Conan el bárbaro

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Conan el bárbaro

Notapor angel alvarez » Jue Ene 19, 2006 7:34 am

Conan nació en la mente de uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.

Antes de entrar en el mito, progongo al lector entrar en la mente de su autor.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_E._Howard

Robert Ervin Howard (22 de enero de 1906 - 11 de junio de 1936) fue un escritor de aventuras históricas y fantásticas, publicadas principalmente en la revista Weird Tales en los años 1930.
Nació en Peaster, Texas (Estados Unidos), hijo de Isaac Mordecai Howard y Hester Jane Ervin Howard. Su familia vivió en varios lugares del sur, este y oeste de Texas, además del oeste de Oklahoma, antes de asentarse en Cross Plains en el centro de Texas en 1919.
El era esquizofrenico, no estaba bajo medicacion, de hecho el estaba encerrado en su casa con todas las ventanas y puertas bien selladas porque creia que el pueblo donde vivia conspiraba contra el para matarlo. Un hecho curioso de su enfermedad fue cuando el empezo a escribir Conan, fue un dia por la noche, un hombre fuerte con el pelo largo y con un gran hacha se le aparecio enfrente de el y le dijo " si no empiezas a escribir sobre mi ahora mismo te parto en dos con mi hacha " y entonces fue cuando empezo a escribir sobre el. Todas las noches Conan volvia para asegurarse que el seguia escribiendo.
Escribió historias de varios géneros, pero su creación mas importante es el gigante bárbaro Conan, cuya primera aparición fue en El Phoenix sobre la espada en diciembre de 1932. Sus otros personajes incluyen el rey Kull de Atlantis, el aventurero puritano inglés Solomon Kane, y el jefe picto Bran Mak Morn, que lucha contra la invasión romana en Britania. Además creó a la guerrera Red Sonja, aunque la mayoría de los aficionados la conocen de distinta manera de como la concibió Howard.
También escribió ficción histórica. Por ejemplo, su historia Las puertas del imperio envuelve un personaje de ficción entre las luchas de Shirkuh, Shawar y Amalarico por el control de Egipto, terminando la historia con una de las famosas batallas de Saladino en primavera de 1167.
La prosa de Howard es directa, colorida y excitante, más que sutil y literaria, y procura más entretener que instruír, pero no sin sofisticación. Howard habla de mundos donde generalmente la mejor solución a los problemas es la violencia, y donde a menudo el oro, las joyas, y las mujeres hermosas son la recompensa del héroe.
Howard coincidió con otros autores de la época como Lovecraft and Clark Ashton Smith que influyeron de alguna manera en su obra.
El 11 de junio del 1936 sobre las 8 de la mañana, después de entrar en coma su madre debido a la tuberculosis, Howard se sentó en la parte delantera de su coche y se disparó en la cabeza con un colt 38 y murió a las 4 de ese día. Su madre murió al día siguiente, compartiendo el fueneral el 14 de junio. Fueron enterrados en el cementerio de Greenleaf en Brownwood.
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Notapor angel alvarez » Jue Ene 19, 2006 7:41 am

El mito de Conan es posible que sólo sea una alucinación de un esquizofrénico que no sabe separar lo real de la alucinación. Pero esa es la naturaleza del mito, una alucinación más real que la vida misma. Una alucinación llena de simbología y verdad vestida con el velo de la imaginación.

Fuente: http://www.acropoliscordoba.org/Fondo/conan.asp

CONAN Y EL HUNDIMIENTO DE LA ATLÁNTIDA
Autor: José C. Fernández

El escritor de Texas, Robert Edwind Howard, alumbró al personaje de Conan en la década de la Gran Depresión norteamericana. El nos describe en qué arrebato de inspiración fueron naciendo una a una las decenas y decenas de narraciones que configuran a este personaje mítico: “Si bien no llegaré tan lejos como para afirmar que los relatos son inspirados por espíritus o poderes que existen realmente- aunque tampoco me opongo a negar nada categóricamente- en ocasiones me he preguntado si sería posible que ciertas fuerzas ignoradas del pasado o del presente- o incluso del futuro- actuasen a través de las acciones de los seres vivos. Esto se me ocurrió cuando me hallaba aplicado especialmente a escribir las primeras historias de la serie de Conan. Recuerdo que durante varios meses estuve totalmente falto de ideas, incapaz por completo de producir algo publicable. Luego ese hombre, Conan, pareció crecer de improviso en mi mente, sin gran esfuerzo por mi parte, y un aluvión de relatos fluyó de mi pluma- o de mi máquina de escribir, mejor dicho- con gran facilidad. Y no parecía desarrollar mi fantasía, sino narrar sucesos que habían ocurrido. Un episodio sucedía a otro con tal rapidez que yo apenas podía mantener el ritmo. Durante varias semanas no hice otra cosa que escribir las aventuras de Conan. El personaje tomó plena posesión de mi mente mientras escribía su historia. Cuando deliberadamente tuve la intención de escribir sobre otros temas, no pude hacerlo”. Robert E. Howard en sus historias de Conan localiza a este héroe en una imaginaria Edad de Hiboria, hace aproximadamente 12.000 años, entre el hipotético hundimiento de la Atlántida y los albores de nuestra historia. Buen conocedor de las tradiciones platónicas y teosóficas al respecto, narra el ocaso y disolución de cientos de formas civilizatorias después del hundimiento del último resto de la Atlántida, Poseidonis. Para las tradiciones esotéricas nuestra historia emerge desde la muerte y olvido de miles de otras culturas que abarcan un periodo de varios centenares de miles de años y de las que carecemos apenas de fragmentos conocidos e identificados, como no sean los mitos y leyendas y las frecuentes alusiones directas o indirectas al continente sumergido de la Atlántida.

Nuestro escritor lee en sus “inventadas” Crónicas Nemedias fragmentos de una historia olvidada: “Sabe, oh príncipe, que entre los años en que los océanos anegaron Atlantis y las resplandecientes ciudades, y los años de aparición de los hijos de Aryas, hubo una edad no soñada en la que brillantes reinos ocuparon la tierra como el manto azul entre las estrellas”. Es en este periodo que debemos imaginar a Conan guerreando y combatiendo a monstruos y engendros creados por la Naturaleza o por la magia atlante- aún viva- en los momentos de crisis y disolución para la Humanidad. Nuestro héroe se comporta como un Hércules que en sus distintas pruebas debe extinguir las fieras aún vivas de un mundo extinto. O como el héroe Gilgamesh, que también los textos súmeros emparentaban con dinastías reales de origen Atlante.

