por NECORA » Mar Oct 14, 2003 8:36 pm
¿ Conocéis Montségur? ¿Conocéis su historia?
Montsegur fue la última fortaleza* de los Cátaros (* no sólo era una fortaleza sino, también un Templo). El 16 de Marzo de 1244 sucumbían abrasados por las llamas del terror los miembros de la última comunidad de Montségur, después de pactar con sus enemigos dos semanas de tranquilidad previas a la entrega pacífica de las armas y de la fortaleza. Aseguran las crónicas que horas antes de la toma de Montségur, cuatro “insurrectos” escaparon al asedio por la única parte que los cruzados no custodiaban, la pared norte del castillo; un precipicio. Su misión era poner a salvo el preciado tesoro que era custodiado en la fortaleza. Pero, ¿acaso eran joyas y oro lo que allí se custodiaba?
Algunas respuestas serían desveladas siglos más tarde por un joven alemán llamado Otto Rahn, miembro desde el año 1936 de las terribles Schutz Staffel hitlerianas (SS), especialista en historia medieval y cabeza invisible de una búsqueda que se ha mantenido durantes siglos: la del Santo Grial.
El relato reflejado en el evangelio apócrifo de Nicodemo, asegura que la sagrada copa fue cogida por José de Arimatea después de que Jesús hiciera uso de ella para consagrar el vino durante la última cena, y más tarde, después de Cristo crucificado, el portador del Grial vertió unas gotas de la sangre del nazareno en su interior. De ahí su enorme valía: guardar la sangre del Hijo de Dios.
En el año 1180, coincidiendo con el auge de la doctrina cátara, dio inicio la aparición sucesiva de cuatro obras que marcaron el comienzo del mito griálico: “Perlesvaus y Parsifal”, de Wolfram Von Eschembach; “Estoire doy Graal”, de Robert de Boron; y “Perceval” de Chrétien de Troyes.
El que pasó por ser el texto más leído e interpretado de todos es el de Eschembach, mostraba un objeto sagrado que poco tenía que ver con la copa. Más bien estaba representando a una piedra esmeralda cuya magia y poder eran ilimitados, pues no en vano se desprendió de la frente del mismísimo “ángel de la luz” en su caída a los abismos infernales.
Además Wolfram dejó patente que su poema era el más fiel y documentado de todos cuantos hubieren tratado el tema, pues él tuvo como confidente de lujo al maestro provenzal Kyot, trovador y cronista de prestigio y sabiduría, que se pretendía a sí mismo como caballero templario.
Su fama vendría siete siglos después con la interpretación que de su trabajo ralizó Otto Rahn, que sin lugar a dudas acudió a Occitania obsesionado por encontrar el preciado tesoro, pero posiblemente no en la forma de cáliz, si no de piedra preciosa.
No en vano la tierra del Sabarthés, a pocos kilómetros de Montségur, ha estado desde siempre ligada al Santo Grial. Los guiños son habituales. El autor Jean Blum refleja que “a una jornada de camino, el bosque de Teille abriga un refugio forestal llamado ´del Grial´; el escudo de armas de Ussat se halla adornado con una soberbia copa-Grial; una gruta excavada en el zócalo que soporta el castillo de Montreal-de-Sos presenta todas las apariencias de un ofertorio y, en una de sus paredes, se encuentra un cuadro extraordinario: la lanza y la copa figuran en él y, al lado, dos cuadros encastrados uno en el otro con seis gotas de sangre y pequeñas cruces.
Otro argumento es el relato que narra la tradición popular en el que se habla de la cruzada de Raimundo IV en Tierra Santa antes de la epopeya cátara: lo representa trayendo la Lanza que había atravesado el costado de Jesús. Y copa y lanza no se han separado nunca...”
Podría enrollarme un montón por que el tema es largííííííííísimo, si bien, para resumir y como dice el escritor Joaquín Javaloys en su obra “El Grial secreto de los cátaros”, en mención a esa “otra” interpretación que se puede hacer de la antigüedad, que “me voy a referir a la existencia, generalmente admitida, según la cual el Santo Grial - Saint Graal -San Gral - Sang Réal, es la Sangre Consagrada o Sangre Real que corresponde a los elegidos de la estirpe del rey David de Israel, al que le fue hecha por Dios la promesa de que su descendencia reinaría eternamente”.
Sin embargo es curioso, que ningún texto religioso menciona el nombre del Grial, con excepción del cronista Eliando. ¿Por qué ese desprecio tan señalado hacia una reliquia de tal importancia ¿ ¿Qué se encondía tras el Grial que provocó incluso las iras de una iglesia temerosa de su poder?
Sí, estas preguntas también tienen explicación, pero no vienen al caso.
Nota: La información expuesta anteriormente, está extraída, casi en su totalidad del libro “Los Guardianes del Secreto” de Lorenzo Fernández.
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