La leyenda de los cuadros malditos de este pintor dice que en aquellas casas donde se haye algún cuadro de los niños llorones de Bragolin (tal y como se hace llamar el pintor después), los inmuebles salen ardiendo y los cuadros permanecen intactos además de sucederse en algunos casos fenómenos paranormales en el lugar o atraer una serie de desdichas y desgracias a los habitantes de la casa. Dice la leyenda qué si a la media noche nos plantamos ante el cuadro podemos pactar con el Diablo.
Muchas leyendas y muchas invenciones seguramente, sin embargo cual fue nuestra sorpresa al conocer la historia de Rebeca, poseedora de dos ejemplares del pintor, donde en decenas de ocasiones se le ha indendiado la casa, además de sufrir fenómenos extraños de caracter aparentemente paranormal en el interior de su inmueble.
La historia de Rebeca
Rebeca adquirió los cuadros hace diez años en una tienda de su barrio, al mes de comprar los cuadros, la tienda cerró de repente sus puertas y nunca más supieron de sus propietarios, incluso el hijo de los dueños era amigo de Rebeca, se juntaban en la calle con el resto de niños.
Desde que adquirió los cuadros la casa se le ha incendiado en multitud de ocasiones, nunca ha hecho falta llamar a los bomberos, pero la situación es alarmante, ya que podríamos estar hablando de más de treinta incendios leves en diez años, además según Rebeca en muchas ocasiones retiran sartenes y ollas del fuego y éstas siguen friendo o hirviendo durante un buen rato, como si estuviesen todavía a fuego vivo.
Además de estos incidentes en ese inmueble ocurren de vez en cuando fenómenos extraños, sobre todo uno muy frecuente que es el de objetos que desaparecen y nunca más vuelven a aparecer. Uno de los últimos una camiseta nueva que Rebeca dejó encima de su cama antes de ir a la ducha, cuando salió, la camiseta no estaba y su madre aseguró que no la había cogido, cuando eso sucedió en la casa no había nadie más, según nos aseguraba Rebeca, sucesos como este han ocurrido muchas veces y nunca vuelven a encontrar lo que desaparece. También nos comentó que su casa está reformada, pero es muy antigua y suceden otro tipos de fenómenos como escuchar ruidos y pasos que provienen de arriba de la parte del techo, lugar completamente deshabitado y de donde es imposible que puedan provenir esos ruidos y mucho menos los pasos que en demasiadas ocasiones le atormentan, también se escucha el sonido de canicas, como si alguien estuviese jugando con ellas.
Lo más interesante de la historia de Rebeca y sus cuadros, es que ella desconocía la leyenda de los niños llorones de Bragolin, y fue al verlo en Cuarto Milenio cuando se dio cuenta que tenía dos de esos cuadros en su pasillo y encima firmados, momento en el que relacionó los incendios y fenómenos extraños a los dichosos cuadros que poseía en su casa.