....Entonces terminemos con el Enuma Elish. Esta es la ultima parte. Espero que reaccionen como yo lo hice: "Cientificamente asombrado..."
...Los expertos bíblicos reconocen ahora que el hebreo Temo (profundidad del agua) proviene de Tiamat, que Tehom-Raba significa Gran Tiamat, y que la comprensión bíblica de los acontecimientos primitivos se basa en épicas cosmologicas sumerias. Habría que aclarar también que, por encima de todos estos paralelos, se encuentran los primeros versículos del Libro del Génesis, donde se dice que el Viento del Señor se cernía sobre las aguas de Tehom, y que el relámpago del Señor (Marduk en la versión babilonia) ilumino la oscuridad del espacio al golpear y quebrar a Tiamat, creando a la Tierra y a Rakia (literalmente, “el brazalete repujado”). Esta banda celeste (hasta ahora traducida como firmamento) recibe el nombre de “el Cielo”.
El libro del Génesis -1:8- afirma explícitamente que es a este “brazalete repujado” a lo que el Señor llamo “cielo” (Shamaim). Los textos acadios también denominan a esta zona celeste “el brazalete repujado” (rakkis), y dicen que Marduk extendió la parte inferior de Tiamat hasta que junto los extremos, uniéndolos para formar un gran circulo permanente.
Las fuentes sumerias no dejan lugar a dudas cuando hablan del “cielo”, en concreto, como algo diferente del concepto general de cielos y espacio. Para ellos, el “cielo” era el cinturón de asteroides.
La Tierra y el cinturón de asteroides son “el cielo y la tierra” que aparecen tanto en las referencias bíblicas como mesopotámicas, creados cuando Tiamat fue desmembrada por el Señor Marduk.
Tras el empujón que le dio a la tierra el Viento Norte de Marduk para llevarla a su nueva posición celeste, la Tierra obtuvo su propia orbita alrededor del Sol (dando como resultado las estaciones) y recibió su rotación axial (dándonos el día y la noche). Los textos mesopotámicos afirman que una de las tareas de Marduk después de crear la Tierra fue que “asigno (a la Tierra) los días del Sol y estableció los recintos del día y la noche”. El concepto bíblico es idéntico:
Y dijo Dios:
“Haya luces en el cielo repujado,
para dividir entre el día y la noche;
y que sean señales celestes
para las estaciones, para los días y para los años”.
En la actualidad los expertos creen que, tras convertirse en un planeta, la tierra era una esfera ardiente de volcanes en erupción que llenaban la atmósfera de brumas y nubes, cuando la temperatura descendió, los vapores se convirtieron en agua, separando la faz de la tierra en tierra seca y océanos.
La quinta tablilla del Enuma Elish, desgraciadamente mutilada, proporciona exactamente la misma información científica. Al describir los chorros de lava como la “saliva” de Tiamat, la epopeya de la Creación sitúa correctamente este fenómeno antes de la formación de la atmósfera, de los océanos de la tierra y de los continentes. Después de que “las aguas de las nubes se reunieron”, se formaron los océanos, y los “fundamentos” de la Tierra –los continentes- se elevaron.
Cuando tuvo lugar “la realización del frío” –la bajada de temperaturas-, aparecieron la lluvia y la niebla. Mientras tanto, la “saliva” seguía manando, “haciendo capas”, conformando la topografía de la Tierra.
Una vez mas el paralelismo bíblico es evidente:
Y dijo Dios:
“que se reúnan las aguas bajo los cielos,
en un lugar, y que aparezca la tierra seca.
Y así fue”.
La tierra, con océanos, continentes y atmósfera, estaba preparada ahora para la formación de montañas, ríos manantiales y valles. Atribuyendo la totalidad de la creación al señor Marduk, el Enuma Elish prosigue la narración:
Poniendo la cabeza de Tiamat (la tierra) en posición,
El elevo las montañas encima.
Abrió manantiales, torrentes para sacar el agua.
De los ojos de ella dejo salir el Tigris y el Eufrates.
Con sus ubres formo las altas montañas,
Perforo manantiales para pozos, para sacar agua.
En perfecto acuerdo con los descubrimientos actuales, tanto el Libro del Génesis con el Enuma Elish, y otros textos mesopotámicos, sitúan el comienzo de la vida en las aguas, seguido por “criaturas vivientes que bullan” y “aves que vuelen”.
Como parte del nuevo orden celeste sobre la Tierra, Marduk “hizo aparecer al divino Luna...nombrándolo para señalar la noche y definir los días de cada mes”.
