La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Actividad paranormal, fenómenos inexplicables, apariciones, misterios de la mente humana, y todo lo que está más allá.

Moderador: Arkantos

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Asurbanipal » Vie Mar 06, 2009 12:08 pm

La ciencia no puede demostrar la existencia de Dios; lo que demuestra es la existencia del concepto de Dios que tiene el científico en cuestión.

Cuando de una ecuación compleja falta algún dato cuya existencia ha de existir se habla de Dios.

cuando busqueis a Dios, preguntaos ¿qué es el concepto de Dios?

el GRAN HACEDOR DEL UNIVERSO, o la estatua sangrante de las procesiones de tu pueblo, por decirlo brevemente.

Nos engañan desde siglos, Dios está mucho más cerca de nosotros, ni siquiera el concepto es el que pensamos.

No me enrrollo, leer a Zacharias Zitchin.
"Perdona a tus enemigos, pero nunca olvides sus nombres".

"Nuestros cuerpos son los países de este mundo y no las fronteras que aparecen en los mapas con los nombres de hombres poderosos".
Avatar de Usuario
Asurbanipal
Paladín del Conocimiento
Paladín del Conocimiento
 
Mensajes: 395
Registrado: Mié Nov 19, 2008 5:23 pm
Ubicación: Al-Andalus (España)

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Vie Mar 06, 2009 3:27 pm

Inkubus escribió:Pensar en algo incomprensible (tal y como supongo que es Dios, o el concepto de Dios) no es más que encajar a martillazos una idea inalcanzable entre nuestros prejuicios.


SI. La insistencia sobre el punto como humanidad es también muy perseverante. Lo que me parece por lo menos curioso

Como que también es extraño que al menos tengamos la abstracción de por lo menos sospechar algo semejante, considerando que escapa a nuestras capacidades. Es como que pareciera sostenerse con sospechas, que algunos, que no soportan la incertidumbre prefieren rellenarlo con creencias. Prefiero sospecharlo, o mejor, verlo como un misterio, imaginar o inventar posibilidades, sentir si tal figura o imagen seria la mas adecuada, a considerarlo como una realidad estática o dogmática, que tanto sea como lo ve un ateo o un creyente, no es la visión mas adecuada; solo son creencias




Nos engañan desde siglos


NOOOO! Quieeenn!?!?!? :shock:

leer a Zacharias Zitchin.


Ni en pedo!

MIENTE

Y no me interesa lo que le interesa, ni en lo que pretende que nos interesemos
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Arkantos » Vie Mar 06, 2009 4:16 pm

Y no me interesa lo que le interesa, ni en lo que pretende que nos interesemos


Saber el origen del hombre me parece interesante, si no interesa es comprensible que el hombre no tenga futuro. Lo que dice es que unos alienígenas jugaron a ser dios creando a nuestra especie mediante ingeniería genética, lo cual es altamente probable considerando los baches evolutivos que no pueden ser tapados con "pedos de divinidad espontáneos" y las propias historias que nos relatan nuestros antepasados.

Me parece que es muy importante diferenciar entre "dioses" y Dios.

Pensar que algo es incomprensible es lo único que lo hace incomprensible. Todo es mente...
Necesitas adquirir buen karma? Haz CLIC AQUI!
Avatar de Usuario
Arkantos
Khan
Khan
 
Mensajes: 9005
Registrado: Jue May 29, 2003 8:10 pm
Ubicación: El Desierto de lo Real.

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Vie Mar 06, 2009 4:30 pm

Saber el origen del hombre me parece interesante


Si, claro, pero decir cualquier huevada no

Lo que dice es que unos alienígenas jugaron a ser dios creando a nuestra especie mediante ingeniería genética, lo cual es altamente probable considerando los baches evolutivos que no pueden ser tapados con "pedos de divinidad espontáneos" y las propias historias que nos relatan nuestros antepasados.


Eso se ajusta a cualquier interpretacion. Digo que es algo para no tomar totalmente en cuenta, porque directamente miente sobre lo que dice que es verdad y lo mezcla con su propia huevada
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Arkantos » Vie Mar 06, 2009 10:28 pm

Pues esa "huevada" está evidenciada en nuestro código genético, en un bache evolutivo de 2 millones de años, y en las historias que no solo cuentan los sumerios, sino la mayoría --por no decir todas-- las culturas antiguas.

Por ahí suena menos "nube-de-pedos-rosa" el que hayamos sido manipulados por una especie alienígena y que no hayamos sido creados por un Dios omnipresente en un paraíso, pero la verdad es la verdad.
Necesitas adquirir buen karma? Haz CLIC AQUI!
Avatar de Usuario
Arkantos
Khan
Khan
 
Mensajes: 9005
Registrado: Jue May 29, 2003 8:10 pm
Ubicación: El Desierto de lo Real.

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Sab Mar 07, 2009 6:22 am

2 millones de años


Un bache asi solo se puede rellenar con huevadas ´´


Por ahí suena menos "nube-de-pedos-rosa" el que hayamos sido manipulados por una especie alienígena y que no hayamos sido creados por un Dios omnipresente en un paraíso, pero la verdad es la verdad.


Tenes TUS ideas al respecto y te parece que establecer un origen con esos términos te da una figura mas aceptable, mas verdadera, pero la verdad es lo mismo que la nube de pedo rosa o cualquier otra interpretación

Ese viejo miente en sus libros

Que veas en esos libros, ideas como esa que das algún valor no significa sea la respuesta al origen del universo

Prefiero ver que existe diferencias claras entre Dioses y Extraterrestres, unos de origen espiritual otros en su propia evolución como nosotros, mas avanzados, pero no de orden espiritual

Y realmente existe diferencia entre uno y otro, que no puede ni un hombre de la antigüedad, ni uno de la actualidad confundirse al respecto. Para esto solo hay que saber ver

Por lo que según creo la nube de pedos rosas esta donde se establece una creencia para que nos de un poco de tranquilidad, como tu interpretación del origen con Ets
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Arkantos » Sab Mar 07, 2009 4:24 pm

Lo mio no es una interpretación, es LITERALMENTE lo que dicen nuestros antepasados. Lo tuyo sí es una interpretación subjetiva, Tom Cruise estaría orgulloso de vos.

Y realmente existe diferencia entre uno y otro, que no puede ni un hombre de la antigüedad, ni uno de la actualidad confundirse al respecto. Para esto solo hay que saber ver


Alta FALACIA. Si yo ahora voy con una nave al pasado y le muestro algunos artefactos tecnológicos a los primitivos humanos, dejando de lado la obviedad de la nave, me tratarían como a un dios, y me temerían y/o adorarían.

También es falacia tu ataque ad-hominem a cierto autor sin tratar siquiera de rebatir lo dicho por el mismo con argumentos.

Lord, deja de falaciar.
Necesitas adquirir buen karma? Haz CLIC AQUI!
Avatar de Usuario
Arkantos
Khan
Khan
 
Mensajes: 9005
Registrado: Jue May 29, 2003 8:10 pm
Ubicación: El Desierto de lo Real.

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Sab Mar 07, 2009 6:28 pm

De aquel autor, decir: “miente” y después decir: “no miente” en una discusión como lo único a decir, le falta contenido, tampoco me da ganas de hablar de este autor, para mi en puntos que deberían ser tomados como referencias los tergiversa e inventa, miente en otros, no vale gran cosa o nada, pero bueno son gustos. Listo por ahora, esos libritos no son mas que comics con alguna data de la realidad

Interpretacion:

es LITERALMENTE lo que dicen nuestros antepasados


Esto es moco! y no sirve para pegar teorias, ojo!

Tom Cruise estaría orgulloso de vos.


Esto es un vomito, tenes el estomago muy lleno, se te desborda!

Alta FALACIA.


Esto es sobervia, que es miedo, que es ....: "no se nada, pero esto me va bien " :lol:


Si yo ahora voy con una nave al pasado y le muestro algunos artefactos tecnológicos a los primitivos humanos, dejando de lado la obviedad de la nave, me tratarían como a un dios, y me temerían y/o adorarían.


Aquí con este punto crees que tienes algo que es verdadero, pero es una suposición subjetiva, no sabes si realmente es así, pero si usas esta creencia para reemplazar el esfuerzo de seguir tu búsqueda, hace que no te preocupes mas en el asunto, te hace sentir en posesión de algo. Pero resulta que es una creencia casi absurda que no puedes revisar por temor a que se abran otras posibilidades

No creo para nada que en ninguna época una tecnología o adelanto endiose a ningún ser

Si puede que un par de pavos lo hagan, pero seguro queres que mastiquemos; todos los Dioses son los ETs de todas las épocas

No sabes que es el plano espiritual, no conoces su realidad, ni puedes acceder a ella pero si dices que los otros dicen “falacias”

Para cualquiera que tenga en su experiencia un contacto con realidades espirituales, de seguro no endiosara nada

Esto era así antes y es así ahora

Se escapa la tortuga, por más que corras siempre ira adelante

-“ Eh tortuga! Eh!...”

Existe una diferencia entre Dios o Dioses mas allá de niveles evolutivos y seres de cualquier evolución negativos o positivos para la humanidad

Esto es básico y evidente, no se necesita mucho para verlo, pero…-“ Eh tortuga! Eh!...”
No puedes verlo porque tienes ya tu “carrera ganada”
Última edición por Lord CHEselin el Sab Mar 07, 2009 6:33 pm, editado 2 veces en total
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor MVR1981 » Sab Mar 07, 2009 6:29 pm

El hecho de ser un creador no te hace dios. :wink: , sin embargo, para un antepasado nuestro, cualquier creador lo sería.

Dado el contenido de un libro sagrado, dicho contenido podría clasificarse en:
1) Alegorías de sucesos reales.
2) Sucesos reales mal interpretados.
3) Fantasía.

Para probar la existencia de extraterrestres = falsos dioses, lo único que tenemos que hacer es probar que fuimos manipulados genéticamente en algún punto de nuestra evolución (o en otras palabras creados por dioses).


Si se lograra probar esto como positivo, no queda otra opción que asumir que los dioses de nuestras religiones son falsos, entonces:
1) Las narraciones de los libros sagrados son verdaderas:
Entonces describen sucesos del pasado (los dioses del pasado figuran en ellas :alien: ) (1 y/o 2).
2) Son solo imaginación:
Con lo que solo les quedaría el valor literario o moral (3) (que en algunos casos es bastante pobre .

:ouch: nos vemos pronto...
Saludos...
«Cualquier cosa que se le pueda hacer a una rata se le puede hacer a un ser humano.
Y podemos hacer casi cualquier cosa a las ratas.
Es duro pensar en esto, pero es la verdad.
Esto no cambiará con cubrirnos los ojos. Esto es cyberpunk».

—Bruce Sterling.
Avatar de Usuario
MVR1981
Atlante
Atlante
 
Mensajes: 587
Registrado: Sab Mar 26, 2005 11:04 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Arkantos » Dom Mar 08, 2009 6:08 pm

De aquel autor, decir: “miente” y después decir: “no miente” en una discusión como lo único a decir, le falta contenido, tampoco me da ganas de hablar de este autor, para mi en puntos que deberían ser tomados como referencias los tergiversa e inventa, miente en otros, no vale gran cosa o nada, pero bueno son gustos. Listo por ahora, esos libritos no son mas que comics con alguna data de la realidad


Decir miente no lo convierte en mentira, debes PROBARLO. Que tu metodología sea religiosa (de creer o no creer), y se lo apliques a todo, es otro asunto.

Esto es moco! y no sirve para pegar teorias, ojo!


Nuestros antepasados se deben estar revolcando en su tumba con comentarios como ese.

Esto es un vomito, tenes el estomago muy lleno, se te desborda!


A mi me parece una forma ingeniosa de comparar a lo que sabe tu opinión.

Esto es sobervia, que es miedo, que es ....: "no se nada, pero esto me va bien "


Será lo que quieras, pero aparentemente no tienes la capacidad de rebatirlo con argumentos.

Aquí con este punto crees que tienes algo que es verdadero, pero es una suposición subjetiva, no sabes si realmente es así, pero si usas esta creencia para reemplazar el esfuerzo de seguir tu búsqueda, hace que no te preocupes mas en el asunto, te hace sentir en posesión de algo. Pero resulta que es una creencia casi absurda que no puedes revisar por temor a que se abran otras posibilidades


Para nada, está apoyado por hechos comprobados por algo que se llama ciencia, tanto a nivel de la psicología como a nivel histórico. Lo tuyo está apoyado por... religión, biblia?

No creo para nada que en ninguna época una tecnología o adelanto endiose a ningún ser


Tus creencias son irrelevantes, yo hablo de hechos. Por ejemplo, y sin ir muy lejos (siglo pasado) se ha comprobado que una tribu africana hizo replicas de madera de aviones de pilotos americanos que fueron adorados como "dioses".

Si puede que un par de pavos lo hagan, pero seguro queres que mastiquemos; todos los Dioses son los ETs de todas las épocas


En absoluto, simplemente presento hechos. Al parecer el que tiene miedos eres tu.