El vigor y belleza del estilo de Howard, no sólo en las narraciones de Conan, sino también en las de otros personajes nacidos de su “imaginario” , son prodigiosos. Las historias no aparecen “construidas” ni tejidas enlazando los argumentos, sino más bien leídas de archivos ocultos de la naturaleza; tal es la viveza que muestran y que si nos obligan a compararlo con otro escritor de “magia y espada”, sólo podríamos hacerlo con el Tolkien del Señor de los Anillos. Sabemos que los paradigmas literarios fluyen y refluyen y que las academias que “premian” a unos u otros autores no siempre aciertan ni coinciden con la voluntad de la Naturaleza. Y que los tocados por el dedo de Dios, aunque ignorados o no en las universidades, poco a poco van abriéndose camino y son cada vez más aclamados y leídos por generaciones y generaciones. No es la aclamación de los “best sellers”, aclamación digitada desde los mass media, y que pierde efecto cuando dejan de ser esforzadamente venteados al público. Sino la aclamación de los pueblos, de los miles y miles, como una campana donde resuena poderosa el badajo de sus obras y de su inspiración, es la “vox populi” donde se eleva clamorosa y ferviente la “vox Dei” Así y no de otro modo ha ocurrido con libros como el Principito, Juan Salvador Gaviota, el Señor de los Anillos, Conan y ahora con los libros de Harry Potter. Libros que aparte de narrar hechos de un mundo desconocido, responden a una necesidad histórica, a una necesidad humana, a un anhelo profundo e impostergable de la conciencia.

No encontraremos en las obras de Howard ni la metáfora fácil ni un culto a lo decadente y a lo que se pudre; tampoco un preciosismo literario que difumine el vigor de aquello que se quiere expresar. José Rubio Sánchez, en un excelente trabajo de investigación sobre Howard y sobre el personaje de Conan, trabajo que adjuntamos en esta página web, ha recordado las páginas que In Memoriam, le dedicase H.P. Lovecraft y que trazan en líneas maestras el estilo de su prosa y de su poesía: “La poesía del señor Howard (extraña, belicosa y aventurera) no era menos notable que su prosa. Poseía el auténtico espíritu de la balada y la épica y se hallaba marcada por el latido de la rima y una poderosa imaginería del temple más inconfundible y personal” . Y es que, como este investigador ha destacado Howard - que por pudor no lo dice- habla en justicia y sin duda de sí mismo cuando escribe: “Los pequeños poetas cantan de cosas pequeñas; de esperanzas, de alegrías y fe; de pequeñas reinas y reyes de juguete, de amantes que se besan y se unen, y de modestas flores que se cimbrean al Sol. Los grandes poetas escriben con sangre y lágrimas y agonía que, como las llamas, devoran y arrasan. Alcanzan la ciega locura con sus manos, en la noche; sondean los abismos que representan la muerte; se arrastran por golfos donde serpentea la locura y locas y monstruosas pesadillas que quieren destruir el mundo”.

Howard escribió o esbozó más de dos docenas de relatos de Conan, de los que se publicarían dieciocho durante su vida o poco después de su muerte. Fragmentos póstumos serían completados por otros autores y amigos suyos como L.Sprague de Camp y Lin Carter. Howard reconstruye en su imaginación cómo estarían configuradas las tierras que luego serían Europa, Asia y Africa antes del último gran cataclismo- ocurrido según Platón hace 11.500 años. Recrea nombres de ciudades, escenarios, costumbres, cultos, armamentos, extraños conocimientos de magia, etc en esta especie de mapa imaginario y es evidente que aquí lo mezcla todo sin ningún pudor. Pero es que tampoco quiere- de ningún modo- comportarse como historiador, sino crear un cuadro que le sea útil para el torrente de inspiración y de aventuras que suponen las andanzas de su héroe. Hay muchos elementos de sus narraciones que no coinciden con lo que refieren las tradiciones esotéricas, pero hay otros que alcanzan tal precisión en los detalles y profundidad en sus planteamientos y descripciones, que no pueden sino dejar estupefacto al lector avisado. Como por ejemplo, este fragmento de su ensayo “Edad Hyboria” relacionada con los escenarios y tradiciones en que se entronca la existencia de Conan: “Naciones enteras desaparecieron de las aguas...El reino continental de los atlantes, a semejanza del anterior, pudo escapar de la destrucción y hasta él llegaron en barcos millares de hombres de la misma raza procedentes de las tierras que habían quedado sumergidas...Entre los montes boscosos del noroeste vagan bandas de hombres –monos carentes de lenguaje humano, que no conocen el uso del fuego ni utilizan herramientas. Son descendientes de los atlantes, hundidos de nuevo en el penoso caos de la bestialidad selvática de donde en épocas pasadas sus antecesores habían logrado salir con tantas dificultades...”

Yes que una de las enseñanzas que nos recuerda Howard en sus obras de Conan es la del ascenso del hombre desde su estado animal por un conocimientos e impulsos divinos procedentes desde las más altas esferas; y por un esfuerzo humano en asimilar el fuego mental recién nacido. Pero también enseña Howard que cuando no se vela y se protege esta condición humana, este fuego espiritual, esta dignidad enraizada en lo profundamente moral, que es lo mismo que decir en lo profundamente humano, el hombre puede degradarse en una especie de alquimia inversa. Alquimia satánica que mutando y degradando las almas, muda y degrada las formas que la cobijan; y los seres humanos pueden convertirse primero en humanoides amorales, y luego, cuando el caos disuelve las formas civilizatorias, en bestias carentes de razón y de lenguaje, “hombres- mono carentes de razón y de lenguaje, que no conocen el uso del fuego ni utilizan herramientas”

No podemos sino compararlo- es evidente que Howard conocía estas enseñanzas, ya que su madre era teósofa y conocedora, por lo tanto, de las mismas- con otros fragmentos que Helena Petrovna Blavatsky recopilase de textos del Kangyur y el Tangyur, el canon religioso tibetano, unidos a comentarios esotéricos de archivos ocultos que a finales del siglo XIX estaban bajo la custodia del Panchen Lama en su Escuela Esotérica de Tsi- Ga-Tse. Los textos religiosos en que se exponen estas mismas enseñanzas de un modo velado salieron a la luz en la década de los setenta, los comentarios esotéricos siguen sin conocerse, salvo los fragmentos enseñados por Blavatsky.

