en su favor y por eso se le colgó la víspera de pascua.
B.T.B., Sanhedrín 43 a.
FUENTES NO BÍBLICAS
Fuera de los textos del Nuevo Testamento, hay toda una serie de documentos que la tradición cristiana no ha reconocido como fundadores y normativos. Estos documentos, llamados “ apócrifos”, es decir, ocultos, forman las fuentes no canónicas. Hay evangelios, Hechos, cartas y apocalipsis. Los evangelios pueden dividirse en tres grupos :
Evangelios judeo-cristianos: desgraciadamente, los conocemos sólo por citas que de ellos hacen los padres de la iglesia. Existían el Evangelio de los hebreos, el Evangelio de los ebionistas, el evangelio de los egipcios.
Con la pérdida casi total de estos documentos, desaparece una fuente de primer orden para el conocimiento de los ambientes judeo-cristianos. Un buen fragmento de un Evangelio de Pedro se encontró en el siglo XIX; se refiera a la pasión y la resurección; pude asimilarse al grupo, de evangelios judeo-cristianos y se le fecha en la primera mitasd del siglo II.
Evangelios más tardíos. Una serie de evangelios escritos desde el siglo II al siglo VI y más tarde todavía, presenta cierto interés para el estudio histórico de los ambientes que los vieron nacer. Pero son de poca utilidad para el historiador del siglo I. El Pronto-evangelio de Santiago, del siglo II. Se refiera a la infancia de Jesús; recoge incluso cosas anteriores a los relatos de Lucas y de Mateo, interesándose, por ejemplo, por la infancia de la Virgen María. Encontramos en él varios datos que todavía perduran en la piedad popular: el nombre de los parientes de la Virgen, el nacimiento de María, su infancia, su presentación en el templo en donde se educó.
• Escritos gnósticos. Algunos libros gnósticos llevan el nombre de evangelios. Los descubrimientos de textos gnósticos hechos en 1945 en Nag Hammadi (Egipto) permiten un estudio profundo de la litaratura. El Evangelio de verdad, el Evangelio de Felipe, el Evangelio según Tomás son ahora bien conocidos. Este último se presenta bajo la forma de 114 palabras o frases de Jesús. Plantea al historiador el difícil problema de los “agrapha”, es decir, de las palabras no escritas de Jesús. Algunas palabras del Evangelio según Tomás podrían reflejar efectivamente tradiciones muy antiguas que no recojen la tradición sinóptica o joánica.
EL EVANGELIO SEGÚN TOMÁS.
Se observarán fácilmente, en este extracto del evangelio de Tomás, los puntos comunes con la tradición evangélica:
Jesús dijo: ¡ Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de los cielos! Jesús dijo; El que no odie a su padre y a su madre, no podrá hacerse discípulo mío, y (el que) no odie a sus hermanos yhermanas y no lleve su cruz como yo, no será digno de mí. Jesús dijo. El que conoce el mundo ha dominado un cadáver y, si uno ha dominado un cadáver, de ése no es digno el mundo. Jesús dijo: El reino del Padre puede compararse con un hombre que tenía una buena semilla, su enemigo llegó de noche y sembró cizaña po encima de la buena semilla; el hombre no les dejó arrancar la cizaña y les dijo:
“No sea que arranqéis la cizaña y arranquéis el trigo con ella; el dia de la cosecha, aparecerá también la cizaña, se la arrancará y se la quedará”.
Palabras 54-57, en J.E. Ménard. L'évangile selon Thomas.
Las palabras no escritas de Jesús , o “ agrapha”
La palabra agrapha quiere decir “ no escritos”. Con ella se entienden las palabras “no escritas” de Jesús, o sea, las palabras consignadas de hecho en otros libros distintos de los cuatro evangelios canónicos.
Existen agrapha en Pablo (1 Cor 7, 10), en los Hechosde los apóstoles (20,35), pero también en el Talmud, de los padres de la iglesia, en los textos gnósticos y ahsta en algunos autores musulmanes.