Para probar la existencia de extraterrestres = falsos dioses, lo único que tenemos que hacer es probar que fuimos manipulados genéticamente en algún punto de nuestra evolución (o en otras palabras creados por dioses).


http://www.antiguosastronautas.com/arti ... hin03.html

viewtopic.php?f=1&t=438&p=62026&hilit=Francis+H.C.+Crick#p62026

Esto es básico y evidente, no se necesita mucho para verlo, pero…-“ Eh tortuga! Eh!...”
No puedes verlo porque tienes ya tu “carrera ganada”


Desvías demasiado la conversación hacia mi persona, que te pasa pipi?, no podes rebatir lo que digo con hechos o argumentos? Vamos a pensar que eres más papista que el Papa. O eres tan reduccionista que crees que Dios es solo digno de la especie humana?
Necesitas adquirir buen karma? Haz CLIC AQUI!
Avatar de Usuario
Arkantos
Khan
Khan
 
Mensajes: 9005
Registrado: Jue May 29, 2003 8:10 pm
Ubicación: El Desierto de lo Real.

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Dom Mar 08, 2009 6:27 pm

No respondiste a nada, solo te inventaste una serie de frases sacadas de tus prejuicios

Esto demuestra en que te estas apoyado

Que sentido tiene decirle algo a alguien que ve su propia película, su propia fantasía?

La respuesta es: NO
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Arkantos » Lun Mar 09, 2009 1:06 am

:ridiculo:
Necesitas adquirir buen karma? Haz CLIC AQUI!
Avatar de Usuario
Arkantos
Khan
Khan
 
Mensajes: 9005
Registrado: Jue May 29, 2003 8:10 pm
Ubicación: El Desierto de lo Real.

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Lun Mar 09, 2009 2:20 pm

Zacharias Zitchin=basura

Los credulos y prejuicios= basura

Lamentable, pero para que seguir con esto. leer:


Ni extraterrestres ni anunnakis (I de V)
El best-seller de Zecharia Sitchin “El 12º Planeta” está más vivo que nunca gracias a Internet, la red de redes. Se han formado ingentes cantidades de grupos de conversación en torno a su teoría, en una dinámica tan peligrosa que la mayoría de ellos han terminado no sólo aceptándola sino ampliándola sin miramiento alguno. Así, los “anunnaki” (supuestos extraterrestres que crearon al hombre) han pasado de vivir en Nibiru, el 12º Planeta de nuestro sistema solar (contando a la Luna), a ser originarios de las Pléyades, de terceras dimensiones “de amor” e incluso ¡¡de la Matrix!!. Asimismo, a la cronología presentada por Sitchin se han añadido otras que nos hablan de seres reptiloides, divinos y semidivinos, y toda una suerte de entidades biológicas inteligentes que no cabrían en diez enciclopedias como las de Tolkien.

Como la mayoría de los crédulos son como loros, es decir que repiten lo que oyen sin ni siquiera detenerse a analizarlo, se ha formado una gran mentira que recorre la red haciéndose cada vez más grande. Las teorías de Sitchin son criticables desde todos sus ángulos; el autor tan sólo necesitó coser sus mentiras con fina aguja al tejido de la auténtica historia ya desentrañada en su mayor parte por los expertos sumerólogos y arqueólogos. Separando ambas, y conociendo de antemano la historia pues, lo que nos queda es la mentira.

Este trabajo realiza un análisis en cierto modo riguroso de la obra “El 12º Planeta”, procurando en la medida de lo posible no entrar en demasiados detalles, sin duda necesarios no obstante para una perfecta comprensión del entorno histórico sobre el cual Sitchin desarrolló sus hipótesis. Todo aquello obviado puede encontrarse en lecturas adicionales de obras históricas.

Sitchin nos presenta al hombre como fruto de la manipulación genética de especies homínidas, por parte de los “anunnaki”, seres venidos de un planeta de nuestro sistema solar aún desconocido, orbitando el sol en una órbita cuyo punto más lejano estaría bastante más allá de Plutón. Tardaría 3.600 años en completar cada órbita. Cada vez que su astro natal está lo suficientemente cerca, los anunnaki viajarían hasta la tierra, razón por la cual las civilizaciones humanas han experimentados contados avances en saltos de 3.600 años.

La razón de su venida hace más de 400.000 años habría sido la búsqueda de oro para regenerar la dañada atmósfera de su planeta. Debido a retrasos en la extracción de este metal, los anunnaki habrían creado al hombre a partir de especies homínidos, parientes suyas debido a que en la formación de nuestro sistema solar el planeta Nibiru habría chocado con la Tierra contaminándose en dios sabe qué medida.

Todas las intervenciones consideradas divinas en los antiguos textos humanos como los Vedas, el Antiguo Testamento y otros, no serían más que relatos de la interactividad de estos seres con los hombres.

Para todo ello, Sitchin presenta pretendidas pruebas en forma precisamente de textos, en especial el Antiguo Testamento y otros sumerios y babilónicos/asirios como el “Enuma Elish”, conocida como “La Epopeya de la Creación”.

Este trabajo está basado en la edición española de la Editorial Obelisco, por lo que se requeriría tener a mano o bien su versión en papel o alguna electrónica de las que pululan por la red. Para facilitar la identificación de párrafos en estas últimas, se exponen textos parciales que pueden ser localizados con la utilidad “búsqueda” de cualquier editor de texto.




LOS SALTOS EVOLUTIVOS
En la página 18 se nos habla de la escasa actividad humana previa al 11.000 aC, para luego lanzar un enunciado retórico con evidentes alusiones a la llegada de los anunnaki debido a la cercanía de su planeta:

“Y luego, alrededor del 11.000 aC, el “Hombre pensante” volvió a aparecer con un nuevo vigor y con un inexplicablemente alto nivel cultural. Fue como si un entrenador invisible, viendo el vacilante partido de la humanidad, hubiera hecho entrar en el campo a todo un equipo de refresco, bien entrenado, para sustituir al equipo exhausto.”



La réplica a esta afirmación necesita tirar de lo que será una constante a lo largo de este trabajo: Sitchin no es tonto, ni retrasado, con lo cual conoce de sobra la respuesta a la situación mencionada. A quienes sí considera tontos es a sus lectores. Un pequeño vistazo a la historia nos saca de dudas: en aquella fecha terminó la última glaciación después de un lento proceso, el clima se templó y el hombre perdió a uno de sus grandes enemigos. Él mismo da una prueba tres páginas después, en la 21:

“Este abrupto cambio en el devenir de los asuntos humanos, ocurrido alrededor del 11.000 aC en Oriente Próximo (y alrededor de 2.000 años después en Europa) […]”

Si los anunnaki se hubiesen desplazado sobre caracoles, probablemente habrían tardado 2.000 años o más en llevar sus conocimientos de Oriente Próximo a Europa, pero ¿no iban a bordo de naves espaciales?. La respuesta a la incógnita del resurgir humano está, pues, en el fin de la última glaciación. Ésta comenzó hace unos 120.000 años y llegó a su término más o menos por aquellas fechas indicadas, 11.000 aC, 10.500 aC, o aún más recientes según qué versiones. En cualquier caso, los hielos se fueron retirando empezando por las latitudes más al sur, camino al norte.

Ello, unido a que la presencia humana en el creciente fértil mesopotámico era abrumadoramente mayor que en Europa, constituye otra prueba más del avance “natural” de las culturas de la zona y del por qué de ese anacronismo. De hecho, las tierras más altas estuvieron heladas durante bastante tiempo más. ¡Y aún hoy lo están!.

Sitchin alarga y acorta plazos a su antojo para colar al lector otra “revolución” allá por el 7.500 aC, y así completar un ciclo de 3.600 aproximadamente con respecto al 11.000 aC. Hoy se estima con aceptable precisión que la última glaciación terminó hacia el 10.500 aC en el hemisferio Sur, y hacia el 8.000 aC en el hemisferio Norte. Por lo tanto, no existen dos saltos (11.000 aC y 7.500 aC), sino un progresivo aumento de la actividad humana en ese período. El hombre comienza lentamente a hacerse sedentario, debido a que las laderas de las montañas desheladas manan semillas silvestres por doquier, las cuales aprende a seleccionar el hombre. Una vez vista la idoneidad de este estilo de vida, se domestican otras muchas especies animales. El clima era más cálido que el actual, pero se fue haciendo cada vez más suave hasta convertirse en algo parecido a lo que tenemos hoy. Asentamientos como el de Jericó dan fe de todo lo narrado.

Existe un poema sumerio que narra la llegada de los cereales de mano de los dioses, que los escondieron en las laderas de las montañas (“De cómo llegó el grano a Súmer”). Resulta estúpido pensar en traerlo para esconderlo en una montaña, ¡al menos podrían haberlo dejado en sus naves espaciales!. ¿No podían entrar en órbita, quizá, y por ello tenían que bajarlos?. Menudos extraterrestres. Los relatos antiguos nos cuentan, con altas dosis de misticismo y agradecimiento, los grandes eventos de la humanidad.

El hecho de que el Antiguo Testamento mencione este proceso no tiene nada de divino, sobrenatural o extraterrestre. El cerebro del hombre de aquellos tiempos no era como el de los peces de agua dulce, y por lo tanto guardaban la memoria. Y les convenía hacerlo.

Merece la pena recalcar que en las páginas 19 a 20 se nos mencionan los ríos descritos en el Génesis: Tigris y Eúfrates, y los otros dos no nombrados pero que eran el Pisón y el Guijón. Dice Sitchin que el Antiguo Testamento describe con precisión la ubicación de aquel “jardín”: al oriente de Israel. Evidentemente los judíos que escribieron el Génesis (mucho más tarde de lo que se cree, y en diferentes épocas), sabían del E.Din babilónico y el Dil.mun sumerio. No cabe duda alguna de que el Génesis es una recolección de relatos mesopotámicos, mal enlazados, y esa es una de las muchas verdades sobre las que Sitchin cose sus mentiras para darles halo de verdad.

Sin embargo, es preciso hablar de los dos ríos restantes, el Pisón y el Guijón. Del primero, el Génesis dice que rodeaba el país de “Javilá”, que algunos expertos creen que alude a Arabia. En cualquier caso, el segundo, el Guijón, “rodea al país de Kus”. Y Kus era precisamente como llamaban los egipcios a Etiopía, por lo que evidentemente se nos habla del Nilo. Es sabida la extrema relación de los egipcios con los semitas antiguos, demostrada ya por la historia. La concepción de los judíos, por lo tanto, era errónea, puesto que el Edén no era el centro del cual salían los grandes ríos conocidos. Pero esto Sitchin no lo menciona.

En lo referente al comienzo de la urbanización en Súmer hacia el 3.800 aC, decir que por aquel entonces la población humana alcanzaba a duras penas los 5 millones de habitantes. Las prósperas condiciones a orillas de los ríos (Súmer y Egipto) provocaron la necesidad no solo de fundar ciudades, sino también de establecer gobiernos. Es un proceso natural.

Los responsables de los saltos evolutivos humanos fueron las idóneas condiciones externas, no la llegada de extraterrestres.



Ni extraterrestres ni anunnakis (II de V)
Esta es la segunda de cinco entregas de esta saga. Es preciso recordar que me baso en el libro "El 12º Planeta", y el artículo avanza con una linealidad paralela a la del mismo. Por ello, a veces pudiera parecer que se salta de un tema a otro sin sentido, siendo la causa la distribución por páginas de las tonterías de la mencionada obra.
CONFUNDIENDO AL PROFANO
Los textos sumerios, acadios y babilonios nos muestran a los “anunnaki”, los dioses, como habitantes cuyos hogares se establecían preferiblemente en el inframundo, el hades que derivaría más tarde en el infierno. Al ser dioses ajenos a los judíos, fueron considerados malignos por su teología.

En la página 78 se menciona un retal de un texto que dice:

“Alalu fue derrotado, huyó ante Anu. Descendió a la oscura Tierra. Abajo, a la oscura Tierra fue; en el trono se sentó Anu.”

Sitchin afirma que Alalu tuvo que abandonar su trono “en algún lugar de los cielos”, para recalar en la tierra. En otro libro suyo, “El libro perdido de Enki”, lo interpreta como una huida a bordo de una nave espacial, hasta llegar a nuestro planeta. Sin embargo, vuelve él mismo a contradecirse puesto que en la página 130 se narra el descenso de la diosa Inanna “al mundo inferior”, bajo la tierra, que era dominio de su hermana Ereshkigal y el esposo de ésta Nergal. Queda claro, por tanto, que el lugar donde recaló Alalu fue precisamente el inframundo, un lugar tan terrible que ningún hombre que lo visitase podía volver.

Todo este asunto de inframundo y anunnaki, pues, es el origen del mito del Hades, del Infierno y de toda la parafernalia adjunta. El por qué Alalu huyó a este lugar se explicará en otra entrada, cuando se hable de la distribución del cielo en porciones correspondientes a los diferentes dioses.

Pero hablemos de la tierra de Súmer, de donde manan todos esos misterios.

SUMER
La tierra de Súmer toma su nombre del término con el que lo conocían los acadios: Shumerum. Es así como aparece en el epíteto del gran Sharrukin (Sargón I de Acad): “Rey de Shumerum y Acad”.

En la página 94 Sitchin dice el siguiente disparate:

“La palabra egipcia para ser divino o dios era NTR, que significa "el que vigila". Curiosamente éste es el significado exacto del nombre de Súmer: la tierra de los que vigilan”.

