por Oniria » Mar Ene 10, 2006 1:22 pm
mi favorita es la celta morrigan
La Morrigan, Morrigu, Morigan, Morrighan, Morgana.
Por: Iolair Faol
Esta diosa celta es conocida por cada uno de estos nombres, desde Irlanda hasta Gales e Inglaterra, pero a parte de ellos tiene otros apelativos que hacen referencia a su condición. Tales como la “Gran Reina”, que quizás sea el más popular y conocido, pero hay otros como “Diosa Suprema de la Guerra”, “Reina de los Fantasmas” “Reina de los Espectros”, “Lavador en el Vado”.
Realmente es una diosa compleja, al estar compuesta por una Tríada como sucede con otros dioses o diosas celtas.
El 3, no olvidemos es un símbolo de la Totalidad y la eternidad, entre otras simbologías. Morrigan forma parte de una tríada con dos nombres más: Badbh y Macha. Es la misma diosa con diferentes aspectos y facetas. Incluso se la relaciona con la “Gran Diosa Blanca” “La Gran Madre”, “La Diosa Luna” “La Reina de las Hadas”, que era Dana ( Dé Ana) (Diosa Ana, o Anu), en su aspecto más sombrío, en este caso formarían la Trinidad del Destino con Dana, Badh y Macha y en conjunto son llamadas “La Morrigan”, tres aspectos diferentes de la misma Diosa.
Dado que hablar de cada uno de sus aspectos(Badh, Macha, O Dana, incluso Nemain) nos llevaría a otro apartado y artículo. Nos centraremos en los aspectos de la Morrigan, más difundidos.
La Morrigan es la diosa de la muerte que asume la forma de un cuervo. En las leyendas irlandesas Morgan, es La Morrigan a la cual se invocaba a la batalla por medio de una incitación de los cuernos de guerra o de los graznidos de los cuervos. Los cráneos de los caídos en batalla eran llamados “las bellotas de La Morrigan”, es decir, de la Diosa del Destino humano.
Fue amante de reyes, ayudó a los Tuatha dé Danann en sus batallas. Está escrito que intentó seducir a Cuchulainn, héroe celta, presentándose como una atractiva joven, dado que éste era el mejor guerrero celta irlandés de una época y quien repartía más muerte en sus combates.
Sin embargo, fue rechazada por éste, desdeñándola por acudir al fragor de la batalla. La Morrigan consternada le atacó, cambiando de forma, anguila, lobo, vaca, pero Cuchulainn siempre la vencía, al final lo llevó hacia su destino. Descendió sobre él, como mensajera de la muerte que es, en forma de cuervo, cuando ya estaba herido a punto de morir, atado a un árbol.
Se decía de ella, que cuando los soldados celtas estaban en el campo de batalla y veían o escuchaban a La Morrigan sobrevolando, sabían que había llegado el momento de trascender; Entonces daban lo mejor de sí realizando todo tipo de actos heroicos, enardeciéndose en la batalla y despreciando la propia muerte. Digo trascender, puesto que la muerte no significaba para los aguerridos celtas un final sino un comienzo en el Otro Mundo. Lo peor en la batalla, no era morir, sino caer prisionero o quedar tullido.
En la cultura Celta la muerte representa la trascendencia de la vida y el inicio de un nuevo ciclo. Pero aún en este aspecto sombrío, otorgaba una gran seguridad a los guerreros.
También la escuchaban arengando a las masas y se imitaban sus gritos que infundían además de ánimo en quien los emitía, espanto en el rival.
copiaban artes bélicas de ella como los gritos para asustar al contrario
La Morrigan, tiene la facultad de transformarse o mejor dicho metamorfosearse, siendo su animal preferido para ello, el cuervo o la corneja.
Con este aspecto se presenta ante el “Donn de Cuailnge”, avisándole que va a morir.
Pero sus profecías no siempre son mortuorias, sino que en ocasiones sus sabios consejos son tenidos en cuenta, como ocurrió cuando aconsejó al Daghda, para tratar con los fomorianos, enemigos como ya sabemos, de los “Tuatha dé Danann”.