Podemos también enumerar algunas de las tradiciones y conocimientos de magia que se han atribuido a los Atlantes, algunas de ellas mencionadas ya por Platón y otros autores clásicos; y otras procedentes de la tradición teosófica: Por ejemplo el trono de piedra negra, tallado sobre un peñasco monolítico en “El Ser de la Cripta”, es atlante. Y es atlante también el gigante, un rey, o un gran guerrero, dice Howard, que sobre este trono está sentado y que se enfrenta a Conan.
Es también atlante la llamada Torre del Elefante, en el cuento del mismo nombre y en que, por cierto, se describe una torre similar a la de Isengard del Señor de los Anillos. Y donde el curioso personaje de Yag, con cabeza de Elefante para evocar al dios hindú de la sabiduría Ghanesa, procedente de una estrella lejana, dice:

“Contemplamos cómo los océanos se alzaban y sumergían Atlantis, Lemuria, las islas de los Pictos y las brillantes ciudades de la civilización. Luego vimos a los supervivientes de los reinos de los pictos y de Atlantis construir su imperio de la Edad de Piedra, y después volver a la ruina entre guerras sangrientas. Vimos a los pictos hundirse en los abismos del salvajismo, a los atlantes regresar al nivel de los monos”

Personaje este Yag, que encadenado a su cuerpo por la magia negra, le suplica a Conan que le libere con estas palabras: “La vida del hombre no es la vida de Yag, ni la muerte humana es la de Yag. Libérame de esta destrozada caja de carne ciega, y volveré a ser de nuevo Yogah de Yag, el refulgente, el precozmente coronado, con alas para volar, pies para danzar, ojos para ver y manos para acariciar”

Es también del orgullo atlante ciertos comportamientos y palabras en boca de Conan, como cuando afirma: “El día en que no pueda sostenerme solo, será el día de mi muerte”. En la obra “La Mano de Nergal” , uno de los escritos más bellos y misteriosos de la saga de Conan, no es difícil reconocer en los gigantescos vampiros semietéreos, heraldos del más indescriptible terror, a los Magdull o cabalgaduras de los Señores de las Sombras, del Señor de los Anillos. Aquí combaten las fuerzas desatadas de dos talismanes mágicos, talismanes que parecen encontrarse y reencontrarse en distintos momentos de la ciclos históricos del Hombre, talismanes que encubren poderes y combates para los que los asuntos y los corazones humanos son tan sólo, escenarios. Aquí se enfrentan la Mano de Nergal que cristaliza y expresa la raíz misma de las sombras que se arrojan sobre el Alma humana, y el Corazón de Tammuz, que reúne en sí y libera la esencia misma de la bondad y de lo luminoso y lo puro, como destilado alquímicamente de la esencia y luz de las estrellas más lejanas. Talismanes que se buscan para combatir entre sí, talismanes para quien los hombres que lo portan son tan sólo sus apoyos en la tierra. ¡Sumerjámonos en la imaginación de Howard!:

“La Mano de Nergal emitía una fulgurante radiación maligna y oscura, como el brillo del ébano pulido. El hedor del infierno era su aroma, y el frío del espacio interestelar era la estremecedora sensación de su contacto. Ante su avance las llamas de las antorchas se debilitaban. El fulgor oscuro aumentó y fue emitiendo unos ondulantes tentáculos de negrura radiante.
Pero del Corazón de Tamuz se alzaba un halo de gloria dorada que formó una nube cegadora de fuego ambarino. El calor de un millar de arroyos cálidos fluía de la piedra contrarrestando el frío glacial, y unos rayos de intensa luz dorada surgieron hacia la oscuridad de Nergal. Las dos fuerzas cósmicas se encontraron y lucharon(...)
La neblina dorada de Tamuz era ahora un resplandor gigantesco, de brillo cegador, que tomaba una forma humana semejante en magnitud a los colosos de piedra que manos olvidadas habían tallado en los montes de Shem en épocas pretéritas.
La oscura fuerza de Nergal también alcanzaba dimensiones ciclópeas. Era ahora como un ser brutal, deforme, corcovado, parecido a un enorme simio. En su bestial cabeza brillaban dos ojos verdes, rasgados y malignos...”

En esta historia también es notable la aparición de dos esferas que permiten ver a la distancia, esferas que ya describiera Blavatsky como pertenecientes a la ciencia atlante y que también en el Señor de los Anillos se convierten en protagonistas...
Forman parte también de la magia atlante las estatuas animadas, gigantescos ídolos en piedra o metal, que según, por ejemplo las narraciones egipcias, determinaban con sus movimientos quien iba a ser el faraón. Platón en uno de sus Diálogos, dice que en la antigüedad era necesario encadenar las estatuas de los dioses para que no se moviesen, y desde luego no nos es fácil saber a que se refiere el sabio griego. Howard desarrolla magistralmente este tema y en el fértil terreno de su imaginación le es fácil dotar de vida a los ídolos gigantescos a los que debe enfrentar nuestro héroe. Siempre queda la duda y como dice Shakespeare en Hamlet, hay más cosas en la realidad de las que pueda soñar nuestra filosofía, y ante lo que se conoce, sea cuanto sea siempre se extenderá el abismo de lo que se ignora.