En realidad, el nombre sumerio (y no acadio) de Súmer, que por otra parte no debería pronunciarse así sino “Shumer”, es Ki-en-gi, que dado viene a ser algo así como “Tierra de los señores justos”. Para que dijese algo relativo a “vigilar” debería contener “Igi”, no “Gi”. Sitchin mezcla a otros personajes sumerios, los Igigi o dioses vigilantes (“Igi”=mirar) con Kiengi, que es el nombre de un lugar (“Ki”).

En la página 100 muestra el signo cuneiforme para referirse a “An”, dios supremo sumerio. Equipara su relación con una estrella para establecer su presunto origen estelar. Para los sumerios, los dioses eran las propias estrellas. Así, Enlil era el “Señor del aire” (que no “del espacio aéreo”, que suena más extraterrestremente tecnológico, página 103), y Enki el “Señor de la Tierra”.

En una tierra plana rodeada por una cúpula, los sumerios dividieron el firmamento en 3 franjas. La inferior correspondía a Enki, el Señor de la Tierra, y dado que en determinadas direcciones no había tierra sino agua, su nombre acadio pasó a ser Ea, “casa-agua”, es decir el que tiene su casa en el agua. Sobre él, en posición central y predominante, An o Anu. Y en la parte superior, Enlil, el Señor del Aire. Estas franjas eran conocidas como “caminos”, y cada uno de ellos tenía asignada una ingente cantidad de estrellas, aportadas más tardíamente por los babilónicos. Todo se describe en el texto llamado Mul.Apin (“estrella-arado”).

Dado, por tanto, que los dioses tenían sus estrellas, existía un distintivo que se anteponía ante cualquier nombre escrito de un dios, que era precisamente el de una estrella, o An.

LA BATALLA DE ZU Y SU NAVE ESPACIAL
En las páginas 114 y sucesivas, se narra la batalla del dios Zu. Comienza Sitchin afirmando que el malvado dios quería apropiarse de las “Tablillas de los Destinos”, que no eran otra cosa que cartas estelares de coordenadas o vete tú a saber qué locuras. Al final, en una batalla aérea sin igual misiles incluidos, es derrotado y exiliado.

Los expertos, los de verdad y no los que cita Sitchin cuando necesita darle aires de seriedad a sus delirios, están de acuerdo en que el relato de Zu formó originariamente parte del Enuma Elish. De hecho, este poema no es más que una usurpación de otro mucho anterior sumerio, y en la versión babilónica se suplanta a Enlil por Marduk, dios supremo de esta última cultura. Y esas “Tablillas de los destinos” que quería Zu, también aparecen en el Enuma Elish, que Sitchin afirma no es más que un relato de la creación de nuestro sistema solar, donde se da cuenta además de cómo Nibiru (Marduk), el planeta de los anunnaki, chocó contra Tiamat dando lugar a la Tierra y al cinturón de asteroides. Por lo tanto, si las Tablillas de los destinos eran coordenadas espaciales, ¿para qué demonios las necesitaban los planetas?.Servirían para las naves espaciales, no para los astros: éstos ya tienen sus propias leyes para mantenerse donde deben. Como todo esto era así, Sitchin evita mencionar a Zu en la página 98 cuando habla de Apsu, Tiamat y los otros dioses/planetas.

Después de hacer alarde de su ignorancia en ingeniería hablando de naves con alas y piñones desmontables, alude al arma con el que Ninurta vencería a Zu: el “til”, que por su forma cuneiforme parece una flecha (página 117). ¡Faltaría más, que un signo cuneiforme no se pareciese a una flecha!. Aunque también se parecen, no obstante, a pisadas de pájaros, que fue lo que algunos pensaron que eran cuando fueron descubiertas. Se hacían con cañas de madera sobre barro húmedo, y por lo tanto, el lugar donde más presión de ejercía daba forma a la cuña.

El signo para “flecha” es en realidad “Ti”, siendo Ti.l para “vivir”. Ambos están muy emparentados el uno con el otro, puesto que “Ti” también significa “vida”, y hasta “costilla” (de ahí el relato de la costilla de Adán). En cualquier caso, aunque tanto Ti como Ti.l puedan significar algo relacionado con la vida, Ti.l no tiene nada que ver con flechas. Es “Ti”, y el texto de Zu usa “Ti.l”. Complicado de explicar, pero fácil de comprender. Es la manipulación de Zecharía Sitchin.

En la página 121 el autor hace algo parecido a lo anterior, pero a la inversa. Lía el asunto para establecer que en realidad, Zu era Zu.En o En.Zu (puesto que en sumerio el orden es irrelevante, lo que es cierto en determinadas condiciones), y que En-Zu es como En.Su o Su.En, es decir, Suen, el nombre acadio para el dios Nannar: Sin.

Pero no es lo mismo decir “tomate” a que “te mato”. Los sumerios cuando escribían determinadas palabras usaban indicativos. Por ejemplo, el denominado “dingir” antepuesto al nombre de una divinidad; éste era una estrella, “an”. En medio de cualquier nombre o palabra se leía “an”. Los indicativos no se leían, sólo se escribían. Así, “gish” se usaba para árboles, y “mushen” para pájaros. Y el dios Zu se escribía “An.zu Mushen” (Mushen en superíndice), es decir, “El pájaro Anzu”. Por lo tanto, aunque Sitchin se niegue a aceptarlo Anzu no iba a bordo de un “pájaro” sino que era tal. Un pájaro-dios. Por su parte, Nanna/Nannar/Sin, como queramos llamarlo, estaba bien identificado: la Luna, el dios lunar.

Hasta aquí algunas más de las mentiras de Sitchin. En la próxima entrega, hablaremos de la Torre de Babel y su "nave espacial".



Ni extraterrestres ni anunnakis (III de V)
Continúo con esta serie de análisis sobre la obra "El 12º Planeta", de Zecharía Sitchin.
En la página 154 se nos habla de la Torre de Babel en unos términos inauditos. La realidad es que esta leyenda parece tener su verdadero origen en la construcción del zigurat de Marduk en Babilonia, y el asunto de la confusión del lenguaje de los hombres pudo deberse a que el vigente gobernante usó mano de obra procedente de otros imperios de la zona.

El relato nos cuenta la soberbia y pretensión de unos hombres que quisieron hacerse famosos, fabricarse un “nombre”. Pero Sitchin va más allá y trata de persuadir al lector de que el término hebreo usado, “shem”, no era más que un ¡cohete! de varias fases, y no un “nombre”. Para ello, recurre a los orígenes de la palabra, que deriva del “sham” acadio (“nombre”) y del “mu” sumerio. Una vez llegados a ese punto, Sitchin establece que el pictograma sumerio originario se parecía a una cápsula espacial y que la palabra realmente tenía la connotación de “aquello por lo que se le conoce a uno”.

Primeramente tenemos que detenernos en el pasaje bíblico para comprender bien lo que nos narra, con su típica fantasía:

Génesis 11:4
“Después dijeron: Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra”

El “hagámonos famosos”, o “hagámonos un nombre”, no tiene explicación para Sitchin. El factor vanidad humana parece no existir para él. Hacerse un nombre; hacerse famoso, gracias a la construcción de un gran zigurat: ese era el objetivo de los babilónicos con su megaconstrucción dedicada a Marduk. Ser una civilización magnífica. Y lo consiguieron, ¿o no?. Y eran tan odiados por los judíos debido al trato al que fueron sometidos, que nació la historia de una respuesta divina. Pero si tan sólo se trataba de una torre, se pregunta Sitchin:

“¿Por qué la deidad consideró el hacerse un nombre como una hazaña tras la cual nada de cuanto se propongan les será imposible hacer?”

Y pregunto yo:

“¿Por qué demonios hay que estimar real esa historia sobrenatural?”

Ni dios bajó, ni la torre evidentemente iba a tocar los cielos. Al final del Enuma Elish se narra la construcción del zigurat, y dado que los judíos se basaron en él para escribir parte de la Torah, ese final no era el más adecuado para un pueblo, el babilónico, considerado maldito.

Para los que aún no estén convencidos, baste observar ciertos detalles. Sitchin se pregunta para qué demonios iban a querer los obreros “poner un nombre sobre una torre”. Pero eso NO es lo que dice el relato. Veamos las diferencias:

SITCHIN
“Vamos a edificarnos una ciudad Y una torre cuya cúspide alcance los cielos, y hagámonos un shem (nave espacial) no sea que nos desperdiguemos por toda la faz de la tierra”

GÉNESIS
“Vamos a edificarnos una ciudad Y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos un nombre no sea que nos desperdiguemos por toda la faz de la tierra”

¿Quién habla de “poner un Shem SOBRE la torre”?. De lo que se habla, y Sitchin tergiversa, es de UNA CIUDAD (Babilonia, de la cual derivó “Babel”), Y (por añadido) UNA TORRE, es decir, el zigurat de Marduk. El nombre, lo que los haría famosos, el Shem, no es un cohete, sino precisamente la fama por si algún día se perdiese la unidad cultural y todo se fuese al traste. Para ser recordados.

Si aún no está convencido, sigamos examinando detalles. Para hacer tal obra de ingeniería, es decir, la ciudad, el zigurat y ese pedazo de cohete que ya quisiera para sí el capitán Kirk, lo mejor es obrar así:

Génesis 11:3
“Ea, vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego”

¿Y el aluminio, el acero, el titanio?. ¿Y los componentes electrónicos?. ¿Y el combustible?. Con algo volaría la máquina, ¿no?. ¡Un cohete de ladrillos!.

Y ahora pasamos al origen y etimología de “shem” (“nombre”) y “mu”, lo mismo pero en lenguas sumeria y, en este caso, asiria/babilónica. Retal procedente del Enuma Elish:

"Cuando arriba los cielos no tenían nombre..."

Cuya pronunciación en asirio es como sigue (convenciones aparte):

Enuma Elish la nabuu shamamu

Como vemos, el término "sham" tiene mucho que ver con "nombre", y no con "cohete".




Ni extraterrestres ni anunnakis (IV de V)
Continúo con mi refutación de la obra de Zecharía Sitchin "El 12º Planeta" (Edición Obelisco).
El término Anunnaki, que englobaba al conjunto de los dioses sumerios, es traducido por el autor como “Aquellos que del cielo a la tierra bajaron”, o más concretamente “Los cincuenta que del cielo a la tierra bajaron”, siendo identificados con los Nephilim bíblicos. Una traducción forzosa, con el único objetivo de relacionar ambos términos.

Aunque han sido criticados hasta la saciedad, los eruditos bíblicos del siglo pasado demostraron un elevado nivel con la traducción de algunos términos confusos como el que nos ocupa. Y es que “Nephilim” no significa para nada “los caídos” o “los arrojados” en hebreo, ya que es un término arameo y debe traducirse como “gigantes”. El hecho de que la leyenda les atribuya la particularidad de ser entidades expulsadas del “cielo” no implica que su etimología esté sujeta a ella.

El libro de Enoch también da fe de los misteriosos Nephilim: “Y a los gigantes, los Nephilim, los hijos de los Vigilantes…”. Ciertamente la lengua sumeria no tenía nada que ver con la hebrea, pero sí la de los acadios que también por lógica histórica adoraban a los Anunnaki. Por cierto que según el mencionado apócrifo, muy valorado por los primeros creyentes, los gigantes bíblicos medían en torno al kilómetro y medio de altura, detalle que es omitido deliberadamente por aquellos que viven del misterio y lo usan a su antojo.

Aunque no es mi intención escribir aquí un tratado de lengua sumeria, sí quiero exponer la manipulación de Zecharía Sitchin, que traduce el término “annunaki” de forma intencionadamente errónea. Trataré de explicar de la forma más breve y concisa posibles dónde está el error.

Sitchin interpreta “anunnaki” separando las sílabas de forma deliberadamente errónea: an.un.na.ki. “An” significa “cielo” y “ki”, “tierra”; de esa forma fuerza la traducción y la equipara a “los que del cielo a la tierra bajaron”. Para que se haga una idea de lo que esto significa, imagine que de la frase “la cerveza por barra va” yo tradujese “la cerveza por Barrabás”, y luego afirmase que existen pruebas de que este personaje de los evangelios fue el inventor de esta bebida.

La realidad es bien distinta, y la prueba es indiscutible siempre que acudamos a los textos antiguos. Y es que esas cuatro “sílabas” (por llamarlas así) serían “a.nun.na.ki”, que debe traducirse literalmente como “los poderosos del agua”. En lengua acadia -i formaba el plural; este término, “anunnaki”, es de origen sumerio y sus formas en él era “a.nun.na”, “a.nun.nag” y “a.nun.nak”. Iba precedido del símbolo perteneciente a “estrella” o “cielo”, es decir, “an”, como distintivo divino. Veámoslo:
Este extracto forma parte de un texto llamado “Lamentación de Ishme-Dagan sobre Nippur”, y el párrafo entero dice “A los divinos Anunna él hizo tomar sus asientos”. En sumerio no hay lugar a equívocos en cuanto a la transliteración de las sílabas, en casos como éste.

Como se puede observar "ki" (“tierra”) no aparece por ningún lado excepto en acadio y asirio, donde el sufijo –i como ya dije implica pluralidad y por lo tanto no es un nombre común para referirse a un lugar geográfico. Sitchin, por lo tanto y además de todo lo anterior, mezcla lenguas confundiendo aún más al lector.