También es símbolo del amor carnal y hasta de cierta promiscuidad sexual, pero carente en todo momento de culpa, dado que los antiguos celtas no veían el sexo como algo de lo que se debía sentir vergüenza propia o ajena, ni inmoral, ni lleno de pecado o culpa.
En una ocasión se presentó esta diosa triple, por Samhain, ante el Daghda, dios de la Tribu y a horcajadas sobre un río tuvieron una relación sexual. No en balde, es diosa de la fertilidad y del emparejamiento, así como deidad soberana, identificándose y uniéndose a la Tribu, a la Tierra de Irlanda en la simbología del coito con el Daghda, Dios de la tribu.
Cuando aparece en los arroyos, lavando los ropajes de aquellos que van a morir, como acaeció con Cuchulainn, es vista como el heraldo de la muerte y es llamada el “lavador del vado”.
El nombre de esta Diosa lleva inmediatamente a pensar en el del hada Morgana de las novelas artúricas, a la que se asemeja en numerosos puntos, cuando menos en los aspectos de furor y de sexualidad. Pero la Morgana artúrica proviene de un antiguo epíteto como “morigena”, (nacida del mar), cuyo equivalente irlandés sería “Muirgen”, y quizás sea otro artículo.
Otros de sus aspectos coinciden en señalarla, además de diosa de la guerra, del destino y de la muerte, como diosa de ríos, lagos y todo tipo de aguas dulces.
Otra lectura que podemos entresacar de las deidades femeninas celtas, y de La Morrigan , en concreto, es la gran importancia y relevancia de lo femenino, en todas sus facetas, en unas gentes que no obstante, dejaban buena constancia de sus cualidades viriles, pero respetando el papel femenino e incluso igualándolo al del hombre, en todos los aspectos positivos o negativos. Con casi todos los derechos y obligaciones. No en balde se dice, que para la época en que vivieron, las mujeres celtas eran las que estaban más en igualdad de condiciones entre los pueblos paganos de aquellas épocas, por encima de griegos y romanos específicamente, a los que se considera hoy en día, casi como los civilizadores de la Europa “bárbara”.
Conclusiones: Así como La Morrigan, es capaz de transformarse, nos incita al cambio, aunque en ocasiones necesitemos de desgracias, infortunios varios, de dolores, del caos, para metamorfosearnos. La muerte que profetiza “La Morrigan”, nos puede inducir a dar muerte a viejos hábitos, creencias, dogmas, actitudes de vida que nos impiden avanzar y crecer, con el fin de entrar en un nuevo ciclo, como creían nuestros antepasados. La muerte a parte de ser física, inclina a pensar que quizás necesitaremos de muchas muertes simbólicas, pero eficaces, antes de acercarnos a Otro Mundo, sea éste físico o espiritual.
Nosotros, seguidores espirituales de esta filosofía de vida, deberíamos llevar bien alto el estandarte de “La Morrigan” , porque intuimos y sabemos que estamos viviendo momentos críticos en todos los niveles de nuestra existencia como individuos, como comunidades, como sociedades, hoy en día.
Ya observamos como “La Morrigan” sobrevuela las bóvedas celestes de los espíritus humanos diciendo que ya es tiempo de trascender, transformarse, metamorfosearse, por medio del desarrollo, del crecimiento personal, de las propias experiencias y de la apertura de nuestra conciencia para alcanzar niveles que no hemos concebido o intuido como posibles hasta ahora o que hemos desechado, por creerlos pasados de moda y de rosca.
Así pues, no dejemos de observar el vuelo de “La Morrigan”, cuando esté por ciertos cielos, quizás acabaremos teniendo alas, y volando con ella.
Pues ella misma profetizó el fin del mundo de la siguiente manera:
“Veremos un mundo que no me querrá; habrá veranos sin pétalos, ganado sin leche, mujeres sin pudor, hombres sin valor, conquistas sin ningún fin… Bosques sin árboles, mares sin habitantes, juicios en falso contra hombres ancianos y sabios, malos defensores corruptos, todo hombre, un traidor; todo hijo, un ladrón. El hijo irá a la cama del padre, el padre a la cama del hijo. Cada uno de sus hermanos lo será por ley. No buscará a ninguna mujer fuera de su casa…En un tiempo malo, la indecencia engañará a su padre, a su hermana defraudará…”