Bogomilos, la herejia bulgara

Mitos, leyendas y ritos de todas partes del mundo.

Moderador: Arkantos

Bogomilos, la herejia bulgara

Notapor Venus Imperial » Vie Sep 23, 2005 8:19 pm

Si el lector tiene la oportunidad de viajar al este de Europa, probablemente
encuentre muchas ocasiones de verse envuelto en la atmosfera mágica de las
tierras que vieron nacer epidemias de vampirismo y licantropía que sembraron el
terror desde la Edad Media hasta comienzos del siglo XIX. Pisará un mundo
sacudido por viejas supersticiones y relatos de extrañas hechicerías, un
territorio donde han entrado en conflicto culturas y religiones desde la más
remota antiguedad y cuyas consecuencias aún sacuden Serbia, Bosnia, Albania o
Macedonia. Tendrá la extraña sensación de que, bajo una aparente sensación de
modernidad y actualidad, confluye un pasado inquietante y poco conocido que ha
influido, de modo callado, sobre la Europa occidental.
En tierras búlgaras el viajero se encuentra con un sorprendente folklore de
cuentos y leyendas cuyos protagonistas son Dios y su hijo, el diablo, empeñados
en una lucha sin cuartel. Se trata de historias en las que este último detenta
el poder creador, tanto del mundo como del género humano, de relatos impregnados
de dualismo, la corriente de pensamiento que afirma la existencia en el Universo
de dos fuerzas antagónicas en lucha perpetua. Y es que, tras una aparente
confesionalidad ortodoxa, católica, protestante o musulmana, muchos búlgaros
guardan lo esencial de las enseñanzas de los iniciados de una secta que prendió
en el corazón de los Balcanes y que se extendió por Europa como una mancha de
aceite: los bogomilos. Durante siglos, comunidades y ciudades enteras se
declararon abiertamente bogomilas hasta que las violentas persecuciones de
ortodoxos, católicos y musulmanes les obligaron a «convertirse» y guardar las
apariencias. Pero el pasado no se borra fácilmente. Viajando hacia la región de
Voden encontramos la ciudad de Kotugeri. En la región de Kustendil nos topamos,
asimismo, con la ciudad de Kutugerci. Ambas llevan el nombre por el cual se
conocía a los bogomilos en aquella zona: kutuger, una denominación que recuerda
inmediatamente a la de cátaros. Continuamos viaje hacia el sur, hacia la
Macedonia central, en la región de Véles, patria de los bogomilos babuni hasta
una montaña en la que hallamos un río y una ciudad que, al igual que el monte,
lleva otro de los nombres con los que se denominaba a los herejes: Babuna. No
muy lejos podemos visitar la villa de Bogomila y, un poco más adelante,
llegaremos a la región de los bogomilos torberí, algunos de cuyos componentes,
«convertidos» al catolicismo, viven actualmente en la Albania del norte.
Nos detenemos ahora en Bosnia, donde el bogomilismo llegó a ser religión de
estado. Ciertos cementerios antiguos sorprenden al viajero con las más extrañas
piedras sepulcrales que haya visto nunca. No hay cruces, sino representaciones
del Sol, viñas o figuras de hombres con los brazos abiertos: enterramientos
bogomilos.