Si alguien no se lo cree y se atreve a investigarlo, tiene la respuesta en la obra "The Seven Tablets of Creation", de L.W. King, donde se muestran las transliteraciones y traducciones del Enuma Elish escrito en asirio. También, y es de obligada referencia, en la de Morris Jastrow, que en su obra “The Religion of Babilonia and Asiria” (1898), lo traduce como "Los poderosos del agua". Lógico, ya que hablamos de culturas íntimamente relacionadas con sus ríos, el Tigris y el Eúfrates, sin los cuales probablemente no habrían existido en la forma en que hoy las conocemos.

Algunos mantienen que los nephilim, asociados por Sitchin a los anunnaki, eran astronautas del pasado (“hijos de dios”) que se mezclaron con “las hijas de los hombres”. Pero uno de los famosos textos del Qumram nos saca de dudas ya que en vez de referirse a los “hijos de dios”, lo hace a los “hijos de Israel”. El mal acto de aquellos hombres, a ojos de los cronistas bíblicos, fue pues el mestizaje. No hay astronautas por ningún lado.

Así que podemos concluir que en algún momento se mezclaron “hebreos puros”, con personas de otras culturas. Eso molestaba profundamente a la fuente sacerdotal del Antiguo Testamento, que tenía gran predilección por la cadena genética de los individuos llamados a guiar al pueblo.

Por ello decía Beroso que tras el diluvio “reinaron semidioses”, es decir mestizos. Antes, tan solo reinaron dioses, hombres de linaje puro. Más tarde, la mitología popular hizo divinos a los héroes “de antaño”, y añadió no cientos sino miles de nuevos dioses, hasta el punto de que modernas investigaciones han catalogado más de 3.000.

Más cohetes
Entre las páginas 172 y 176, Sitchin nos habla de los cohetes empleados por los anunnaki para sus viajes estelares (recordemos la anterior entrada sobre la Torre de Babel). El autor parte de los logogramas antiguos para tratar de demostrar que éstos se desplazaban en cohetes de varias fases que, a pesar de su tecnología, funcionaban aún con un sistema de propulsión similar al de la astronáutica moderna.

Hay una forma muy práctica de valorar esta parte del libro. Para ello me remitiré a un término sumerio usado en un texto llamado “Cuando Enki llegó a Súmer”. En concreto, la palabra es “nan.ti.mu.ga”, que significa literalmente “la cámara divina que anda entre las estrellas”. Si es crédulo en la materia pensará que no hay prueba más irrefutable, y si se considera escéptico pensará que existe una explicación más convencional y razonable. Y la hay.

La explicación es que ese término no existe, y estoy seguro de ello porque acabo de inventármelo. Y el texto al que hice alusión, también. Por lo tanto, sea creyente o no, observe lo fácil que le resulta a cualquiera engañar a quien no tiene ni idea de sumerio. Este ejemplo molesta a muchos, y lo digo por experiencia al haberlo usado en más de una ocasión en interminables charlas. Y molesta porque fuerza al crédulo a reconocer que se la pueden dar con queso y eso le hiere el orgullo. El escéptico, por su parte y eso le honra, lo ve como una muestra simpática y clarificadora válida para demostrar lo fácilmente manipulables que somos las personas.

En fin, que precisamente eso hizo Sitchin: inventárselo. NO EXISTEN esos logogramas. Así de fácil, y no se puede ser más explícito. Si no me cree, búsquelo.

Sucede como con los vimanas de los textos hindúes, fabulosas máquinas de los dioses que funcionaban con mercurio y que se desplazaban “sobre la tierra y bajo el agua”. Pero esa es sólo una lectura parcial, porque un vistazo al Samarangana, el texto que mejor los describe, nos produce una gran decepción: las naves de los dioses estaban hechas de ¡¡¡madera!!!. Resulta que para sus viajes estelares los dioses sumerios e hindúes usaban cohetes hechos de ladrillo o madera. Imagine un submarino de madera, ¿cómo podían desplazarse los vimanas bajo el agua?.



Ni extraterrestres ni anunnakis (V de V y final)
Para Sitchin, el planeta madre de los anunnaki realizaba una órbita completa cada 3.600 años. A pesar de sus intentos por liar al lector incluyendo hipotéticas trayectorias planetarias, esta posibilidad es más que remota.

Según las leyes de Kepler, que se cumple con todos los planetas, el cuadrado del período orbital de cada planeta alrededor del Sol es igual en años al cubo de la distancia media entre el astro principal y el planeta. De estos cálculos se desprende que la distancia media de Nibiru al sol es de unas 235 unidades astronómicas, es decir, más de 35.000 millones de Km. Esta distancia es unas cinco veces superior a la de Plutón. Si tenemos en cuenta que Sitchin habla de una órbita excéntrica, de forma que su perigeo o punto más cercano al sol se situaría entre Marte y Júpiter, esta misma excentricidad alargaría la distancia hasta límites más allá de los 70.000 millones de km. Si Plutón, estando como máximo a un décimo de esa distancia, posee una temperatura de -230 ºC, ¿qué ocurriría con Nibiru que estaría diez veces más lejos en algunos momentos?.

Este 12º Planeta obtendría su número en función de todos los astros de nuestro sistema solar: Sol, Mercurio, Venus, Tierra, Luna, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y Nibiru. Lo que no se explica es por qué se cuenta a la Luna y no a Io, Ganímedes, Europa, Calisto, Titán, Tritón, etc… Y lo que es más grave, ¿qué pasa con Sedna?. Por tamaño, Mercurio no es más grande que alguno de los satélites de Júpiter, ¿por qué no contar a éstos?. Si la respuesta está en que no orbita al sol sino a su planeta madre, ¿por qué contar la Luna?. ¿Y Plutón y Caronte?. Si se cuenta a éstos, debe contarse a Sedna. Pero claro, Sedna se descubrió recientemente, y Sitchin hace más de 30 años que escribió su libro-locura.

Hay varias incongruencias en el Enuma Elish, según Sitchin un relato de la creación de nuestro sistema solar (Capítulo 8, página 238 y siguientes). En primer lugar, originalmente existían Apsu (Sol), Mummu (Mercurio) y Tiamat (pre-tierra). Pero en el trabajo con textos más antiguos, se ha descubierto que en realidad Mummu era un epíteto de Tiamat, por lo que probablemente su nombre original era Mummu-Tiamat, y nombres parecidos en otros textos. Cuando según el poema, Ea “mató” a Apsu(Sol), ¿no debería haber dejado de “arder” nuestro astro rey?. Por otra parte, si Kingu representaba a la Luna de Tiamat que luego sería la nuestra, ¿qué ocurre con el dios solar Nannar, que era exactamente el nombre de nuestro satélite para los sumerios?. ¿Y el Utu sumerio o Shamash acadio, que eran los nombres del Sol que debiese ser Apsu?.

Nibiru, en realidad, era un nombre para los planetas Mercurio y Júpiter. El Mul.Apin lo dejaba muy claro, pero Sitchin se encarga de quitar un par de letras aquí y allá en la página 246:

“El planeta del dios Marduk, en su aparición: Mercurio. Ascendiendo 30 grados del arco celeste: Júpiter. Cuando se sitúe en el lugar de la batalla celeste: Nibiru”

Los sumerios identificaban a las estrellas como dioses, y aquellas que se movían de forma especial, como lo son los planetas que se mueven por la eclíptica, tomaron una relevancia especial. El Mul.Apin lo que en realidad dice es que la estrella de Marduk ES Mercurio en su salida, cuando asciende 30 grados ES Júpiter y, al llegar a un punto x en el cielo, ES Nibiru. Es todo una leyenda mitológica, que narra una lucha celestial entre astros, aunque Tiamat no ha sido aún identificada con total seguridad. Por ejemplo, las “siete estrellas” de Enlil presentes en algunos grabados no representan al “séptimo planeta” (la Tierra) mirando desde Nibiru al Sol, como afirma Sitchin, sino las Pléyades, como bien dice el Mul.Apin. Lo comprobaremos después.

Imagine que en pleno día, a juzgar por la presencia de agricultores, apareciese un astro como Nibiru. ¿Cree que sería visible?. De ningún modo, tal y como sucede con Júpiter. Si resultase que su tamaño fuese colosalmente superior y su distancia colosalmente inferior, el caos gravitatorio sería tal que Marte sería engullido. No existe posibilidad.

En el Mul.Apin se establece que "Si dUdu.Idim.Gu4 (nombre que los mesopotámicos daban a Mercurio) divide el cielo y permanece allí, [su nombre] es Nibiru". Por lo tanto, Mercurio en algunas circunstancias era Nibiru. En otras "ascendiendo 30º del arco celeste", Júpiter. La sentencia del Mul.Apin es clara.

En la página 247, el autor muestra una imagen catalogada como Figura 113 que dice representa la aparición de Nibiru en pleno campo, siendo observado por los humanos corrientes (se adjunta). Otra mentira, otra más de la larga lista. Esa representación alude precisamente a la estrella Apin, de donde toma su nombre el texto Mul (“estrella”) Apin, (“arado”), es decir “estrella del arado”. Ésta aparecía el primer día de la primavera, allá por Marzo (más concretamente, entre el 15 de Marzo y el 15 de Abril), y daba inicio a la actividad agrícola. El término Mul indica estrella, y por ello el “Mul.Mul” se refiere a lo más de lo más de las estrellas: las Pléyades. De ahí su importancia, nada que ver con el esquizofrénico rollo ese del séptimo planeta desde Nibiru. Cuando el famoso autor emplea el término "planeta" en las traducciones demuestra su infame voluntad de manipulación . El término real es "mul", que simboliza a las luminarias celestes. Así, cuando un lector repasa el texto, queda asombrado con la presencia de la palabra planeta. ¿Por qué no explica eso Sitchin, a modo de aviso?.

Si aceptamos la interpretación de Sitchin sobre el Enuma Elish, Mummu era Mercurio, Lahmu y Lahamu eran Venus y Marte, Anshar y Kishar Saturno y Júpiter, Anu y Ea Urano y Neptuno y Gaga Plutón. Sin embargo: ¿por qué Tiamat “iba” hacia donde estaban los dioses Anshar, Kishar, Anu, Ea y Urano, si se supone que era un planeta que orbitaba donde hoy está el actual cinturón de asteroides?. ¿Por qué Apsu (el sol) sigue brillando si Ea “lo mató”?. ¿Cómo era Tiamat “la madre de ambos”, Apsu y Mummu, entonces?. ¿Cómo iba a ser Kingu, nuevo esposo de Tiamat, la Luna si en el Enuma Elish tanto Kingu como Apsu son nombrados aparte del Sol ("Shamash") y la Luna?. ¿Por qué si el Enuma describe la situación en cuanto a lejanía del sol de los planetas, y dice “Anshar y Kishar” y no “Kishar y Anshar” (Júpiter y Saturno) que sería su orden correcto?. ¿Cómo llegó Ea/Neptuno hasta Apsu/Sol y tras matarlo lo estableció como su casa, es que quizá hoy Neptuno está donde el Sol o un simple planeta puede destrozar a una estrella que tiene un diámetro veinte veces superior?.

En realidad, el antiguo texto no es más que una alegoría sobre la creación de las estrellas y el zodíaco. Doce monstruos llevaba Tiamat, ¿no es demasiada casualidad?. Fíjese en que Enlil es llamado "Señor del aire/alturas/atmósfera" (cualquiera de los tres es válido), y casualmente el Camino de Enlil lo compone la banda superior (sobre el ecuador celeste) del cielo. De todo ello se habló antes, pero merece la pena recalcarlo en este momento. Miente Sitchin al afirmar que los sumerios sabían que la tierra era redonda. El Camino de Anu era la zona intermedia entre cielo y tierra, es decir, el ecuador celeste. Y el de Ea los cielos inferiores. Nótese que "Ea" significa "el que tiene su casa en el agua", sobre el firmamento justamente, debajo está el mar. Y tampoco olvidemos que en el Enuma Elish se decía que Ea no pudo plantarle cara a Tiamat; dado que Tiamat representaba a las constelaciones zodiacales de entonces, iba "ascendiendo" por los cielos hasta donde Ea no podía llegar (ecuador y más allá). Al final sería Marduk el que la rompería en dos (cierto es el asunto de la falsificación babilonia), y según el Mul.Apin éste "divide el cielo en dos". Igualmente, Sitchin ha calculado una inclinación orbital de Nibiru de aproximadamente 17 º. Todos los planetas, excepto Plutón, están más o menos sobre el mismo plano horizontal, en su giro alrededor del sol. Si esto es así, ¿por qué Nibiru afectó a Urano y Neptuno en su trayectoria, hasta el punto de volcar al primero?.

"Cruzó el cielo e inspeccionó las regiones... La estructura de lo Profundo midió entonces el Señor [...]"

La relación entre “lo Profundo” y el espacio interestelar no es posible. Primeramente, la traducción correcta de "lo Profundo" está tergiversada. El texto original usa la palabra apsu, el mismo empleado para describir a uno de los dioses. Por lo tanto, su traducción sería "el profundo" y no "lo profundo". En la lengua sumeria, además, no existen los pronombres relativos. El Apsu, Ab.zu sumerio, muerto a manos de Ea, bien puede significar el "mundo inferior" de los sumerios, aquello que está bajo la tierra. Por eso Ea "puso su morada encima de Apsu", es decir, se estableció justo sobre el firmamento (más abajo, estaría el supuesto mundo inferior, obvia decirlo...). En realidad, la visión que los sumerios tenían de sus dioses eran personificaciones de las deidades celestiales (las estrellas). "La estructura del Profundo midió entonces el señor", da cuenta del ocaso. Sería más fácil, no obstante, traducir Apsu como la profundidad, despersonificándola.

