En la Epopeya del Mahabaratha, hay dos mujeres que son casi el tronco
fundamental de la historia, sin ellas, los hermanos Pandavas no tendrían
ese contrapunto para ser lo que fueron, cinco reyes hermanos, nacidos de una Reina llamada Kunti, y que se desposaron con una misma mujer
llamad Draupadi o Darupta.
Hoy traigo una historia muy hermosa, la de Kunti, la Madre de los Hermanos Pandavas, que hace el amor con un deva, y trae al mundo a
uno de los más grandes guerreros, RADHEYA, quien tiene una similitud
próxima a aquellas historias en que el niño es abandonado en las orillas
de un rio, y que es recogido y criado por una familia de baja casta, y al crecer un PANDAVA legítimo en aquellas condiciones, hace arder en su
corazón el fuego de la ira y de la envidia.
Este personaje camina por las páginas del Mahabratha arrastrando
una amargura y un resentimiento enorme, y tal vez sea uno de los personajes más intensos por su origen humilde y su vida opacada por la brillantez de sus hermanos.
En éste capitulo se narra la forma como la jovencita Kunti se encuentra con su deva ( * divinidad) y al quedar embarazada soltera, lanza al rio
a su primer hijo.
CAPITULO X EL HIJO DEL SOL.
El rey Sura era uno de los Virshnis. Tenía un hijo llamado Vasudeva(* El
padre legítimo de Krishna) y una hija llamada Pritha. Este rey tenía un
primo llamado Kuntibojha que no tenía descendencia, Sura lo amaba mucho por lo cual le entregó a su hija Pritha, para que la educase y la criase como si fuese su hija. Era una hermosa de dulces modales, por lo que se convirtió en el ser más querido de su padrastro, el cual le puso el nombre de Kunti.
Una vez el sabio Durvasa fue a la capital de Kuntibhoja. Era famoso en todo el mundo por la severidad de sus austeridades( * practicas para hacer renunciaciones y así ganar méritos espirituales, entre los hindúes)
y su fuerte genio. Quería pasar unos días en la corte del Rey, el cual
encargó a Kunti de que el sabio tuviera una estancia cómoda. A pesar de la dificultad de tal tarea, Kunti se desenvolvió admirablemente, por lo que el sabio se sintió muy complacido y quiso otorgarle un don. Durvasa la llamó a su presencia y le reveló un mantra(* es una palabra que repetida
da un don o una facultad espiritual) mágico con el cual podía conseguir que viniese a por ella cualquier Deva(* divinidad) en el que pensase mientras recitaba el mantra. Ella recibió el regalo con humildad y luego se marchó.
La niña, que apenas empezaba a ser mujer,no había entendido el significado profundo que le había dicho el sabio. Estaba muy contenta con su regalo, como un niño al recibir un juguete nuevo. Era de madrugada, y a través de las ventanas que daban al Oriente podía ver el sol elevándose sobre la aurora. El cielo tenía el color del oro líquido y las aguas del rio golpeaban plácidamente las murallas del palacio. Las aguas brillaban con tonos rojos y dorados refrescando los rayos de la alborada.
La escena conmovió el corazón de la niña, la cual estaba absorta ante tanta belleza. Y por un momento pensó lo maravillosa que sería que el sol estuviera allí a su lado. En ese momento se acordó del mantra que le había dado el Gran Durvasa, y la niña como jugando en su ingenua ignorancia,unió sus manos con las plantas hacia arriba como una flor de loto, e invocó al sol recitando el mantra que había aprendido.
Cuando abrió los ojos contempló ante ella un milagro. Los rayos del sol crearon un sendero de luz a lo largo de la superficie del rio cegando a la jovencita con su brillo, y el sol mismo apareció junto a ella. Allí estaba mirándola con una sonrisa juguetona. Kunti estaba muy complacida con el éxito de su invocación, y sonrió muy feliz dando palmadas de alegría.
El sol, aún soriente le dijo:
- " Es evidente que no has comprendido el verdadero significado de las
palabras del sabio cuando te enseñó el mantra. Te dijo que cualquier dios
al que invocaces vendría a por tí. Eso significa que el dios vendría a tomarte y darte un hijo tan bello como él mismo."
Kunti se quedó confusa sin saber qué decir:
- " Yo no pensé que fuera así. Por favor, perdóna mi ingenuidad y vete para salvar mi reputación.