Pero lo más importante en este caso y que he omitido intencionadamente hasta ahora, no es ni mi testimonio ni mucho menos que eso, ni los argumentos que yo pudiera dar: es la opinión de los vecinos del lugar, los que vivían muchos años ahí y que sabían reconocer aviones porque entre otras cosas, tienen alas
Ese es un detalle que no debemos olvidar nunca.
Para llevar luces en el ala primero hay que tener alas !
La Villa Suiza queda en Santiago como dije antes, entre dos aeropuertos pero más que eso al lado del principal aeropuerto del pais, entonces llamado Aeropuerto Pudahuel. El aeropuerto Cerrillos que quedaba a la costa de la villa en cambio, era algo mucho menor en escala que no se puede comparar con Pudahuel en ningún caso, porque era un aeródromo grande solamente para uso privado mayormente. Hace un par de meses desapareció desmantelado.
La primera impresión de los vecinos que recogí al dia siguiente, fue que el objeto no llevaba alas y no emitía ruido alguno, además que no había viento ni luna tampoco (ojo con estos detalles para quienes deseen analizar estos casos):
"y además se dirigía a las 2 de la mañana hacia el aeropuerto Cerrillos, cuando a esa hora es el de Pudahuel el que está abierto".
Entonces la solución no es tan simple como decir que iba hacia un aeropuerto y punto, se trata de un avión por tanto, sino de qué aeropuerto estamos hablando.
Haaaa!!!! La experiencia enseña... Es la gran maestra de la vida...
Esa fué mi primera lección de ufología.
Como no había luna y yo era un pendejo que estaba viendo algo que nunca había visto, por lo tanto no tenía puntos de referencias en mis vivencias y tampoco tenía mucha luz para ver (porque para hacer cálculos hasta ahora que se sepa, el cerebro humano no necesita luz, sino pregúntenle a los ciegos de nacimiento), por supuesto que no podría hablar de haber hecho cálculos sino estimaciones que además, en gran parte fueron corregidas por los propios habitantes de la Villa al día siguiente, porque para estimar se necesita EXPERIENCIA, esa gran palabra.
Y ellos que llevaban 20 y más años allí escuchando y viendo veinte aviones diarios despegar a la hora de la siesta, en la mañana, en la noche, en en en en, entonces pudieron hacer preguntas bastante ilustradas:
¿Cómo vuela un avión sin alas? ¿Por qué no emitía ruido alguno de sus motores, si venía tan bajo hacia nosotros? ¿Por qué se fue hacia Cerrillos y no hacia Pudahuel...? ¿Por qué ...? ¿Por qué...? ¿Por qué...?
Ahí reside el gran secreto, que todos algún día vamos a develar porque en realidad, todos pasamos por dos etapas en la vida:
La primera de ellas es aquella en la que nosotros tenemos las respuestas a todo y la segunda es cuando empezamos a detenernos a pensar, a cuestionar nuestra supuesta comprensión de las cosas. Y entonces surgen los "Por qué".
Esa expresión autoescéptica que dejó Rembrandt en su autorretrato (1669), que lo dice todo en sus ojos.
En la primera etapa somos como el equipo que comienza un partido de fútbol, donde todos suponen que el rival es lo de menos porque es "pan comido" como decimos en Chile, está demás en la cancha porque aquí llegamos nosotros y el partido es nuestro! ¡Nosotros la llevamos porque somos lo último de lo más selecto!
Ni miramos al rival para qué si lo que importa es mirar la pelota!
Claro si Ockham decía que la explicación más sencilla es la más factible, para qué nos complicamos con analizar el rival, díganme para qué lado vamos nosotros y para dónde está el arco nomás y punto!
Lo demás no importa son tonteras del entrenador, que cuídate de esto, que ten prudencia con esto, que fíjate en eso y en lo otro, que la estrategia, que el pique rápido, nada de leseras yo sigo a Ockham y punto!
En la segunda etapa nos damos cuenta que pasó el primer tiempo y nada de nada, no le hemos apuntado mucho y aunque tampoco el rival ha encestado, el problema es que no me funcionan mis propias teorias y mi esquema tambalea.
Entonces releo a Ockham y me doy cuenta, que él estaba hablando desde el principio de 'teorias' desarrolladas y no de simples devaneos adolescentes...
Entonces Einstein tenía razón cuando decía, que las cosas debían explicarse simplemente "pero no más simples"... Pero yo no escuchaba a nadie ni a Einstein tampoco.
Y el partido avanza y estoy dando todo lo que puedo, pero empiezo a sentir el cansancio y ya no soy el mismo de antes... También tengo un rival al frente -la vida-, que nunca antes valoré y dimensioné en sus alcances reales...
Termina el partido y con la camiseta sudorosa y la transpiración entrecortada (por la 'deuda de oxígeno' diría un fisiólogo), por primera vez miro a los ojos a mi marcador, mi verdugo y mi maestro y veo en él también a un hombre cansado y transpirado hasta los huesos. ¡Un ser humano igual que yo!
La simpatía se apodera de mi a pesar del cansancio, pero no es necesario decir palabra alguna, él se ha acercado a mi y en un acto del todo inesperado se ha sacado la camiseta de su equipo y me la ofrece como reconocimiento. Hago lo mismo impresionado por el gesto de mi ex adversario...
De nada importa el resultado ni todo lo que tuve que vivir, lo único que importa es lo que llegué a Ser...