Otra lindeza de Sitchin es la siguiente sentencia extraída del Enuma: "Hacia lo Profundo marcó una órbita; donde la luz y la oscuridad de mezclan, está su límite más lejano". Donde la luz y la oscuridad se mezclan es justo el firmamento. Lo sumerios no creían que su "dios" bajara al mundo inferior, más bien pensaban que se quedaba en "El Profundo" (repetimos, no lo profundo) para luego regresar a su lugar en los cielos una y otra vez.

"Descubrimos que los textos astronómicos que trataban, de un modo altamente sofisticado, de los períodos planetarios, así como las listas de planetas en su orden celeste, sugerían también que Marduk aparecía en algún lugar entre Júpiter y Marte."

Otro ejemplo, que termina hastiando, de manipulación. Debemos saber que sí, que realmente los textos antiguos trataban de un modo altamente sofisticado de los períodos planetarios. Pero de los períodos vistos desde la tierra, es decir, ortos y ocasos, así como sus recorridos, ¡no de las órbitas de los planetas alrededor del sol!.

De hecho, Nibiru no tenía apenas importancia en los textos antiguos, si lo comparamos con otras deidades y astros. El hecho de aparecer en algunos con el logograma distintivo divino ("An", que precedía al nombre de los dioses-estrellas), indica claramente que era una deidad más, en este caso, Marduk.

En otras de las libres traducciones de Sitchin se dice "Cuando Nibiru alcance su perigeo...". ¿Qué sabían los sumerios de apogeos y perigeos?. ¿Distinguían quizá entre estrellas y planetas, en toda su magnitud?. Si es así, ¿por qué a todas se les llamaba "mul"?. Algunos han respondido a esta pregunta con otra: ¿por qué entonces los sumerios hablaban de errantes?. Pero como todos sabemos, el movimiento de la tierra sobre su eje crea precisamente esa visión de los astros, todos sin excepción, errando, moviéndose. Los babilonios, herederos de los sumerios y acadios en estos asuntos (su dios era Marduk), tienen mucho que decirle a Sitchin sobre los elevadísimos conocimientos adquiridos de los anunnaki. Veamos si no este grabado:

Se trata de un mapa babilonio de la región, encontrado en el Templo de la diosa Ishtar (Inanna), que da cuenta del poco conocimiento que tenían los hombres de la época del lugar donde vivían. Con tantos cohetes voladores, y diosas con cascos y atuendos espaciales, su cartografía debió ser muchísimo más precisa. A su lado podemos encontrar una reproducción más nítida de los trazos sobre esta piedra. ¿No sabían los babilonios que la zona no estaba rodeada completamente por mar?. ¿Dónde está el rio Tigris?. ¿Por qué Asiria está mal situada?. ¿Así veían los anunnaki la tierra desde el espacio?.
Incluso la interpretación del famoso "Cilindro VA/243", que muchos han usado como prueba irrefutable, es incorrecta. Sí, existe, pero no representa para nada al sol y a los planetas. Y vamos a comprobarlo. La figura no representa al Sol y Sitchin lo sabía. En innumerables estelas sumerias, babilonias y acadias los arqueólogos han encontrado representaciones de estrellas.

Aquí podemos observar una típica representación del sol, a la izquierda. A la derecha, una comparación de tres estrellas: la del cilindro que nos ocupa, y la de otros dos expuestos por H. Frankfort en su obra, procedente de muchos otros cilindros similares al VA/243 de Sitchin. Como vemos, no es el sol el astro representado, ¡sino una estrella!.

Y aquí, claramente de izquierda a derecha, ¡una estrella, la luna y el sol!. Así, el VA/243 no muestra al astro rey sino a una estrella cualquiera. Según Sitchin el astro de la imagen anterior, el situado a la derecha, se trata del "duodécimo planeta con su capa atmosférica” (páginas 255 y 256, figura 115), cuando realmente se trata del sol.

Otras de las más increíbles interpretaciones de Sitchin sobre los “viajes espaciales” de los anunnaki se basa en un planisferio circular asirio datado del siglo VII aC (páginas 275 y 277, figuras 122 y 123). El autor asegura que representa un viaje del dios Enlil, en su nave espacial, desde su inexistente planeta Nibiru hasta la tierra. Representamos aquí una porción de ese planisferio:
Las estrellas de Enlil eran como ya vimos las Pléyades, llamadas en sumerio "mul-mul", y su definición en el Mul.Apin es "las estrellas, siete veces divinas, los grandes dioses". La inscripción superior, "kakkab..... kakkab An-un....." no es explicada por el autor en sus obras, pero sí dedica innumerables líneas al resto del grabado. Tiene una gran lógica: "kakkab" significa "estrella" en asirio, y "An-un..." es lo que quedaba en el original cuneiforme (los años no perdonan) de la palabra Anunitu, la "Dama del cielo", que se encontraba en la constelación de Piscis y el Pez Oriental (cuando había más de 12 constelaciones zodiacales). ¿Se le olvidó al autor ese detalle?. Más bien, lo omitió deliberadamente ya que ello significaría que el gráfico representa al cielo visto desde la tierra, y no un cuaderno de viaje entre los planetas.

Si con un software informático astronómico cualquiera echamos un vistazo a los cielos de medio oriente (por ejemplo, situándonos en Bagdad o Assur), en la época del equinoccio de primavera, encontramos precisamente que el triángulo situado tras los puntos (el que no tiene inscripciones) simboliza el corte de la eclíptica con el ecuador celeste. Ello precisamente indica el momento descrito, el equinoccio de primavera.
Obsérvese el triángulo formado entre eclíptica y el Ecuador (el zoom no permitía alejarlo más). En Tauro están las estrellas de Enlil, las Pléyades. Luego tenemos, aunque aparece cortado, a Piscis a su derecha. La estrella Apin se cree que se encontraba en el Triángulo; justo sobre Aries podemos ver esta constelación. Otros autores piensan que se trataba de Hamal, en Aries, que "casualmente" también está aquí representada. Dil.Gan es un misterio, pero tampoco es importante.

Sitchin lee las inscripciones en sumerio a pesar de ser el original un texto asirio, aunque quizá no le falte razón puesto que podría tratarse de una copia de uno muy anterior. La palabra montaña simboliza precisamente eso, una montaña que ve el observador que mira al cielo desde un lugar concreto. "Bur" es "remontar", y eso precisamente hacen los astros en el cielo: ascienden y caen. La línea entre la "montaña" y el destino de Enlil cruza entre Apin (Aries o Triángulo) y Dilgan. El gráfico estaría invertido, dada la necesidad del autor de encuadrarla como una cuña dentro de una tablilla circular. La manipulación vuelve a incrementarse con el término "cohete", en realidad, "sham" en el texto.

Las "nubes de vapor" y "no nubes de vapor" no tienen sentido alguno; para empezar no es un término usado normalmente por los sumerios para nombrar a las nubes, y aunque finalmente fuese así, ¿no es bien cierto que en las alturas existen nubes y, a ras de suelo, no?. Nubes, montañas, las Pléyades, algunas estrellas... El escriba representaba lo que veía. Es un cuadro astronómico del pasado.
Habíamos dicho en anteriores líneas que el "mul-mul" representaba a las pléyades y que íbamos a comprobarlo. Pues en este grabado del período seleúcida (siglo II aC), se observan las Pléyades, la Luna y el Toro Celeste Gudanna. La inscripción cuneiforme bajo las estrellas se lee mul-mul, las Pléyades.
Si algún lector desea acceder a la información contenida en el Mul.Apin, no tiene más que exponerlo en mi blog y dejar su correo electrónico; con mucho gusto le remitiré la lista de astros, ortos y ocasos de las estrellas que eran conocidas por los babilónicos, y que demuestran que lo dicho aquí se ajusta estrictamente a la verdad.
Con esta entrada, termino mi análisis de la obra-cuento de Zecharía Sitchin "El 12º Planeta". La semana que viene expondré un trabajo relativo a los Dogon y las supuestas visitas extraterrestres.



Fuente: http://unnocomounacasa.blogspot.com/200 ... -de-v.html
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Lord CHEselin » Lun Mar 09, 2009 2:23 pm

Zacharias Zitchin=basura

Los credulos y prejuiciosos= basura, sin ofender solo ideas, ok ?

Lamentable, pero para que seguir con esto.

leer:


Ni extraterrestres ni anunnakis (I de V)
El best-seller de Zecharia Sitchin “El 12º Planeta” está más vivo que nunca gracias a Internet, la red de redes. Se han formado ingentes cantidades de grupos de conversación en torno a su teoría, en una dinámica tan peligrosa que la mayoría de ellos han terminado no sólo aceptándola sino ampliándola sin miramiento alguno. Así, los “anunnaki” (supuestos extraterrestres que crearon al hombre) han pasado de vivir en Nibiru, el 12º Planeta de nuestro sistema solar (contando a la Luna), a ser originarios de las Pléyades, de terceras dimensiones “de amor” e incluso ¡¡de la Matrix!!. Asimismo, a la cronología presentada por Sitchin se han añadido otras que nos hablan de seres reptiloides, divinos y semidivinos, y toda una suerte de entidades biológicas inteligentes que no cabrían en diez enciclopedias como las de Tolkien.

Como la mayoría de los crédulos son como loros, es decir que repiten lo que oyen sin ni siquiera detenerse a analizarlo, se ha formado una gran mentira que recorre la red haciéndose cada vez más grande. Las teorías de Sitchin son criticables desde todos sus ángulos; el autor tan sólo necesitó coser sus mentiras con fina aguja al tejido de la auténtica historia ya desentrañada en su mayor parte por los expertos sumerólogos y arqueólogos. Separando ambas, y conociendo de antemano la historia pues, lo que nos queda es la mentira.

Este trabajo realiza un análisis en cierto modo riguroso de la obra “El 12º Planeta”, procurando en la medida de lo posible no entrar en demasiados detalles, sin duda necesarios no obstante para una perfecta comprensión del entorno histórico sobre el cual Sitchin desarrolló sus hipótesis. Todo aquello obviado puede encontrarse en lecturas adicionales de obras históricas.

Sitchin nos presenta al hombre como fruto de la manipulación genética de especies homínidas, por parte de los “anunnaki”, seres venidos de un planeta de nuestro sistema solar aún desconocido, orbitando el sol en una órbita cuyo punto más lejano estaría bastante más allá de Plutón. Tardaría 3.600 años en completar cada órbita. Cada vez que su astro natal está lo suficientemente cerca, los anunnaki viajarían hasta la tierra, razón por la cual las civilizaciones humanas han experimentados contados avances en saltos de 3.600 años.

La razón de su venida hace más de 400.000 años habría sido la búsqueda de oro para regenerar la dañada atmósfera de su planeta. Debido a retrasos en la extracción de este metal, los anunnaki habrían creado al hombre a partir de especies homínidos, parientes suyas debido a que en la formación de nuestro sistema solar el planeta Nibiru habría chocado con la Tierra contaminándose en dios sabe qué medida.

Todas las intervenciones consideradas divinas en los antiguos textos humanos como los Vedas, el Antiguo Testamento y otros, no serían más que relatos de la interactividad de estos seres con los hombres.

Para todo ello, Sitchin presenta pretendidas pruebas en forma precisamente de textos, en especial el Antiguo Testamento y otros sumerios y babilónicos/asirios como el “Enuma Elish”, conocida como “La Epopeya de la Creación”.

Este trabajo está basado en la edición española de la Editorial Obelisco, por lo que se requeriría tener a mano o bien su versión en papel o alguna electrónica de las que pululan por la red. Para facilitar la identificación de párrafos en estas últimas, se exponen textos parciales que pueden ser localizados con la utilidad “búsqueda” de cualquier editor de texto.




LOS SALTOS EVOLUTIVOS
En la página 18 se nos habla de la escasa actividad humana previa al 11.000 aC, para luego lanzar un enunciado retórico con evidentes alusiones a la llegada de los anunnaki debido a la cercanía de su planeta:

“Y luego, alrededor del 11.000 aC, el “Hombre pensante” volvió a aparecer con un nuevo vigor y con un inexplicablemente alto nivel cultural. Fue como si un entrenador invisible, viendo el vacilante partido de la humanidad, hubiera hecho entrar en el campo a todo un equipo de refresco, bien entrenado, para sustituir al equipo exhausto.”