Y si extrañas y admirables nos resultan algunas de las historias de Conan, cuando Howard mismo quiere superar aún lo admirable para llegar a la tierra de lo increíble, él mismo difumina la certeza de la historia haciendo creer que ha sido sólo un sueño. Esto ocurre con una de las historias más bellas e inspiradas de la pluma de Howard. Después de combatir en una batalla sangrienta, Conan persigue, uno no sabe sino en más allá de la vida, o en un estado de ensoñación a “la Hija del Gigante de Hielo”. Parece una Walkirya que ha descendido en el campo de batalla para recoger y llevarse al Walhalla al más bravo de los héroes. De ensoñación es el siguiente diálogo, donde ella dice:
“Mi pueblo se encuentra más allá de lo que tú puedes recorrer andando, Conan de Cimeria-declaró ella, y volvió a reírse.
Después extendió los brazos y se balanceó delante de él, con la cabellera oscilando sensualmente y los ojos brillándole entre las sedas de sus pestañas.
¿Soy o no soy hermosa, extranjero?
Lo eres, tanto como el alba que juega desnuda sobre las aguas del manantial- murmuró Conan, y su mirada se hizo intensa como la del lobo(...)
Cuando el sol se hubo puesto, el cielo refulgió por encima de la cabeza de Conan con extrañas combinaciones de luces y de colores. Ahora la nieve tenía un brillo fantasmal; tan pronto era azul, como carmesí o de un frío tono plateado. A través de aquel reino fluctuante de magia siguió Conan avanzando con inquebrantable determinación, envuelto en una neblina sutil, en la que la única realidad era el blanco cuerpo que bailaba sobre la nieve más allá de su alcance..., siempre más allá de su alcance”

Otra historia memorable es “La Reina de la Costa Negra” donde Conan halla a quien será su gran amor, aunque un destino trágico pronto se abata sobre su mujer guerrera, Belit. En las supuestas Crónicas Nemedias leemos, en la canción de Belit ( que significa “La Señora”):
“Creedme, los verdes brotes se despiertan en primavera,
y el otoño pinta las hojas de sombrío fuego.
Creedme, yo aún conservo virginal mi corazón,
Para derramar sobre un hombre mis cálidos anhelos”

Sensual, imperiosa y vivaz la danza de Belit, “La Reina” danza con que se une amorosamente a Conan, en una descripción que hubiese servido, por sí sola para merecer un Nobel de la Literatura; pero ya sabemos que son las multitudes y los corazones sencillos, antes que las academias, quienes reconocen la llama del genio:
“-¡Lobos de mar azul, contemplad la danza del apareamiento de Belit, cuyos padres fueron reyes de Asgalún!
Y danzó como un torbellino en el desierto, como una vivaz llama, como el impulso de la creación y de la muerte. Sus blancos pies rozaban suavemente la cubierta empapada de sangre, y los moribundos olvidaron sus heridas, mientras contemplaban la danza de la joven. Entonces, mientras las estrellas asomaban tenuemente a través del terciopelo azul del anochecer, haciendo de su cuerpo una borrosa llama marfileña, Belit lanzó un agudo grito y se arrojó a los pies de Conan. El ciego deseo del cimerio le hizo olvidar el mundo, cuando estrujó la esbelta figura blanca contra las negras placas de su coraza”

Son también hechicería de origen atlante los encantamientos que musitando misteriosas melodías, trazando figuras geométricas en el suelo y derramando especies y perfumes permiten convocar a los genios de la naturaleza, algunos de ellos pavorosos si los viésemos o pavorosos si se hiciesen ver, como el que se describe en la historia de “Un Hocico en la Oscuridad” y en otras historias de Conan.
En definitiva todas las historias de Conan muestran la victoria del individuo, del héroe, sobre todo aquello que degrada y masifica, como si el héroe fuera el duro metal de una espada que forja el destino a través de las dificultades, como si el héroe, o sea, el ser interior, fuera como la espada que Howard describe en su “El Ser de la Cripta”:
“Luego, la mirada de Conan se detuvo en la gran espada que descansaba puesta de través sobre las rodillas huesudas del gigante. Era un arma estremecedora, un mandoble con hoja de más de un metro de largo, hecha de hierro azulado, y no de cobre o de bronce, como cabría esperar por la antigüedad de los restos. Bien pudo haber sido una de las primeras armas de hierro que empuñó la mano de un hombre(...)
Cogió la espada y apreció su peso. Era tan pesada como el plomo; un arma de edades pretéritas. Tal vez algún fabuloso héroe la había empuñado; un legendario semidiós como Kull de Atlantis, rey de Valusia en los tiempos en que Atlantis aún no se había hundido bajo la inquieta superficie de los mares...
El muchacho blandió la espada sintiendo que su espíritu se henchía de poder y que su corazón latía más aprisa con el orgullo de aquella posesión. ¡Dioses, qué arma!¡Con semejante espada no había destino, por muy alto que fuese, al que no pudiera aspirar un guerrero!¡Con aquella espada hasta un joven bárbaro que había llegado semidesnudo de las rudas tierras cimerias podía abrirse camino a través del mundo y vadear ríos de sangre hasta alcanzar un lugar entre los más altos reyes de la tierra!
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Notapor angel alvarez » Jue Ene 19, 2006 7:47 am

Lo primero fueron los libros, en los años 30. Luego llegaron los cómics, ya que Conan parecía hecho a medida de ellos. Y por último, la pelicula rodada en España.
De los cómics, hay series que respetan el original. La película cambia muchos detalles de los libros y de los cómics, pero el resultado final respeta la esencia de las novelas y no contradice la figura de Conan. No sólo eso, sino que la película es más una ópera que un fotomontaje, es poesía pura, es esencia de profundidad. Es una obra maestra del cine, y la banda sonora, digna de representarse en los auditorios y palacios de la música.

Y lo realmente verdadero de la película es el enigma del acero. El hierro se mezcla con carbón. Se funde. Se le da forma. Nace el acero.

Y en su nacimiento, es golpeado con el martillo y el yunque. Con cada golpe, se endurece, absorbe la energía de los impactos. Aparecen los conceptos que definen al acero: Dureza, fragilidad, ductilidad, elasticidad, resistencia, remanencia, templanza, resiliencia, ...