El número de estos agrapha es importante. Joachim Jeremias ha emprendido su estudio sistemático: conseva sólo 21 que podrían ser auténticos.
UN AGRAPHON AUTÉNTICO.
En su libro Palabras desconicidas de Jesús, J. Jeremias considera como posiblemente auténtica esta palabra de Jesús que aparece en el Evangelio de Tomás (palabra 82), en Orígenes y en Dídimo:
“Quien está cerca de mí está cerca del fuego; y quien está lejos de mí, está lejos del reino”.
Las Fuentes Musulmanas: El Corán
Las azoras del Corán que hablan de Jesús plantean al historiador la cuestión de las fuentes con las que se relacionan esas azoras.
Muchos elementos relacionados con Jesús, el hijo de María, ofrecen realmente estrechos parentescos con, los evangelios apócrifos, como el Protoevangelio de Santiago o el Evangelio del Pseudo-Mateo.
El corán conoce por ejemplo el episodio de los pájaros de barro: “Os haré con barro algo que gtendrá como el aspecto exteriopr de un pájaro; luego soplaré sobre él y se convertirá en un pajaro con el permiso de Dios” (Azora 3, 49). Pues bien, el episodio del niño Jesús modelando pájaros de barro se encuentra en el evangelio del Pseudo-Mateo.
El Corán conoce la natividad de María, cuenta su infancia, tomando así las cosas mas allá de los evangelios canónicos de la infancia, como lo hacía ya el Protoevangelio de Santiago. Conoce los personajes de Zacarías y de Juan, habla de la anunciación, de la natividad de Jesús, hijo de María sin la intervención de un padre. La vida pública de Jesús, la elección de los discípulos, el mensaje anunciado: de todo ello ,se habla en el Corán. La muerte de Jesús presenta cierta analogías con la presentación que de ella hacen las literaturas gnósticas, según las cuales Jesús no fue realmente crucificado.
Los textos del Corán sobre Jesús plantean el problema, ya suscitado de los agrapha y de la eventual autenticidad de algunos de ellos. Lo cierto s que la imagen global que da el Corán de Jesús interesa ante todo a los que se preocupan por los primeros siglos y por los ambientes con los que estuvo en contacto Mahoma.
El historiador en busca de datos sobre el ambiente palestino a comienzos de nuestra era, en el que vivió Jesús, tendrá que acudir a ptras fuentes.
LA MUERTE DE JESÚS SEGÚN EL CORÁN.
Ellos dicen: “ciertamente, nosotros hemos matado al mesías, Jesús, hijo de María, enviado de Dios”; pero no lomataron ni crucificaron sino que a ellos se lo pareció. Quienes discuten y están en duda a cerca de Jesús no tienen conocimiento directo de él: siguen una opinión, pues cietamente no lo mataron.
Azora 4, vers. 157, cit. en J. Jomier.
Los que precedieron hablando de él, un tanto veladamente, mistérica y proféticamente :
“Antiguo de días” (Dan. 7, 22 )
“Emmanuel” (Is. 7, 14 )
“Padre Eterno” (Is. 9, 6 )
“Poder de dios” (Is. 9, 6 )
“Príncipe de Paz” (Is. 9, 6 )
“Consejero maravilloso” (Is. 9, 6 )
“Dios fuerte” (Is. 9, 6 )
“Siervo de Jahév” (Is. 42. 49. 50. 52 )
• Los que vivieron con Él, fueron viendo que él era :
“Más que Abraham” (Jn. 8, 53 )
“Más que Jacob” (Jn. 4, 12 )
“Más que Moisés” (Mt. 5 )
“Más que Jonás” (Lc. 11, 32 )
“Más que David” (Mt. 22, 45 )
“Más que Salomón” (Mt. 12, 42 )
“Más, incluso, que el Templo mismo” (Mt. 12, 6 )
Es extenso pero vale algo mas que hace al contexto de la epoca en la que podemos cituar sus dichos como claramente origu¡nales
Citas de
http://www.mercaba.org/FICHAS/Relat/jes ... e_la_e.htm
En medio de la gran disparidad existente en las investigaciones históricas sobre Jesús hay un dato que reúne un consenso amplísimo, el reconocimiento de una cierta marginalidad de Jesús que después se explica de diversas maneras. Está suficientemente claro que Jesús adoptó actitudes un tanto contraculturales, que suponían un cierto desafío a los valores hegemónicos
Para Jesús el Reino de Dios es una buena noticia; es un tesoro, cuyo descubrimiento llena de alegría. Es notable la diferencia con su maestro Juan Bautista que subrayaba el aspecto justiciero y amenazante de la venida de Dios.