La réplica a esta afirmación necesita tirar de lo que será una constante a lo largo de este trabajo: Sitchin no es tonto, ni retrasado, con lo cual conoce de sobra la respuesta a la situación mencionada. A quienes sí considera tontos es a sus lectores. Un pequeño vistazo a la historia nos saca de dudas: en aquella fecha terminó la última glaciación después de un lento proceso, el clima se templó y el hombre perdió a uno de sus grandes enemigos. Él mismo da una prueba tres páginas después, en la 21:

“Este abrupto cambio en el devenir de los asuntos humanos, ocurrido alrededor del 11.000 aC en Oriente Próximo (y alrededor de 2.000 años después en Europa) […]”

Si los anunnaki se hubiesen desplazado sobre caracoles, probablemente habrían tardado 2.000 años o más en llevar sus conocimientos de Oriente Próximo a Europa, pero ¿no iban a bordo de naves espaciales?. La respuesta a la incógnita del resurgir humano está, pues, en el fin de la última glaciación. Ésta comenzó hace unos 120.000 años y llegó a su término más o menos por aquellas fechas indicadas, 11.000 aC, 10.500 aC, o aún más recientes según qué versiones. En cualquier caso, los hielos se fueron retirando empezando por las latitudes más al sur, camino al norte.

Ello, unido a que la presencia humana en el creciente fértil mesopotámico era abrumadoramente mayor que en Europa, constituye otra prueba más del avance “natural” de las culturas de la zona y del por qué de ese anacronismo. De hecho, las tierras más altas estuvieron heladas durante bastante tiempo más. ¡Y aún hoy lo están!.

Sitchin alarga y acorta plazos a su antojo para colar al lector otra “revolución” allá por el 7.500 aC, y así completar un ciclo de 3.600 aproximadamente con respecto al 11.000 aC. Hoy se estima con aceptable precisión que la última glaciación terminó hacia el 10.500 aC en el hemisferio Sur, y hacia el 8.000 aC en el hemisferio Norte. Por lo tanto, no existen dos saltos (11.000 aC y 7.500 aC), sino un progresivo aumento de la actividad humana en ese período. El hombre comienza lentamente a hacerse sedentario, debido a que las laderas de las montañas desheladas manan semillas silvestres por doquier, las cuales aprende a seleccionar el hombre. Una vez vista la idoneidad de este estilo de vida, se domestican otras muchas especies animales. El clima era más cálido que el actual, pero se fue haciendo cada vez más suave hasta convertirse en algo parecido a lo que tenemos hoy. Asentamientos como el de Jericó dan fe de todo lo narrado.

Existe un poema sumerio que narra la llegada de los cereales de mano de los dioses, que los escondieron en las laderas de las montañas (“De cómo llegó el grano a Súmer”). Resulta estúpido pensar en traerlo para esconderlo en una montaña, ¡al menos podrían haberlo dejado en sus naves espaciales!. ¿No podían entrar en órbita, quizá, y por ello tenían que bajarlos?. Menudos extraterrestres. Los relatos antiguos nos cuentan, con altas dosis de misticismo y agradecimiento, los grandes eventos de la humanidad.

El hecho de que el Antiguo Testamento mencione este proceso no tiene nada de divino, sobrenatural o extraterrestre. El cerebro del hombre de aquellos tiempos no era como el de los peces de agua dulce, y por lo tanto guardaban la memoria. Y les convenía hacerlo.

Merece la pena recalcar que en las páginas 19 a 20 se nos mencionan los ríos descritos en el Génesis: Tigris y Eúfrates, y los otros dos no nombrados pero que eran el Pisón y el Guijón. Dice Sitchin que el Antiguo Testamento describe con precisión la ubicación de aquel “jardín”: al oriente de Israel. Evidentemente los judíos que escribieron el Génesis (mucho más tarde de lo que se cree, y en diferentes épocas), sabían del E.Din babilónico y el Dil.mun sumerio. No cabe duda alguna de que el Génesis es una recolección de relatos mesopotámicos, mal enlazados, y esa es una de las muchas verdades sobre las que Sitchin cose sus mentiras para darles halo de verdad.

Sin embargo, es preciso hablar de los dos ríos restantes, el Pisón y el Guijón. Del primero, el Génesis dice que rodeaba el país de “Javilá”, que algunos expertos creen que alude a Arabia. En cualquier caso, el segundo, el Guijón, “rodea al país de Kus”. Y Kus era precisamente como llamaban los egipcios a Etiopía, por lo que evidentemente se nos habla del Nilo. Es sabida la extrema relación de los egipcios con los semitas antiguos, demostrada ya por la historia. La concepción de los judíos, por lo tanto, era errónea, puesto que el Edén no era el centro del cual salían los grandes ríos conocidos. Pero esto Sitchin no lo menciona.

En lo referente al comienzo de la urbanización en Súmer hacia el 3.800 aC, decir que por aquel entonces la población humana alcanzaba a duras penas los 5 millones de habitantes. Las prósperas condiciones a orillas de los ríos (Súmer y Egipto) provocaron la necesidad no solo de fundar ciudades, sino también de establecer gobiernos. Es un proceso natural.

Los responsables de los saltos evolutivos humanos fueron las idóneas condiciones externas, no la llegada de extraterrestres.



Ni extraterrestres ni anunnakis (II de V)
Esta es la segunda de cinco entregas de esta saga. Es preciso recordar que me baso en el libro "El 12º Planeta", y el artículo avanza con una linealidad paralela a la del mismo. Por ello, a veces pudiera parecer que se salta de un tema a otro sin sentido, siendo la causa la distribución por páginas de las tonterías de la mencionada obra.
CONFUNDIENDO AL PROFANO
Los textos sumerios, acadios y babilonios nos muestran a los “anunnaki”, los dioses, como habitantes cuyos hogares se establecían preferiblemente en el inframundo, el hades que derivaría más tarde en el infierno. Al ser dioses ajenos a los judíos, fueron considerados malignos por su teología.

En la página 78 se menciona un retal de un texto que dice:

“Alalu fue derrotado, huyó ante Anu. Descendió a la oscura Tierra. Abajo, a la oscura Tierra fue; en el trono se sentó Anu.”

Sitchin afirma que Alalu tuvo que abandonar su trono “en algún lugar de los cielos”, para recalar en la tierra. En otro libro suyo, “El libro perdido de Enki”, lo interpreta como una huida a bordo de una nave espacial, hasta llegar a nuestro planeta. Sin embargo, vuelve él mismo a contradecirse puesto que en la página 130 se narra el descenso de la diosa Inanna “al mundo inferior”, bajo la tierra, que era dominio de su hermana Ereshkigal y el esposo de ésta Nergal. Queda claro, por tanto, que el lugar donde recaló Alalu fue precisamente el inframundo, un lugar tan terrible que ningún hombre que lo visitase podía volver.

Todo este asunto de inframundo y anunnaki, pues, es el origen del mito del Hades, del Infierno y de toda la parafernalia adjunta. El por qué Alalu huyó a este lugar se explicará en otra entrada, cuando se hable de la distribución del cielo en porciones correspondientes a los diferentes dioses.

Pero hablemos de la tierra de Súmer, de donde manan todos esos misterios.

SUMER
La tierra de Súmer toma su nombre del término con el que lo conocían los acadios: Shumerum. Es así como aparece en el epíteto del gran Sharrukin (Sargón I de Acad): “Rey de Shumerum y Acad”.

En la página 94 Sitchin dice el siguiente disparate:

“La palabra egipcia para ser divino o dios era NTR, que significa "el que vigila". Curiosamente éste es el significado exacto del nombre de Súmer: la tierra de los que vigilan”.

En realidad, el nombre sumerio (y no acadio) de Súmer, que por otra parte no debería pronunciarse así sino “Shumer”, es Ki-en-gi, que dado viene a ser algo así como “Tierra de los señores justos”. Para que dijese algo relativo a “vigilar” debería contener “Igi”, no “Gi”. Sitchin mezcla a otros personajes sumerios, los Igigi o dioses vigilantes (“Igi”=mirar) con Kiengi, que es el nombre de un lugar (“Ki”).

En la página 100 muestra el signo cuneiforme para referirse a “An”, dios supremo sumerio. Equipara su relación con una estrella para establecer su presunto origen estelar. Para los sumerios, los dioses eran las propias estrellas. Así, Enlil era el “Señor del aire” (que no “del espacio aéreo”, que suena más extraterrestremente tecnológico, página 103), y Enki el “Señor de la Tierra”.

En una tierra plana rodeada por una cúpula, los sumerios dividieron el firmamento en 3 franjas. La inferior correspondía a Enki, el Señor de la Tierra, y dado que en determinadas direcciones no había tierra sino agua, su nombre acadio pasó a ser Ea, “casa-agua”, es decir el que tiene su casa en el agua. Sobre él, en posición central y predominante, An o Anu. Y en la parte superior, Enlil, el Señor del Aire. Estas franjas eran conocidas como “caminos”, y cada uno de ellos tenía asignada una ingente cantidad de estrellas, aportadas más tardíamente por los babilónicos. Todo se describe en el texto llamado Mul.Apin (“estrella-arado”).

Dado, por tanto, que los dioses tenían sus estrellas, existía un distintivo que se anteponía ante cualquier nombre escrito de un dios, que era precisamente el de una estrella, o An.

LA BATALLA DE ZU Y SU NAVE ESPACIAL
En las páginas 114 y sucesivas, se narra la batalla del dios Zu. Comienza Sitchin afirmando que el malvado dios quería apropiarse de las “Tablillas de los Destinos”, que no eran otra cosa que cartas estelares de coordenadas o vete tú a saber qué locuras. Al final, en una batalla aérea sin igual misiles incluidos, es derrotado y exiliado.

Los expertos, los de verdad y no los que cita Sitchin cuando necesita darle aires de seriedad a sus delirios, están de acuerdo en que el relato de Zu formó originariamente parte del Enuma Elish. De hecho, este poema no es más que una usurpación de otro mucho anterior sumerio, y en la versión babilónica se suplanta a Enlil por Marduk, dios supremo de esta última cultura. Y esas “Tablillas de los destinos” que quería Zu, también aparecen en el Enuma Elish, que Sitchin afirma no es más que un relato de la creación de nuestro sistema solar, donde se da cuenta además de cómo Nibiru (Marduk), el planeta de los anunnaki, chocó contra Tiamat dando lugar a la Tierra y al cinturón de asteroides. Por lo tanto, si las Tablillas de los destinos eran coordenadas espaciales, ¿para qué demonios las necesitaban los planetas?.Servirían para las naves espaciales, no para los astros: éstos ya tienen sus propias leyes para mantenerse donde deben. Como todo esto era así, Sitchin evita mencionar a Zu en la página 98 cuando habla de Apsu, Tiamat y los otros dioses/planetas.

Después de hacer alarde de su ignorancia en ingeniería hablando de naves con alas y piñones desmontables, alude al arma con el que Ninurta vencería a Zu: el “til”, que por su forma cuneiforme parece una flecha (página 117). ¡Faltaría más, que un signo cuneiforme no se pareciese a una flecha!. Aunque también se parecen, no obstante, a pisadas de pájaros, que fue lo que algunos pensaron que eran cuando fueron descubiertas. Se hacían con cañas de madera sobre barro húmedo, y por lo tanto, el lugar donde más presión de ejercía daba forma a la cuña.

El signo para “flecha” es en realidad “Ti”, siendo Ti.l para “vivir”. Ambos están muy emparentados el uno con el otro, puesto que “Ti” también significa “vida”, y hasta “costilla” (de ahí el relato de la costilla de Adán). En cualquier caso, aunque tanto Ti como Ti.l puedan significar algo relacionado con la vida, Ti.l no tiene nada que ver con flechas. Es “Ti”, y el texto de Zu usa “Ti.l”. Complicado de explicar, pero fácil de comprender. Es la manipulación de Zecharía Sitchin.

En la página 121 el autor hace algo parecido a lo anterior, pero a la inversa. Lía el asunto para establecer que en realidad, Zu era Zu.En o En.Zu (puesto que en sumerio el orden es irrelevante, lo que es cierto en determinadas condiciones), y que En-Zu es como En.Su o Su.En, es decir, Suen, el nombre acadio para el dios Nannar: Sin.

Pero no es lo mismo decir “tomate” a que “te mato”. Los sumerios cuando escribían determinadas palabras usaban indicativos. Por ejemplo, el denominado “dingir” antepuesto al nombre de una divinidad; éste era una estrella, “an”. En medio de cualquier nombre o palabra se leía “an”. Los indicativos no se leían, sólo se escribían. Así, “gish” se usaba para árboles, y “mushen” para pájaros. Y el dios Zu se escribía “An.zu Mushen” (Mushen en superíndice), es decir, “El pájaro Anzu”. Por lo tanto, aunque Sitchin se niegue a aceptarlo Anzu no iba a bordo de un “pájaro” sino que era tal. Un pájaro-dios. Por su parte, Nanna/Nannar/Sin, como queramos llamarlo, estaba bien identificado: la Luna, el dios lunar.

Hasta aquí algunas más de las mentiras de Sitchin. En la próxima entrega, hablaremos de la Torre de Babel y su "nave espacial".



Ni extraterrestres ni anunnakis (III de V)
Continúo con esta serie de análisis sobre la obra "El 12º Planeta", de Zecharía Sitchin.
En la página 154 se nos habla de la Torre de Babel en unos términos inauditos. La realidad es que esta leyenda parece tener su verdadero origen en la construcción del zigurat de Marduk en Babilonia, y el asunto de la confusión del lenguaje de los hombres pudo deberse a que el vigente gobernante usó mano de obra procedente de otros imperios de la zona.