Un acero demasiado duro es como el cristal. Con un nuevo impacto se rompe, se vuelve frágil. Necesita de la elasticidad para disipar la energia sobrante. Un acero demasiado elástico y flexible no tiene resistencia para soportar la carga. Un acero demasiado resistente no es ductil, no se deforma poco a poco, avisando de lo que ocurre. Un acero ductil se deforma, dejando un remanente endurecido e indeformable. Un acero endurecido ha de templarse, conocer el frío y el calor. El acero templado tiene un concepto nuevo, la resiliencia. La capacidad de absorber impactos sin romperse.

El acero encierra el enigma. No es nada sin la mano que lo maneja. El acero ha de estar equilibrado. El peso de la hoja ha de ser el mismo que el de la empuñadura. La unión de la hoja y la empuñadura no debe tener filo, para absorber los impactos.

El enigma del acero se lo desvela la Serpiente a Conan, en la montaña hueca, antes de ser crucificado y muerto.

(Frases de la película de Conan el bárbaro)

OFF: Eso que no nos mata nos hace mas fuertes. Friedrich Nietzsche.

Padre de Conan: El fuego y el viento vienen del cielo, de los dioses del cielo, pero Dios es Crom, Crom que vive en la Tierra. Antes los gigantes vivian en la Tierra, Conan, y en la oscuridad del caos, engañaron a Crom. Y le arrebataron el enigma del acero. Crom se irritó, y la Tierra tembló. El fuego y el viento derribaron a aquellos gigantes y arrojaron sus cuerpos a las aguas. Pero en su ira los Dioses olvidaron el secreto del acero y lo dejaron en el campo de batalla. Nosotros lo encontramos, solo somos hombres, ni dioses ni gigantes, solo hombres. Y el secreto del acero siempre ha llevado consigo un misterio, tienes que comprender su valía, Conan, tienes que aprender su disciplina. Porque en nadie, en nadie de este mundo puedes confiar, ni en un hombre ni en una mujer ni en una animal. En esto (su espada) si puedes confiar.

Mako (OFF): Ya no le importaba. La vida o la muerte, le daban igual. Tan solo las nubes estarían allí para recibirle con esplendor y gloria. Empezó a comprender cuál era su verdadero poder.

Mako (OFF): Pero siempre, y por encima de todo, estaba la disciplina del acero.

General: Yo temo que mis hijos jamás lleguen a comprenderme, pero nuevamente, hemos ganado. ¡Esta bien! ¿Qué es lo mejor de la vida?
Mongol: La extensa estepa, un caballo rápido, halcones en tu puño, y el viento en tu cabello.
General: ¡Mal! Conan ¿qué es lo mejor de la vida!
Conan: Aplastar enemigos, verles destrozados, y oir el lamento de sus mujeres.
General: ¿Habeis oido? Eso está bien.

Bruja: Dijeron que vendría, del norte, un hombre de gran fuerza... conquistador. Un hombre que algún día sería rey por sus propios méritos. Uno que aplastaría a todas las serpientes de la Tierra
Conan: ¡Serpientes! ¡Has dicho serpientes!
Bruja: ¿Qué es lo que buscas?
Conan: Un estandarte, un símbolo, en un escudo, dos serpientes juntas, ¡efrentándose! pero son una.
Bruja: ¿Acaso con el sol y la luna debajo? Sol negro, luna negra
Conan: Si
Bruja: Eso tiene un precio, bárbaro

Conan: ¿A que dioses rezas?
Subotai: Rezo a los cuatro vientos, ¿y tu?
Conan: A Crom, pero le rezo muy poco, no me escucha
Subotai: ¿Entonces para que te sirve? Es lo que yo siempre he dicho.
Conan: Si muero, tengo que comparecer ante él, me preguntará cual es el secreto del acero. Si no lo se me echará de Valhalla y se reirá de mi. ¡Ese es Crom! ¡Fuerte en su montaña!
Subotai: Mi dios es más fuerte...
Conan: Jaja, Crom se rie de los cuatro vientos. Se rie desde su montaña.
Subotai: Mi dios es más fuerte. Es el cielo eterno. Tu diós vive bajo él.

Valeria: Que vaya a los fuegos del infierno Thulsa Doom. El es malo, un brujo que convoca a los demonios. El único objetivo de sus seguidores es morir a sus servicio. Hay miles de ellos. Esa montaña del poder en la que vive es inexpugnable. He hablado con Subotai y lo confirma ¡Aceptemos lo que tenemos! Yo nunca había tenido tanto como ahora. Toda mi vida he estado sola. Me he enfrentado a la muerte sin tener un motivo por el que luchar. Yo miraba muchas veces en las cabañas y en las tiendas de los demas, y veía figuras abrazadas en la noche... siempre pasaba de largo... ¡Conan!, tu y yo tenemos cariño. Eso es dificil de encontrar en este mundo. Cojamos al mundo por el cuello y hagamos que nos de lo que deseamos.

Thulsa Doom: Debió ser cuando era más joven, en otro tiempo, muchacho, yo buscaba el acero. El acero significaba para mi más que el oro o las joyas.
Conan: El enigma... del acero.
Thulsa Doom: Si, tu sabes lo que es, ¿verdad muchacho? ¿Te lo digo? Es lo menos que puedo hacer... El acero no es fuerte, muchacho, la carne es más fuerte. Anda, mira, ¡um! Allá, en las rocas, esa hermosa muchacha. Ven a mi, muchacha, ven. ¡Esto! es fuerza muchacho, esto es poder, la fuerza y el poder de la carne. Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja. Fijate en tu cuerpo, el deseo de tu corazón. Qué lastima. Contempla esto en el árbol del infortunio... Cruzificadle.

Valeria: Ni todos los dioses juntos nos separarán. Si yo estuviese muerta y tu luchases por tu vida, volvería de las tinieblas, del abismo del infierno, para luchar a tu lado.

Conan: Recuerdo dias como estos, cuando mi padre me llevaba al bosque y coíamos moras salvajes, fue hace más de veinte años, era un niño de 4 o 5. Los bosques eran tan oscuros ya también tan verdes... tenían una aroma tan dulce con el viento de primavera... ¡Casi veinte años de combate sin piedad! Sin descanso, sin dormir como los demás hombres. Y todavía sigue soplando el viento de primavera, Subotai. ¿Has sentido alguna vez un viento así?
Subotai: También sopla donde yo vivo, en el norte del corazón del hombre.
Conan: Nunca es demasiado tarde, Subotai
Subotai: ¡No! Solo me traerán de vuelta aquí otro día, en peor compañía.
Conan: Para nosotros no hay primavera, solo el viento fresco después de la tormenta.