La herejía búlgara

Los bogomilos están directamente emparentados con una secta cristiana que
predicaba un dualismo radical heredado de la religión maniquea: el
paulicianismo. Los paulicianos sostenían que el nacimiento de Jesús fue una mera
apariencia y rechazaban a los profetas, al Antiguo Testamento y a las epístolas
de Pedro, que había renegado de Cristo. Negaban el culto a la Virgen, a los
santos, a la cruz, a los iconos y a los sacramentos. En el siglo IX, los
paulicianos del Eúfrates fueron deportados en masa a Bulgaria, donde la secta se
extendió rápidamente e influyó profundamente en el surgimiento del bogomilismo,
con el que a menudo fue confundido. En la capital, Sofía, los herejes tenían sus
propias iglesias y sacerdotes. Más al sur, en la bella ciudad de Plovdiv, donde
poseían un monasterio, podemos visitar el barrio pauliciano. Saliendo a las
afueras encontramos muchas ciudades que se califican a sí mismas como
paulicianas y en las que sus ciudadanos son llamados también «los paulicianos»
ipa likeni. Viajando hacia el norte, en la región de Tarnovo, encontramos la
ciudad de Pavlikeni y, no muy lejos de allí, en la región de Lovec, topamos con
las ciudades «ortodoxas» de Dolno-Pavlikeni y Gomo-Pavlikeni. Merece la pena
detenerse en esta última y visitar las piedras sepulcrales donde de nuevo se
nota la ausencia de cruces. Son enterramientos paulicianos y bogomilos.
Pero la herejía no es algo olvidado. Sin salir de la región, conviene visitar el
pueblecito de Izgrev. Allí, desde 1910 y hasta su ejecución por los nazis, un
hombre empeñado en sacar de nuevo a la luz las enseñanzas bogomilas, Peter
Deunov, reunía a un grupo de discípulos. La comunidad se dedicaba a ejercicios
gimnásticos, meditaciones y cantos. Desde el primer día de primavera hasta el
último de otoño, la congregación salía cada mañana para saludar al Sol. Durante
22 años, Deunov estuvo instruyendo a la población de Izgrev.
En estas mismas tierras nació otra secta dualista que muchos autores medievales
identificaron con el bogomilismo y que contribuyó a su surgimiento: el
mesalianismo. Vestidos con un traje negro de monje, los adeptos mesalianos eran
iniciados en la doctrina secreta, los misterios y las visiones de los
predicadores. Luego se echaban en grupos a las calles y rezaban para combatir a
los demonios que infectaban el aire, hasta caer en trances visionarios durante
los cuales profetizaban. La Santa Trinidad de los mesalianos consistía en Dios
Padre, su primogénito -el demoniaco Satanaél. amo del mundo material- y su
segundo hijo, Jesús, regente del mundo celeste. Bogomilos, paulicianos y
mesalianos fueron los integrantes de la temible «herejía búlgara», un crisol de
sectas dualistas que acabarían siendo englobadas bajo el término de bogomilos.


Secta de agitadores

Estas mismas tierras búlgaras acogieron en el siglo X a un misterioso monje, el
pope Bogomil, del que nada se sabe a ciencia cierta y de quien deriva el nombre
de la secta, cuyo significado último es «amigos de Dios». El poder de los
«herejes búlgaros» fue tal que llegaron a formar estados a los que la misma
Bizancio pagaba impuestos. En la propia capital del Imperio bizantino,
Constantinopla, hubo iconoclastas paulicianos y bogomilos, que llegaron a
sublevarse contra el clero ortodoxo y a profanar los iconos de la Virgen, aunque
muchos bogornilos fueron quemados vivos allí, entre ellos su jefe, Basilio, que
pereció en el hipódromo de la ciudad.
En una tierra cuya población estaba oprimida por los impuestos, el bogomilismo
prendió como la pólvora. El estado, incluidos los señores feudales, el rey y la
iglesia oficial, fueron considerados como la obra de Satanael, provocando una
reacción social sin precedentes en la Edad Media. Los predicadores bogomilos
incitaban a siervos y esclavos a dejar de trabajar para sus señores. Las
persecuciones a las que se vio sometida la «herejía búlgara» tuvieron más
razones políticas que religiosas.


Anda suelto Satanás

La visión pesimista de la sociedad que exhibían los bogomilos era una
consecuencia directa de su cosmogonia. El hijo primogénito de Dios Padre,
Satanael, recorrió el Universo hasta sus más bajos confines y envidió el reino
de su padre. Cuando ascendió de nuevo, se rebeló contra él. Fue despojado de su
carácter celeste y arrojado del cielo. Decidió entonces, secundado por miriadas
de ángeles rebeldes, crear su propio reino. La creación en siete días narrada en
el Génesis no sería sino obra suya. Tras crear la Tierra, el Sol, la Luna, los
vegetales y los animales, concibió el plan de crear al ser humano. Para mantener
al hombre bajo su imperio, Satanaél dio las tablas de la ley a Moisés. Con la
misma misión envió a Elías. Así se ha perpetuado el orden civil y religioso que
ha tenido al hombre sometido bajo el poder de los demonios.
Dios Padre se apiadó de la humanidad y envió a uno de sus ángeles, Maria, para
que recibiera a su otro hijo, Jesús, quien penetró por el oído de María y se
revistió con una forma humana pero inmaterial
(una doctrina conocida como «fantasiasmo», adoptada por muchos gnósticos). Por
su parte, Satanael envió a su demonio Elías bajo la forma de Juan Bautista, para
apartar a las gentes del verdadero bautismo, el del Espíritu Santo,
sustituyéndolo por el bautismo de agua, considerado por los bogomilos como una
farsa satánica. Satanael consiguió al fin que Jesús fuera crucificado, pero éste
sólo murió en apariencia y volverá para juzgar a la humanidad. Satanael, que
perdió su partícula divina «el» para llamarse Satán, arderá con los pecadores y
el mundo que creó será consumido por las llamas hasta desaparecer. Hasta que eso
ocurra, según algunas sectas bogomilas, el alma de los pecadores más leves
conocerá un sinfín de reencarnaciones hasta su purificación final.