El relato nos cuenta la soberbia y pretensión de unos hombres que quisieron hacerse famosos, fabricarse un “nombre”. Pero Sitchin va más allá y trata de persuadir al lector de que el término hebreo usado, “shem”, no era más que un ¡cohete! de varias fases, y no un “nombre”. Para ello, recurre a los orígenes de la palabra, que deriva del “sham” acadio (“nombre”) y del “mu” sumerio. Una vez llegados a ese punto, Sitchin establece que el pictograma sumerio originario se parecía a una cápsula espacial y que la palabra realmente tenía la connotación de “aquello por lo que se le conoce a uno”.

Primeramente tenemos que detenernos en el pasaje bíblico para comprender bien lo que nos narra, con su típica fantasía:

Génesis 11:4
“Después dijeron: Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra”

El “hagámonos famosos”, o “hagámonos un nombre”, no tiene explicación para Sitchin. El factor vanidad humana parece no existir para él. Hacerse un nombre; hacerse famoso, gracias a la construcción de un gran zigurat: ese era el objetivo de los babilónicos con su megaconstrucción dedicada a Marduk. Ser una civilización magnífica. Y lo consiguieron, ¿o no?. Y eran tan odiados por los judíos debido al trato al que fueron sometidos, que nació la historia de una respuesta divina. Pero si tan sólo se trataba de una torre, se pregunta Sitchin:

“¿Por qué la deidad consideró el hacerse un nombre como una hazaña tras la cual nada de cuanto se propongan les será imposible hacer?”

Y pregunto yo:

“¿Por qué demonios hay que estimar real esa historia sobrenatural?”

Ni dios bajó, ni la torre evidentemente iba a tocar los cielos. Al final del Enuma Elish se narra la construcción del zigurat, y dado que los judíos se basaron en él para escribir parte de la Torah, ese final no era el más adecuado para un pueblo, el babilónico, considerado maldito.

Para los que aún no estén convencidos, baste observar ciertos detalles. Sitchin se pregunta para qué demonios iban a querer los obreros “poner un nombre sobre una torre”. Pero eso NO es lo que dice el relato. Veamos las diferencias:

SITCHIN
“Vamos a edificarnos una ciudad Y una torre cuya cúspide alcance los cielos, y hagámonos un shem (nave espacial) no sea que nos desperdiguemos por toda la faz de la tierra”

GÉNESIS
“Vamos a edificarnos una ciudad Y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos un nombre no sea que nos desperdiguemos por toda la faz de la tierra”

¿Quién habla de “poner un Shem SOBRE la torre”?. De lo que se habla, y Sitchin tergiversa, es de UNA CIUDAD (Babilonia, de la cual derivó “Babel”), Y (por añadido) UNA TORRE, es decir, el zigurat de Marduk. El nombre, lo que los haría famosos, el Shem, no es un cohete, sino precisamente la fama por si algún día se perdiese la unidad cultural y todo se fuese al traste. Para ser recordados.

Si aún no está convencido, sigamos examinando detalles. Para hacer tal obra de ingeniería, es decir, la ciudad, el zigurat y ese pedazo de cohete que ya quisiera para sí el capitán Kirk, lo mejor es obrar así:

Génesis 11:3
“Ea, vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego”

¿Y el aluminio, el acero, el titanio?. ¿Y los componentes electrónicos?. ¿Y el combustible?. Con algo volaría la máquina, ¿no?. ¡Un cohete de ladrillos!.

Y ahora pasamos al origen y etimología de “shem” (“nombre”) y “mu”, lo mismo pero en lenguas sumeria y, en este caso, asiria/babilónica. Retal procedente del Enuma Elish:

"Cuando arriba los cielos no tenían nombre..."

Cuya pronunciación en asirio es como sigue (convenciones aparte):

Enuma Elish la nabuu shamamu

Como vemos, el término "sham" tiene mucho que ver con "nombre", y no con "cohete".




Ni extraterrestres ni anunnakis (IV de V)
Continúo con mi refutación de la obra de Zecharía Sitchin "El 12º Planeta" (Edición Obelisco).
El término Anunnaki, que englobaba al conjunto de los dioses sumerios, es traducido por el autor como “Aquellos que del cielo a la tierra bajaron”, o más concretamente “Los cincuenta que del cielo a la tierra bajaron”, siendo identificados con los Nephilim bíblicos. Una traducción forzosa, con el único objetivo de relacionar ambos términos.

Aunque han sido criticados hasta la saciedad, los eruditos bíblicos del siglo pasado demostraron un elevado nivel con la traducción de algunos términos confusos como el que nos ocupa. Y es que “Nephilim” no significa para nada “los caídos” o “los arrojados” en hebreo, ya que es un término arameo y debe traducirse como “gigantes”. El hecho de que la leyenda les atribuya la particularidad de ser entidades expulsadas del “cielo” no implica que su etimología esté sujeta a ella.

El libro de Enoch también da fe de los misteriosos Nephilim: “Y a los gigantes, los Nephilim, los hijos de los Vigilantes…”. Ciertamente la lengua sumeria no tenía nada que ver con la hebrea, pero sí la de los acadios que también por lógica histórica adoraban a los Anunnaki. Por cierto que según el mencionado apócrifo, muy valorado por los primeros creyentes, los gigantes bíblicos medían en torno al kilómetro y medio de altura, detalle que es omitido deliberadamente por aquellos que viven del misterio y lo usan a su antojo.

Aunque no es mi intención escribir aquí un tratado de lengua sumeria, sí quiero exponer la manipulación de Zecharía Sitchin, que traduce el término “annunaki” de forma intencionadamente errónea. Trataré de explicar de la forma más breve y concisa posibles dónde está el error.

Sitchin interpreta “anunnaki” separando las sílabas de forma deliberadamente errónea: an.un.na.ki. “An” significa “cielo” y “ki”, “tierra”; de esa forma fuerza la traducción y la equipara a “los que del cielo a la tierra bajaron”. Para que se haga una idea de lo que esto significa, imagine que de la frase “la cerveza por barra va” yo tradujese “la cerveza por Barrabás”, y luego afirmase que existen pruebas de que este personaje de los evangelios fue el inventor de esta bebida.

La realidad es bien distinta, y la prueba es indiscutible siempre que acudamos a los textos antiguos. Y es que esas cuatro “sílabas” (por llamarlas así) serían “a.nun.na.ki”, que debe traducirse literalmente como “los poderosos del agua”. En lengua acadia -i formaba el plural; este término, “anunnaki”, es de origen sumerio y sus formas en él era “a.nun.na”, “a.nun.nag” y “a.nun.nak”. Iba precedido del símbolo perteneciente a “estrella” o “cielo”, es decir, “an”, como distintivo divino. Veámoslo:
Este extracto forma parte de un texto llamado “Lamentación de Ishme-Dagan sobre Nippur”, y el párrafo entero dice “A los divinos Anunna él hizo tomar sus asientos”. En sumerio no hay lugar a equívocos en cuanto a la transliteración de las sílabas, en casos como éste.

Como se puede observar "ki" (“tierra”) no aparece por ningún lado excepto en acadio y asirio, donde el sufijo –i como ya dije implica pluralidad y por lo tanto no es un nombre común para referirse a un lugar geográfico. Sitchin, por lo tanto y además de todo lo anterior, mezcla lenguas confundiendo aún más al lector.

Si alguien no se lo cree y se atreve a investigarlo, tiene la respuesta en la obra "The Seven Tablets of Creation", de L.W. King, donde se muestran las transliteraciones y traducciones del Enuma Elish escrito en asirio. También, y es de obligada referencia, en la de Morris Jastrow, que en su obra “The Religion of Babilonia and Asiria” (1898), lo traduce como "Los poderosos del agua". Lógico, ya que hablamos de culturas íntimamente relacionadas con sus ríos, el Tigris y el Eúfrates, sin los cuales probablemente no habrían existido en la forma en que hoy las conocemos.

Algunos mantienen que los nephilim, asociados por Sitchin a los anunnaki, eran astronautas del pasado (“hijos de dios”) que se mezclaron con “las hijas de los hombres”. Pero uno de los famosos textos del Qumram nos saca de dudas ya que en vez de referirse a los “hijos de dios”, lo hace a los “hijos de Israel”. El mal acto de aquellos hombres, a ojos de los cronistas bíblicos, fue pues el mestizaje. No hay astronautas por ningún lado.

Así que podemos concluir que en algún momento se mezclaron “hebreos puros”, con personas de otras culturas. Eso molestaba profundamente a la fuente sacerdotal del Antiguo Testamento, que tenía gran predilección por la cadena genética de los individuos llamados a guiar al pueblo.

Por ello decía Beroso que tras el diluvio “reinaron semidioses”, es decir mestizos. Antes, tan solo reinaron dioses, hombres de linaje puro. Más tarde, la mitología popular hizo divinos a los héroes “de antaño”, y añadió no cientos sino miles de nuevos dioses, hasta el punto de que modernas investigaciones han catalogado más de 3.000.

Más cohetes
Entre las páginas 172 y 176, Sitchin nos habla de los cohetes empleados por los anunnaki para sus viajes estelares (recordemos la anterior entrada sobre la Torre de Babel). El autor parte de los logogramas antiguos para tratar de demostrar que éstos se desplazaban en cohetes de varias fases que, a pesar de su tecnología, funcionaban aún con un sistema de propulsión similar al de la astronáutica moderna.

Hay una forma muy práctica de valorar esta parte del libro. Para ello me remitiré a un término sumerio usado en un texto llamado “Cuando Enki llegó a Súmer”. En concreto, la palabra es “nan.ti.mu.ga”, que significa literalmente “la cámara divina que anda entre las estrellas”. Si es crédulo en la materia pensará que no hay prueba más irrefutable, y si se considera escéptico pensará que existe una explicación más convencional y razonable. Y la hay.

La explicación es que ese término no existe, y estoy seguro de ello porque acabo de inventármelo. Y el texto al que hice alusión, también. Por lo tanto, sea creyente o no, observe lo fácil que le resulta a cualquiera engañar a quien no tiene ni idea de sumerio. Este ejemplo molesta a muchos, y lo digo por experiencia al haberlo usado en más de una ocasión en interminables charlas. Y molesta porque fuerza al crédulo a reconocer que se la pueden dar con queso y eso le hiere el orgullo. El escéptico, por su parte y eso le honra, lo ve como una muestra simpática y clarificadora válida para demostrar lo fácilmente manipulables que somos las personas.

En fin, que precisamente eso hizo Sitchin: inventárselo. NO EXISTEN esos logogramas. Así de fácil, y no se puede ser más explícito. Si no me cree, búsquelo.

Sucede como con los vimanas de los textos hindúes, fabulosas máquinas de los dioses que funcionaban con mercurio y que se desplazaban “sobre la tierra y bajo el agua”. Pero esa es sólo una lectura parcial, porque un vistazo al Samarangana, el texto que mejor los describe, nos produce una gran decepción: las naves de los dioses estaban hechas de ¡¡¡madera!!!. Resulta que para sus viajes estelares los dioses sumerios e hindúes usaban cohetes hechos de ladrillo o madera. Imagine un submarino de madera, ¿cómo podían desplazarse los vimanas bajo el agua?.



Ni extraterrestres ni anunnakis (V de V y final)
Para Sitchin, el planeta madre de los anunnaki realizaba una órbita completa cada 3.600 años. A pesar de sus intentos por liar al lector incluyendo hipotéticas trayectorias planetarias, esta posibilidad es más que remota.

Según las leyes de Kepler, que se cumple con todos los planetas, el cuadrado del período orbital de cada planeta alrededor del Sol es igual en años al cubo de la distancia media entre el astro principal y el planeta. De estos cálculos se desprende que la distancia media de Nibiru al sol es de unas 235 unidades astronómicas, es decir, más de 35.000 millones de Km. Esta distancia es unas cinco veces superior a la de Plutón. Si tenemos en cuenta que Sitchin habla de una órbita excéntrica, de forma que su perigeo o punto más cercano al sol se situaría entre Marte y Júpiter, esta misma excentricidad alargaría la distancia hasta límites más allá de los 70.000 millones de km. Si Plutón, estando como máximo a un décimo de esa distancia, posee una temperatura de -230 ºC, ¿qué ocurriría con Nibiru que estaría diez veces más lejos en algunos momentos?.

Este 12º Planeta obtendría su número en función de todos los astros de nuestro sistema solar: Sol, Mercurio, Venus, Tierra, Luna, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y Nibiru. Lo que no se explica es por qué se cuenta a la Luna y no a Io, Ganímedes, Europa, Calisto, Titán, Tritón, etc… Y lo que es más grave, ¿qué pasa con Sedna?. Por tamaño, Mercurio no es más grande que alguno de los satélites de Júpiter, ¿por qué no contar a éstos?. Si la respuesta está en que no orbita al sol sino a su planeta madre, ¿por qué contar la Luna?. ¿Y Plutón y Caronte?. Si se cuenta a éstos, debe contarse a Sedna. Pero claro, Sedna se descubrió recientemente, y Sitchin hace más de 30 años que escribió su libro-locura.