Conan: Crom, jamás te había rezado antes, no sirvo para ello. Nadie, ni siquiera tú recordarás si fuimos hombres buenos o malos. Por qué luchamos o por qué morimos. No, lo único que importa es que dos se enfrentan a muchos, eso es lo que importa. El valor te agrada, Crom, concédeme pues una petición, concédeme la venganza, y si no me escuchas ¡vete al infierno!
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Notapor Arkantos » Jue Ene 19, 2006 4:28 pm

Para aquellos que les guste el tema de Conan el Bárbaro y los juegos de estrategia, pueden bajar la campaña que hice para el expansión del juego Age of Mythology (The Titans):

http://aom.heavengames.com/downloads/sh ... ileid=3487

Desde ya, se necesita tener el juego que menciono instalado para poder jugarla.
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Notapor angel alvarez » Vie Ene 20, 2006 6:25 am

:)
Puede que un día de estos me lo baje, junto a la expansion de Conan.

Yo dejé el juego cuando Arkantos vuelve a Atlantida y le convierten a él y a sus compañeros en cerdos. Estaba muy enganchado. :)
El juego estaba muy bien hecho. Daba la sensación de estar contemplando una época no soñada.

Me bajé el Imperium III, en teoría basado en hechos reales, pero era muy malo. Daba la sensación contraria, como si sólo nos hubieran contado la mitad de la historia y cualquier parecido con la realidad fuera pura coincidencia.
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Notapor Arkantos » Vie Ene 20, 2006 4:13 pm

No era a la Atlántida, era a la Isla de Circe. Y necesitas la expansión del AoM (The Titans) para jugar la campaña de Conan (no la extensión de Conan).

Saludos.
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Notapor angel alvarez » Vie Ene 20, 2006 7:14 pm

Sip, la isla de Circe, la bruja que propone a Ulises convertirlo en un dios inmortal, y este se niega. Prefería ser un hombre mortal.

Pensaba que Arkantos, despues de las campañas de Egipto y Troya, regresaba a la Atlantida, y hacía una escala en la isla de Circe (con el tiempo los recuerdos se difuminan). :)
Lo habré confundido con la Odisea.

Gracias por el dato de Age of Titans.
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Notapor Venus Imperial » Lun Ene 23, 2006 12:31 am

excelente articulo Angel ..me encantó..miles de gracias!!! :wink: (especialmente la conexion que hace con la atlantida)
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Notapor Antioq » Lun Ene 23, 2006 2:11 am

muy bien aporte angel , yo de lo unico que me acuerdo sobre este tema es a Arnold Schwarzenneger gritando con una espada :lol: ajajajaja es un grande este Arnold futuro presidente de ee uu 8-)
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Notapor Venus Imperial » Lun Ene 23, 2006 10:55 am

futuro presidente ???? Los dioses tengan piedad !!!! :shock:
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Notapor angel alvarez » Lun Ene 23, 2006 12:08 pm

El articulo no es mío. Lo leí y me pareció interesante insertarlo (no le pedí permiso al autor, pero está un nombre debajo del título. :)

Por cierto, que pensáis de esta profecía:

Así fue cómo Conan llevó a su casa...a la caprichosa hija del Rey Osric. Y no teniendo otros asuntos ahí,...él y sus compañeros fueron a buscar aventuras al oeste. Conan luchó en muchas guerras y contiendas. Honor y temor cubrieron su nombre. Con el tiempo, se convirtió en rey...por sus propios méritos. Pero ésa es otra historia.


Se fue a Hollywood (en el Oeste). Se casó con una Kenedy. Hizo muchas pelis de guerrero. Es gobernador del estado de California por sus propios méritos (manda más que el Rey de España) :)

¿es ésta la otra historia?

La realidad siempre supera la ficción.
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Notapor Antioq » Lun Ene 23, 2006 9:51 pm

ajaja si venus imperial, fijate que en el tema de las predicciones mystery 2006(que si me permiten lo voy a hacer un libro en nombre del foro) estadisticamente Terminator gana las elecciones este 2006 :twisted:
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Notapor angel alvarez » Mar Ene 24, 2006 7:14 am

Ya es Rey de California, la profecía está cumplida. Lo demás serían extras.

¿quién sabe? Lo mismo Stallone tambien es un profeta cuando dijo que cambiarían la Constitución norteamericana para permitir a Swatzi ser presidente (Demolition man)

Pero para mí que Silverter Stallone es un envidioso.
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Notapor Venus Imperial » Mar Ene 24, 2006 3:44 pm

Y si...los yankees tienen esa obsesión con la farándula...no podía ser de otra manera....
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Notapor angel alvarez » Vie Ene 27, 2006 10:28 am

:)

Veo, Venus, que te llama poderosamente el tema de la Atlantida y la Lemuria.

Te puedo comentar como veo yo ese tema, por si te sirve de guía. Para mí el ser humano se le ha dotado de cuerpo, mente, alma y espíritu. No obstante, el espiritu es lo más desconocido para el hombre, ya que el espíritu es de Dios.

Si el hombre niega esa dimension espiritual, esta no desaparece. Pero sí se produce una involución. De igual manera, si se potencia esa dimensión, se produce una evolución.

Cuando en la humanidad se produce una crisis, lo que en realidad ocurre es un cambio. Aquellos que hayan potenciado esa dimension, evolucionaran a esa dimensión (a intraterrestres, y más tarde a extraterrestres). Y aquellos que hayan potenciado la mente y el cuerpo, involucionaran a su nivel anterior, al mono o al salvaje.

No obstante, siendo eterna la misericordia divina, se les volverá a dar otra oportunidad. Claro que eso volverá a ocurrir dentro de unos cuantos miles de años. En un nuevo ciclo. En el ultimo ciclo, toda la reza humana evolucionara, y tendremos 2 opciones: partir a otros planetas, o quedarnos para ayudar a evolucionar a otras especies.