El camino de los perfectos

Quienes profesaban este credo se llamaban a si mismos «verdaderos cristianos» y
se constituían en iglesias. No poseían templos, pues los consideraban poblados
por los demonios. Según la creencia bogomila, el mismo Satanaél habitó el Templo
de Jerusalén, tras el cual se instaló en la catedral de Santa Sofía en
Constantinopla.
Los miembros de las comunidades bogomilas se dividían en dos agrupaciones bien
diferenciadas. La primera estaba formada por los «perfectos», los «elegidos»,
hombres y mujeres iniciados en los misterios y portadores del ideal bogomilo.
Vestidos con hábitos negros, encapuchados y dedicados a una vida ascética de
oración y contemplación, los «elegidos» despreciaban el cuerpo, al que
consideraban una creación satánica. Para ellos, los niños apenas tenían ningún
componente espiritual y cuando veían a una mujer embarazada, afirmaban:
«Lleva un demonio dentro». Traer nuevas almas al mundo era perpetuar la obra
satánica. Seguían una estricta dieta vegetariana, complementada con largos
ayunos. Se abstenían de matar vida alguna y sólo comían vegetales y pescados, ya
que éstos se reproducían sin cópula. De entre ellos salía su propio clero,
organizado en una jerarquía de diáconos, sacerdotes y obispos (el djado Vladika,
«anciano» o «abuelo», como aún se le denomina en Bulgaria). Los bogomilos
búlgaros tenían también la figura de un Papa, jefe supremo de su iglesia.
El segundo grupo lo constituía la masa de los creyentes. Compartían los bienes,
utilizaban los fondos comunes para alimentar a los pobres y a los "perfectos" y
cuando uno de ellos enfermaba, a menudo hacía la promesa de convertirse en
«perfecto» y, tras una dura abstinencia y después de renunciar a cónyuge, hijos
y bienes, recibía el Espíritu Santo por la imposición de manos de un «perfecto».
Sus enemigos aseguran que algunos recurrían al suicidio o eran asfixiados con la
almohada, en su lecho, para ganar el cielo.
La liturgia bogomila era muy sencilla. Negaban el poder de la misa y de los
sacramentos cristianos. Especial repugnancia les producía la cruz, por ser el
instrumento de tortura de Jesús.
Negaban que Cristo hubiera realizado milagros, considerando que el Evangelio
habla alegóricamente de la enfermedad y la ceguera del alma de los pecadores. El
culto a las reliquias de los santos les parecía absurdo. Pensaban que el cuerpo
era una creación de Satán y que en los cementerios moraban los demonios. Por la
misma razón negaban la resurrección de los cuerpos.
Las dos tendencias más poderosas de la «herejía búlgara» estaban integradas en
dos «órdenes» bien diferenciadas; el orden o iglesia búlgara, partidaria de un
dualismo mitigado y del bogomilismo más puro, y el orden o iglesia dragovitsiano
(Feclesia Drugometiae), máximo exponente de un dualismo radical con posturas muy
cercanas a las de los paulicianos. Muchos bogomilos acabaron acercándose a las
religiones de los pueblos dominadores del momento. Abrazaron la fe católica, la
ortodoxa o la musulmana, pero conservando sus creencias dualistas. Incluso hubo
bogomilos infiltrados entre los monjes ortodoxos de los célebres monasterios del
monte Athos.
Viajando hacia Albania encontraremos a muchas poblaciones que se confiesan
musulmanas. Sin embargo, un examen más atento nos revelará que en realidad
profesan una mezcla de Islam y dualismo que delata su auténtico origen bogomilo.



