Desde los albores de los tiempos, el hombre ha tenido miedo. Miedo de los fenómenos meteorológicos, de los depredadores, de la muerte. Miedo. Amenazas a su integridad física o psíquica han proliferado a su alrededor, y han sido cada vez más interiorizadas para conformar las estructuras del terror. Es el terror lo que nos mueve a actuar, el terror lo que nos impide actuar, el terror lo que nos motiva y nos atormenta. Nos persigue en nuestros sueños y en nuestra vigilia. Y no hay mejor forma de expresar nuestro miedo, y con ello intentar sacarlo de nosotros, que crear expresiones de terror. El arte, la religión, la cultura deben parte de su lenguaje al miedo. Mediante estos medios permitimos que el miedo se convierta en algo banal (y por tanto disfrutable), que se convierta en algo fuera de nuestro mundo (y por tanto más ajeno), que se convierta en algo soportable.
¿Y qué mejor forma de manifestar nuestro temor de forma gráfica que los MONSTRUOS? Los monstruos son todo aquello que tememos. Son engendros que viven en una realidad particular, no en la nuestra. Son entidades que llevan implícita la forma de acabar con ellas. Nos permiten identificar la fuente de nuestro miedo, y erradicarla mediante los antagonistas heroicos que acompañan sus historias. Cada monstruo expresa una parte de nosotros que no deseamos ver, pero con la que necesitamos luchar. Aquí hay un pequeño manual de los más relevantes, donde encontraréis la forma de luchar contra ellos y los instrumentos (es decir, las películas) que podéis utilizar para enfrentaros a vuestro TERROR.