Creo que la descripción que hace Robert Howard de Yoga de Yag es muy exacta.

Conan empujó sigilosamente la puerta de marfil, que se abrió en silencio hacia adentro, y permaneció en el reluciente umbral mirando fijamente a su alrededor como un lobo en un lugar extraño, dispuesto a luchar o a huir en un santiamén. Se hallaba ante una amplia habitación con una enorme cúpula dorada; las paredes eran de jade verde y el suelo de marfil estaba parcialmente cubierto por gruesas alfombras. El humo y el olor exótico del incienso provenían de un brasero apoyado sobre un trípode dorado, detrás del cual había un ídolo sentado sobre una especie de altar de mármol. Conan miró horrorizado; la imagen, desnuda, tenía cuerpo de hombre y era de color verde, pero la cabeza semejaba una loca pesadilla. Era demasiado grande para el cuerpo y no tenía atributos humanos. Conan contempló las enormes orejas resplandecientes, la rizada trompa y los blancos colmillos de elefante que nacían a ambos lados de la trompa y terminaban en unas esferas de oro. Tenía los ojos cerrados, como si estuviera durmiendo.
He aquí, entonces, el motivo del nombre -la Torre del Elefante-, ya que la cabeza de la cosa se parecía mucho a la de los animales descritos por el shemita errante. Aquél era el dios de Yara. Pero ¿dónde podía estar la gema sino escondida en el interior del ídolo, puesto que la piedra se llamaba Corazón de Elefante?
A medida que Conan avanzaba, con los ojos fijos en el inmóvil ídolo, ¡éste abrió súbitamente los ojos! El cimmerio se quedó paralizado por la sorpresa. ¡No era una imagen, sino una cosa viva, y él estaba atrapado en su habitación!
Un indicio del terror que lo paralizaba es el hecho de que no reaccionara al instante en un arrebato de frenesí, dejando libres sus instintos homicidas. Un hombre civilizado en su situación sin duda habría, buscado refugio creyendo que estaba loco, pero a Conan no se le ocurrió dudar de sus sentidos. Sabía que se encontraba cara a cara con un demonio del antiguo mundo, y esa seguridad lo privó de todas sus facultades, salvo la de la vista. La trompa de esa cosa horrorosa se alzó como buscando algo, y los ojos de topacio miraban sin ver. Entonces Conan se dio cuenta de que el monstruo era ciego. Este pensamiento calmó sus tensos nervios, y comenzó a retroceder en silencio en dirección a la puerta. Pero el engendro oía. La trompa sensible se estiró hacia él y el muchacho quedó nuevamente helado de espanto cuando el extraño ser habló con una voz extraña y entrecortada, siempre en el mismo tono. El cimmerio comprendió que aquella boca no fue creada para hablar un lenguaje humano.
-¿Quién está ahí? -preguntó-. ¿Has venido a torturarme de nuevo, Yara? ¿No te vas a cansar nunca? ¡Oh, Yag-kosha!, ¿no tendrá fin esta agonía?
Las lágrimas rodaron por sus mejillas, y Conan observó las extremidades extendidas sobre el lecho de mármol. Sabía que el monstruo no podría levantarse para atacarlo. Conocía las marcas del tormento y las quemaduras del fuego, y por más duro que fuera, no podía evitar estar impresionado por las deformidades de lo que parecía haber sido un cuerpo tan bien constituido como el suyo. Y súbitamente todo el miedo y el asco se convirtieron en una profunda compasión. Conan no sabía quién era ese monstruo, pero era tan evidente su terrible y patético sufrimiento que, sin saber por qué, le embargó una abrumadora tristeza. Sintió que estaba presenciando una tragedia cósmica y sintió vergüenza, como si la culpa de toda una raza hubiera caído sobre él.
-No soy Yara -dijo-. Soy solamente un ladrón. No te haré daño.
-Acércate para que pueda tocarte -dijo la criatura con un titubeo, y Conan se aproximó sin miedo, con la espada olvidada en su mano.
La trompa sensible se alzó y palpó su rostro y sus hombros, como hacen los ciegos. El contacto era tan suave como el de la mano de una muchacha.
-Tú no perteneces a la raza maligna de Yara -suspiró la criatura-. Llevas la marca de la fiereza pura y esbelta de las tierras desérticas. Conozco a tu gente desde antiguo. Los conocí con otro nombre hace mucho, mucho tiempo, cuando un mundo distinto alzaba sus brillantes torres hacia las estrellas. Pero... hay sangre en tus manos.
-Es de la araña que había en la habitación de arriba y de uno de los leones del jardín -musitó Conan.
-También has matado a un hombre esta noche -respondió el otro-. Y hay muerte arriba en la torre. Lo siento; lo sé.
-Sí -admitió el cimmerio-. El príncipe de los ladrones yace allí sin vida, víctima de la picadura de un bicho.
-¡Así es! -dijo con una extraña voz inhumana en una especie de canto monótono-. Un muerto en la taberna y un muerto en la terraza; lo sé; lo siento. Y el tercero producirá un efecto mágico que ni el mismo Yara imagina. ¡Oh, hechizo de la liberación, dioses verdes de Yag!
Las lágrimas rodaron nuevamente por sus mejillas mientras el torturado ser se estremecía presa de las más variadas emociones. Conan seguía mirándolo perplejo.
Entonces cesaron las convulsiones, los suaves ojos ciegos se volvieron hacia el cimmerio y le hizo una seña con la trompa.
-Escucha, hombre -dijo el extraño ser-. Te parezco repugnante y monstruoso, ¿no es cierto? No, no contestes; lo sé. Pero tú me parecerías igual de extraño si pudiera verte. Existen muchos mundos además de esta tierra, y la vida adopta diferentes formas. No soy ni un dios ni un demonio, sino que soy de carne y hueso como tú, aunque la sustancia sea en parte distinta y la forma esté creada con modelos diferentes. Soy muy viejo, hombre de la selva; he venido a este planeta hace mucho, mucho tiempo, con otros seres de mi mundo, el planeta verde Yag, que da vueltas eternamente en el límite de este universo.