Quien era este dios celeste?. El texto le llama SHESH.KI (“dios celeste que protege la tierra”). En la epopeya, no existe mención previa de un planeta con este nombre; no obstante, este dios esta “dentro de su (de ella) presión celeste (campo gravitatorio)”. Y a quien se refiere ese “su”: a Tiamat o Tierra?.
Los papeles de, y las referencias a, Tiamat y la Tierra parecen ser intercambiables. La Tierra es Tiamat reencarnada. De la Luna se dice que es el “protector” de la Tierra; que es exactamente el papel que le asigno Tiamat a Kingu, su satélite jefe. La epopeya de la creación excluye concretamente a Kingu de la “hueste de Tiamat que fue destruida y diseminada, poniéndolos en movimiento inverso alrededor del Sol como cometas. Tras completar su primera orbita y volver al escenario de la batalla, Marduk decreto la suerte de Kingu:
Y a Kingu, que había sido el principal de ellos,
Lo hizo encoger;
Como al dios DUG.GA.E lo considero.
Le quito la tablilla de los destinos,
Que no era legítimamente suya.
Marduk, por tanto, no destruyo a Kingu. Lo castigo quitándole su orbita independiente, orbita que Tiamat le había concedido cuando creció en tamaño. A pesar de ser encogido, empequeñecido, Kingu siguió siendo un “dios” –un miembro planetario del sistema solar. Sin una orbita, no podía hacer otra cosa que volver a ser satélite. Y nos atrevemos a sugerir que Kingu se fue en compañía de la parte superior de Tiamat cuando este fue arrojada a si nueva orbita (como el nuevo planeta Tierra). Así pues, creemos que la Luna es Kingu, el antiguo satélite de Tiamat.
Convertido en un duggae celeste, Kingu fue despojado de sus elementos “vitales” –atmósfera, materiales radiactivos; encogió en tamaño y se convirtió en “una masa de arcilla sin vida”. Estos términos sumerios describen a la perfección a la Luna, a su historia, recientemente descubierta, y a la suerte que recayó sobre este satélite que comenzó siendo KINGU (“gran emisario”) y termino siendo DUG.GA.E (“olla de plomo”).
Habiendo dispuesto de Tiamat y Kingu, Marduk, una vez mas, “cruzo los cielos e inspecciono las regiones”. Esta vez, su atención se centro en “la morada de Nudimmud” (Neptuno), para determinar un “destino” final a Gaga, el antiguo satélite de Anshar/Saturno que fue convertido en “emisario” para los demás planetas.
La epopeya nos informa que, como uno de sus últimos actos en los cielos, Marduk asigno a este dios celeste “a un lugar oculto”, a una orbita desconocida hasta entonces que daba a “lo profundo” (el espacio exterior), y le confió “la conserjería de la profundidad de la aguas”. En la línea de su nueva posición, el planeta se renombro como US.MI (“aquel que muestra el camino”), el planeta mas exterior, nuestro Plutón.
Según el Enuma Elish, Marduk alardeo en cierto instante diciendo: “los caminos de los Dioses voy a alterar ingeniosamente...en dos grupos se dividirán”.
Y ciertamente lo hizo. Elimino de los cielos a la primera pareja-en-la-creación del Sol, Tiamat. Trajo a la existencia a la Tierra, llevándola a una nueva orbita, mas cercana al Sol. Repujo un “brazalete” en los cielos –el cinturón de asteroides que separa al grupo de los planetas interiores del grupo de los planetas exteriores. Convirtió a la mayoría de los satélites de Tiamat en cometas, y a si satélite principal, Kingu, lo puso en orbita alrededor de la Tierra para convertirse en la Luna. Y cambio de lugar un satélite de Saturno, Gaga, para convertirlo en el planeta Plutón, confiriéndole algo de sus propias características orbitales (como la de su plano orbital diferente).
Los enigmas de nuestro sistema solar –las cavidades oceánicas de la tierra, la devastación de la Luna, las orbitas inversas de los cometas, los misteriosos fenómenos de Plutón- son perfectamente explicables a través del Enuma Elish mesopotámico, si la desciframos del modo en que lo hemos hecho aquí.
Así, pues, habiendo “elaborado las posiciones” de los planetas, Marduk tomo para si la “Posición Nibiru”, y “cruzo los cielos e inspecciono” el nuevo sistema solar. Ahora se componía de doce cuerpos celestes, con doce Grandes Dioses como homólogos....
Aqui termina la Epopeya de la Creacion, espero opiniones y teorias al respecto. El articulo entrero se lo pasare a Arkantos para que lo analice.
ASTALAVISTA