Hay un aspecto muy importante que suele pasar desapercibido: la proclamación del Reino de Dios situado en su contexto histórico conllevaba necesariamente una carga de crítica respecto de la teología imperial. Por tal entiendo la ideología que sacralizaba las estructuras del Imperio Romano que absolutizaba la Pax Romana y divinizaba al emperador (Fears 1981). Esta teología imperial se encontraba por todas partes: en las monedas, en las inscripciones, en los monumentos, en las festividades y en las obras de los grandes autores. Proclamar el Reinado de Dios como valor central y supremo suponía una crítica radical de la ideología legitimadora del imperio que a los romanos no les podía dejar indiferentes. (Se explica así que San Pablo, que quiere extender el cristianismo por el imperio, elimine prácticamente la expresión Reino de Dios, que le hubiese acarreado un conflicto mortal para sus pequeñas comunidades a un nacientes).
Pero en Jesús es el alborear el Reino de Dios lo que le lleva a ver y valorar la realidad de una forma diferente. Así se explica que proclame bienaventurados a los pobres, a los que lloran, a los hambrientos. No, por supuesto, porque estas situaciones sean un bien en sí mismas, sino por todo lo contrario. En la medida en que el Reino de Dios se afirme, estas situaciones van a cambiar, lo que se traduce ya desde ahora en consuelo y esperanza.
El dinero no es señal de la bendición divina, como lo consideraba la teología rabínica, si no el mayor impedimento para entrar en el Reino de Dios.
Por lo que estaba en contra de todos
Jesús radicaliza aspectos de la ley. No basta con no matar, sino que hay que evitar otro tipo de agresiones menores e incluso los insultos. Pensemos también en la prohibición del divorcio. Esta enseñanza de Jesús parecía no tener paralelo alguno en el mundo judío de la época, pero se ha encontrado una doctrina muy similar en el Rollo del Templo (1 Q Rollo del Templo 57,17-19; TQ 223). En el Documento de Damasco se fundamenta la prohibición del divorcio en el orden primigenio querido por Dios en la creación (Documento de Damasco 4, 20-21; TQ 83), que es exactamente lo que hace Jesús (Mc, 10,5-9).
En la cuenta de esta radicalización ética hay que poner también la denuncia de tradiciones humanas que ocultan y desvirtúan la intención profunda de la Ley (Mc 7,8-13; Mt 23,23).
Relativizar los preceptos rituales y las normas de pureza era poner en peligro la identidad étnica que estos garantizaban. En efecto, como saben bien los antropólogos las normas de pureza son barreras que separan a los judíos de los demás pueblos, a la vez que suponen el control de los cuerpos de los miembros de Israel por parte de sus autoridades religiosas.
Algunos historiadores han creído posible definir a Jesús de forma muy neta y clara: un rabí (Flusser), un sabio (Borg, Crossan, Mack), un mago (M. Smith), un profeta (E. P. Sanders), un mesías revolucionario (Brandon), un carismático galileo (Vermes 1977), un apocalíptico (Ehrman)...
saludos