El origen de los cátaros

En Occidente los misioneros bogomilos llevaron su doctrina a Praga en cuya
universidad se estudiaron sus postulados con inusitado interés. Encontraron
seguidores en Alemania, donde fueron conocidos como ketzers. En Italia, después
de haber evangelizado la Panonia, hallaron terreno abonado ya que en el siglo
VIII se habían asentado en Sicilia armenios paulicianos deportados. Pocos años
después, bajo su jefe espiritual, Djakonica, la comunidad pauliciana en Italia
alcanzó grandes proporciones. Numerosos predicadores del orden búlgaro y del
orden dragovitsiano viajaron a Occidente. El dualismo mitigado, propagado por
los bogomilos de la iglesia búlgara, especialmente por los bogomilos bosnios,
conocidos allí como patarinos, arraigó con tremenda fuerza en el norte de
Italia, donde dieron origen al catarismo italiano. En Verona, Turin y otras
ciudades adquirieron proporciones alarmantes para la Iglesia católica.
Las comunidades italianas fueron vitales para la expansión de la herejía por el
sur de Francia, Occitania y Languedoc, donde la población e incluso los grandes
señores y buena parte del clero adoptaron las doctrinas del dualismo radical
llevadas allí por los representantes del orden dragovitsiano. Estos herejes, que
fueron denominados al principio patarinos, búlgaros, maniqueos, paulicianos o
publicanos, empezaron a ser llamados cátaros, «los puros».
A partir de este momento el nombre de «bogomilo» cayó en desuso, pero su
ideología se transformó con una vitalidad sorprendente y reapareció
continuamente como una corriente oculta en la historia de Europa. Dejaron
encendida una antorcha cuyos destellos se ven en los movimientos valdenses y
albigenses; en la reforma protestante; en la filosofía cartesiana o en filósofos
contemporáneos como Henri Bergson. Se vislumbra incluso en la concepción
dualista radical de los nacionalsocialistas: un Universo concebido como un
dantesco campo de batalla entre dos principios irreconciliables:
Luz y Oscuridad.
http://www.lacoctelera.com/northia

-A ti te gusta jugar?
-Depende a qué?
-A la vida o a la muerte?.....
-No...a eso no juego!!!!
-Pues ahora jugarás y verás...que divertido es...JUGAR!!!!
Avatar de Usuario
Venus Imperial
Trono
Trono
 
Mensajes: 3340
Registrado: Dom Feb 13, 2005 3:15 pm
Ubicación: Lucerna

Notapor Venus Imperial » Mié Ago 01, 2007 12:23 pm

Saludos. Soy Javier Arries el autor del artículo
BOGOMILOS. LA HEREJÍA BÚLGARA, el cual fue publicado en la
revista AÑO CERO.

Me he encontrado con el texto del artículo en este
foro:

http://forosmp.com.ar/phpBB2/viewtopic.php?t=2250

Sin embargo observo que no consta la autoría del
mismo. Por el contrario tal y como aparece parece firmado
por el usuario Venus Imperial, que supongo que es a
quien me estoy dirigiendo en estos momentos. No me opongo
a que se ponga el texto de un artículo en diferentes
foros; pero si os pediría por favor que mencionárais
con claridad quien es el autor:

Francisco Javier Arries

y de donde procede el artículo (que además tiene los
derechos de copyright sobre el mismo):

Revista AÑO CERO

Este además es un artículo muy querido para mí y que
me costó mucho trabajo hacer, tanto para documentarme,
como para contactar con la embajada, etc, etc. Como
comprenderéis no es plato de buen gusto encontrar que
después de tanto trabajo no se mencione quien lo hizo, y
que parezca la obra de otro. Yo mismo modero en un
foro, y siempre tenemos mucho cuidado de que nadie suba
información sin decir de donde procede o intentando
atribuírsela.

Confiando en que entendáis mi postura os rogaría que
lo corrijiérais.

Gracias de antemano y un fraternal saludo.
http://www.lacoctelera.com/northia

-A ti te gusta jugar?
-Depende a qué?
-A la vida o a la muerte?.....
-No...a eso no juego!!!!
-Pues ahora jugarás y verás...que divertido es...JUGAR!!!!
Avatar de Usuario
Venus Imperial
Trono
Trono
 
Mensajes: 3340
Registrado: Dom Feb 13, 2005 3:15 pm
Ubicación: Lucerna


Volver a Mitología

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 14 invitados



cron