"Viajamos por el espacio con poderosas alas que nos transportaron por el cosmos a mayor velocidad que la luz, porque habíamos luchado contra los reyes de Yag y fuimos derrotados y desterrados. Y jamás pudimos regresar, porque en la tierra nuestras alas se marchitaron. Aquí vivimos alejados de la vida terrenal, luchamos contra los extraños y terribles seres que en ese entonces poblaban la tierra, y por ello fuimos temidos y nadie nos molestó en las sombrías selvas del este, donde teníamos nuestra morada.
"Hemos visto cómo los monos se transformaban en hombres y los vimos construir las rutilantes ciudades de Valusia, Kamelia, Commoria y otras. Los hemos visto tambalearse ante los ataques de los paganos atlantes, pictos y lemurios. Hemos visto cómo los océanos se levantaban y sumergían a Atlantis y Lemuria, las islas de los pictos y las brillantes ciudades de la civilización. También vimos cómo los sobrevivientes de los reinos pictos y los atlantes construían su imperio de la Edad de Piedra y luego cayeron en la ruina, enzarzados en sangrientas batallas. Hemos visto cómo los pictos se hundían en los abismos del salvajismo y cómo los atlantes volvían a descender al nivel del mono. Hemos visto cómo los nuevos salvajes se dirigían hacia el sur desde el Círculo Ártico, en oleadas conquistadoras, para construir una nueva civilización con los nuevos reinos llamados Nemedia, Koth, Aquilonia y otros.
"Vimos cómo tu pueblo surgía con un nuevo nombre de las selvas de los monos que habían sido los atlantes. Hemos visto a los descendientes de los lemurios que habían sobrevivido al Cataclismo levantarse una vez más superando el salvajismo y dirigirse hacia el oeste convertidos en hirkanios. Y hemos visto cómo esta raza de seres malignos, sobrevivientes de la antigua civilización que existía antes del hundimiento de Atlantis, volvía a tener cultura y poder: se trata de este maldito reino de Zamora. Hemos visto todo esto, sin ayudar ni entorpecer las inmutables leyes del cosmos, y nos fuimos muriendo uno tras otro; porque nosotros, los hombres de Yag, no somos inmortales, si bien nuestras vidas son como las vidas de los planetas y de las constelaciones. Finalmente quedo yo solo, soñando con los tiempos pasados entre los ruinosos templos perdidos en la selva de Khitai, venerado como un dios por una antigua raza de piel amarilla. Después llegó Yara, versado en oscuros conocimientos transmitidos a través de los años de barbarie, antes del hundimiento de Atlantis. Al principio Yara se sentó a mis pies para que yo le transmitiera mi sabiduría. Pero no estaba satisfecho con lo que yo le enseñaba, porque se trataba de magia blanca y él deseaba conocer la ciencia del mal, a fin de esclavizar a los reyes y saciar su ambición demoníaca. Yo no estaba dispuesto a enseñarle ninguno de los secretos de la magia negra que había adquirido, a pesar mío, a través de los siglos. Pero su inteligencia era mayor de lo que yo había creído; con argucias aprendidas entre las polvorientas tumbas de Estigia, me engañó y me obligó a revelarle un secreto que yo nunca quise contar a nadie, y volviendo mi propio poder en contra mío, me convirtió en su esclavo. ¡Oh, dioses de Yag, qué amarga ha sido mi vida desde aquel día! Me trajo desde las remotas selvas de Khitai, donde los monos bailan al compás de la flautas de los sacerdotes amarillos y donde las ofrendas de frutos y vinos atestaban mis rotos altares. Nunca volví a ser el dios de las buenas gentes de la selva, sino que me convertí en el esclavo de un demonio con forma humana.
Sus ojos ciegos se volvieron a inundar de lágrimas.
-Me recluyó en esta torre, que construí para él por orden suya en una sola noche. Me dominó por medio del fuego y de la tortura, así como por medio de extraños tormentos sobrenaturales que tú no podrías comprender. Si pudiera, hace mucho tiempo hubiera puesto fin a esta larga agonía, quitándome la vida. Pero él me mantuvo vivo (deforme, ciego y destrozado), para que realizara sus asquerosos deseos. Y durante trescientos años he hecho su voluntad, desde este lecho de mármol, ensuciando mi alma con pecados cósmicos y mancillando mi sabiduría con crímenes, porque no podía hacer otra cosa. Pero no he revelado todos mis antiguos secretos y mi último don será el hechizo de la Sangre y la Joya porque presiento que se acerca el fin. Tú eres la mano del Destino. Te ruego que cojas la piedra preciosa que hallarás en aquel altar.
Conan se volvió hacia el altar de oro y marfil que le había señalado el extraño ser y cogió una enorme joya redonda, clara como un cristal carmesí, y en ese momento descubrió que era el Corazón del Elefante.
-Y ahora la gran magia, la poderosa magia, que nadie ha visto ni verá jamás en millones de milenios. Por mi alma y mi sangre lanzo el conjuro; por la sangre del pecho verde de Yag, que sueña a lo lejos en el inmenso y vasto Espacio Azul. Coge tu espada, hombre, y corta mi corazón, luego estrújalo de modo que la sangre fluya sobre la piedra roja. Después baja por esa escalera y entra en la habitación de ébano en la que está sentado Yara envuelto en sueños malignos. Pronuncia su nombre y despertará. En ese momento has de colocar esta gema delante de él y repetir estas palabras: "Yag-kosha te ofrece su último don y su último encantamiento". Después márchate de la torre rápidamente. No temas, que no habrá obstáculos en tu camino. La vida del hombre no es la vida de Yag, ni la muerte humana es la muerte de Yag. Libérame de esta prisión de carne ciega y volveré a ser Yogah de Yag, coronado y rutilante, con alas para volar, pies para danzar, ojos para ver y manos para tocar.
Conan se acercó con gesto vacilante y Yag-kosha, o Yogah, como si notara su indecisión, le indicó dónde debía clavar la hoja afilada. El joven apretó los dientes y hundió profundamente la espada. La sangre fluyó abundante empapando la hoja de la espada y su mano, y la extraña criatura se agitó convulsivamente y luego quedó completamente inmóvil.
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