Hay varias incongruencias en el Enuma Elish, según Sitchin un relato de la creación de nuestro sistema solar (Capítulo 8, página 238 y siguientes). En primer lugar, originalmente existían Apsu (Sol), Mummu (Mercurio) y Tiamat (pre-tierra). Pero en el trabajo con textos más antiguos, se ha descubierto que en realidad Mummu era un epíteto de Tiamat, por lo que probablemente su nombre original era Mummu-Tiamat, y nombres parecidos en otros textos. Cuando según el poema, Ea “mató” a Apsu(Sol), ¿no debería haber dejado de “arder” nuestro astro rey?. Por otra parte, si Kingu representaba a la Luna de Tiamat que luego sería la nuestra, ¿qué ocurre con el dios solar Nannar, que era exactamente el nombre de nuestro satélite para los sumerios?. ¿Y el Utu sumerio o Shamash acadio, que eran los nombres del Sol que debiese ser Apsu?.

Nibiru, en realidad, era un nombre para los planetas Mercurio y Júpiter. El Mul.Apin lo dejaba muy claro, pero Sitchin se encarga de quitar un par de letras aquí y allá en la página 246:

“El planeta del dios Marduk, en su aparición: Mercurio. Ascendiendo 30 grados del arco celeste: Júpiter. Cuando se sitúe en el lugar de la batalla celeste: Nibiru”

Los sumerios identificaban a las estrellas como dioses, y aquellas que se movían de forma especial, como lo son los planetas que se mueven por la eclíptica, tomaron una relevancia especial. El Mul.Apin lo que en realidad dice es que la estrella de Marduk ES Mercurio en su salida, cuando asciende 30 grados ES Júpiter y, al llegar a un punto x en el cielo, ES Nibiru. Es todo una leyenda mitológica, que narra una lucha celestial entre astros, aunque Tiamat no ha sido aún identificada con total seguridad. Por ejemplo, las “siete estrellas” de Enlil presentes en algunos grabados no representan al “séptimo planeta” (la Tierra) mirando desde Nibiru al Sol, como afirma Sitchin, sino las Pléyades, como bien dice el Mul.Apin. Lo comprobaremos después.

Imagine que en pleno día, a juzgar por la presencia de agricultores, apareciese un astro como Nibiru. ¿Cree que sería visible?. De ningún modo, tal y como sucede con Júpiter. Si resultase que su tamaño fuese colosalmente superior y su distancia colosalmente inferior, el caos gravitatorio sería tal que Marte sería engullido. No existe posibilidad.

En el Mul.Apin se establece que "Si dUdu.Idim.Gu4 (nombre que los mesopotámicos daban a Mercurio) divide el cielo y permanece allí, [su nombre] es Nibiru". Por lo tanto, Mercurio en algunas circunstancias era Nibiru. En otras "ascendiendo 30º del arco celeste", Júpiter. La sentencia del Mul.Apin es clara.

En la página 247, el autor muestra una imagen catalogada como Figura 113 que dice representa la aparición de Nibiru en pleno campo, siendo observado por los humanos corrientes (se adjunta). Otra mentira, otra más de la larga lista. Esa representación alude precisamente a la estrella Apin, de donde toma su nombre el texto Mul (“estrella”) Apin, (“arado”), es decir “estrella del arado”. Ésta aparecía el primer día de la primavera, allá por Marzo (más concretamente, entre el 15 de Marzo y el 15 de Abril), y daba inicio a la actividad agrícola. El término Mul indica estrella, y por ello el “Mul.Mul” se refiere a lo más de lo más de las estrellas: las Pléyades. De ahí su importancia, nada que ver con el esquizofrénico rollo ese del séptimo planeta desde Nibiru. Cuando el famoso autor emplea el término "planeta" en las traducciones demuestra su infame voluntad de manipulación . El término real es "mul", que simboliza a las luminarias celestes. Así, cuando un lector repasa el texto, queda asombrado con la presencia de la palabra planeta. ¿Por qué no explica eso Sitchin, a modo de aviso?.

Si aceptamos la interpretación de Sitchin sobre el Enuma Elish, Mummu era Mercurio, Lahmu y Lahamu eran Venus y Marte, Anshar y Kishar Saturno y Júpiter, Anu y Ea Urano y Neptuno y Gaga Plutón. Sin embargo: ¿por qué Tiamat “iba” hacia donde estaban los dioses Anshar, Kishar, Anu, Ea y Urano, si se supone que era un planeta que orbitaba donde hoy está el actual cinturón de asteroides?. ¿Por qué Apsu (el sol) sigue brillando si Ea “lo mató”?. ¿Cómo era Tiamat “la madre de ambos”, Apsu y Mummu, entonces?. ¿Cómo iba a ser Kingu, nuevo esposo de Tiamat, la Luna si en el Enuma Elish tanto Kingu como Apsu son nombrados aparte del Sol ("Shamash") y la Luna?. ¿Por qué si el Enuma describe la situación en cuanto a lejanía del sol de los planetas, y dice “Anshar y Kishar” y no “Kishar y Anshar” (Júpiter y Saturno) que sería su orden correcto?. ¿Cómo llegó Ea/Neptuno hasta Apsu/Sol y tras matarlo lo estableció como su casa, es que quizá hoy Neptuno está donde el Sol o un simple planeta puede destrozar a una estrella que tiene un diámetro veinte veces superior?.

En realidad, el antiguo texto no es más que una alegoría sobre la creación de las estrellas y el zodíaco. Doce monstruos llevaba Tiamat, ¿no es demasiada casualidad?. Fíjese en que Enlil es llamado "Señor del aire/alturas/atmósfera" (cualquiera de los tres es válido), y casualmente el Camino de Enlil lo compone la banda superior (sobre el ecuador celeste) del cielo. De todo ello se habló antes, pero merece la pena recalcarlo en este momento. Miente Sitchin al afirmar que los sumerios sabían que la tierra era redonda. El Camino de Anu era la zona intermedia entre cielo y tierra, es decir, el ecuador celeste. Y el de Ea los cielos inferiores. Nótese que "Ea" significa "el que tiene su casa en el agua", sobre el firmamento justamente, debajo está el mar. Y tampoco olvidemos que en el Enuma Elish se decía que Ea no pudo plantarle cara a Tiamat; dado que Tiamat representaba a las constelaciones zodiacales de entonces, iba "ascendiendo" por los cielos hasta donde Ea no podía llegar (ecuador y más allá). Al final sería Marduk el que la rompería en dos (cierto es el asunto de la falsificación babilonia), y según el Mul.Apin éste "divide el cielo en dos". Igualmente, Sitchin ha calculado una inclinación orbital de Nibiru de aproximadamente 17 º. Todos los planetas, excepto Plutón, están más o menos sobre el mismo plano horizontal, en su giro alrededor del sol. Si esto es así, ¿por qué Nibiru afectó a Urano y Neptuno en su trayectoria, hasta el punto de volcar al primero?.

"Cruzó el cielo e inspeccionó las regiones... La estructura de lo Profundo midió entonces el Señor [...]"

La relación entre “lo Profundo” y el espacio interestelar no es posible. Primeramente, la traducción correcta de "lo Profundo" está tergiversada. El texto original usa la palabra apsu, el mismo empleado para describir a uno de los dioses. Por lo tanto, su traducción sería "el profundo" y no "lo profundo". En la lengua sumeria, además, no existen los pronombres relativos. El Apsu, Ab.zu sumerio, muerto a manos de Ea, bien puede significar el "mundo inferior" de los sumerios, aquello que está bajo la tierra. Por eso Ea "puso su morada encima de Apsu", es decir, se estableció justo sobre el firmamento (más abajo, estaría el supuesto mundo inferior, obvia decirlo...). En realidad, la visión que los sumerios tenían de sus dioses eran personificaciones de las deidades celestiales (las estrellas). "La estructura del Profundo midió entonces el señor", da cuenta del ocaso. Sería más fácil, no obstante, traducir Apsu como la profundidad, despersonificándola.

Otra lindeza de Sitchin es la siguiente sentencia extraída del Enuma: "Hacia lo Profundo marcó una órbita; donde la luz y la oscuridad de mezclan, está su límite más lejano". Donde la luz y la oscuridad se mezclan es justo el firmamento. Lo sumerios no creían que su "dios" bajara al mundo inferior, más bien pensaban que se quedaba en "El Profundo" (repetimos, no lo profundo) para luego regresar a su lugar en los cielos una y otra vez.

"Descubrimos que los textos astronómicos que trataban, de un modo altamente sofisticado, de los períodos planetarios, así como las listas de planetas en su orden celeste, sugerían también que Marduk aparecía en algún lugar entre Júpiter y Marte."

Otro ejemplo, que termina hastiando, de manipulación. Debemos saber que sí, que realmente los textos antiguos trataban de un modo altamente sofisticado de los períodos planetarios. Pero de los períodos vistos desde la tierra, es decir, ortos y ocasos, así como sus recorridos, ¡no de las órbitas de los planetas alrededor del sol!.

De hecho, Nibiru no tenía apenas importancia en los textos antiguos, si lo comparamos con otras deidades y astros. El hecho de aparecer en algunos con el logograma distintivo divino ("An", que precedía al nombre de los dioses-estrellas), indica claramente que era una deidad más, en este caso, Marduk.

En otras de las libres traducciones de Sitchin se dice "Cuando Nibiru alcance su perigeo...". ¿Qué sabían los sumerios de apogeos y perigeos?. ¿Distinguían quizá entre estrellas y planetas, en toda su magnitud?. Si es así, ¿por qué a todas se les llamaba "mul"?. Algunos han respondido a esta pregunta con otra: ¿por qué entonces los sumerios hablaban de errantes?. Pero como todos sabemos, el movimiento de la tierra sobre su eje crea precisamente esa visión de los astros, todos sin excepción, errando, moviéndose. Los babilonios, herederos de los sumerios y acadios en estos asuntos (su dios era Marduk), tienen mucho que decirle a Sitchin sobre los elevadísimos conocimientos adquiridos de los anunnaki. Veamos si no este grabado:

Se trata de un mapa babilonio de la región, encontrado en el Templo de la diosa Ishtar (Inanna), que da cuenta del poco conocimiento que tenían los hombres de la época del lugar donde vivían. Con tantos cohetes voladores, y diosas con cascos y atuendos espaciales, su cartografía debió ser muchísimo más precisa. A su lado podemos encontrar una reproducción más nítida de los trazos sobre esta piedra. ¿No sabían los babilonios que la zona no estaba rodeada completamente por mar?. ¿Dónde está el rio Tigris?. ¿Por qué Asiria está mal situada?. ¿Así veían los anunnaki la tierra desde el espacio?.
Incluso la interpretación del famoso "Cilindro VA/243", que muchos han usado como prueba irrefutable, es incorrecta. Sí, existe, pero no representa para nada al sol y a los planetas. Y vamos a comprobarlo. La figura no representa al Sol y Sitchin lo sabía. En innumerables estelas sumerias, babilonias y acadias los arqueólogos han encontrado representaciones de estrellas.

Aquí podemos observar una típica representación del sol, a la izquierda. A la derecha, una comparación de tres estrellas: la del cilindro que nos ocupa, y la de otros dos expuestos por H. Frankfort en su obra, procedente de muchos otros cilindros similares al VA/243 de Sitchin. Como vemos, no es el sol el astro representado, ¡sino una estrella!.

Y aquí, claramente de izquierda a derecha, ¡una estrella, la luna y el sol!. Así, el VA/243 no muestra al astro rey sino a una estrella cualquiera. Según Sitchin el astro de la imagen anterior, el situado a la derecha, se trata del "duodécimo planeta con su capa atmosférica” (páginas 255 y 256, figura 115), cuando realmente se trata del sol.

Otras de las más increíbles interpretaciones de Sitchin sobre los “viajes espaciales” de los anunnaki se basa en un planisferio circular asirio datado del siglo VII aC (páginas 275 y 277, figuras 122 y 123). El autor asegura que representa un viaje del dios Enlil, en su nave espacial, desde su inexistente planeta Nibiru hasta la tierra. Representamos aquí una porción de ese planisferio:
Las estrellas de Enlil eran como ya vimos las Pléyades, llamadas en sumerio "mul-mul", y su definición en el Mul.Apin es "las estrellas, siete veces divinas, los grandes dioses". La inscripción superior, "kakkab..... kakkab An-un....." no es explicada por el autor en sus obras, pero sí dedica innumerables líneas al resto del grabado. Tiene una gran lógica: "kakkab" significa "estrella" en asirio, y "An-un..." es lo que quedaba en el original cuneiforme (los años no perdonan) de la palabra Anunitu, la "Dama del cielo", que se encontraba en la constelación de Piscis y el Pez Oriental (cuando había más de 12 constelaciones zodiacales). ¿Se le olvidó al autor ese detalle?. Más bien, lo omitió deliberadamente ya que ello significaría que el gráfico representa al cielo visto desde la tierra, y no un cuaderno de viaje entre los planetas.

Si con un software informático astronómico cualquiera echamos un vistazo a los cielos de medio oriente (por ejemplo, situándonos en Bagdad o Assur), en la época del equinoccio de primavera, encontramos precisamente que el triángulo situado tras los puntos (el que no tiene inscripciones) simboliza el corte de la eclíptica con el ecuador celeste. Ello precisamente indica el momento descrito, el equinoccio de primavera.
Obsérvese el triángulo formado entre eclíptica y el Ecuador (el zoom no permitía alejarlo más). En Tauro están las estrellas de Enlil, las Pléyades. Luego tenemos, aunque aparece cortado, a Piscis a su derecha. La estrella Apin se cree que se encontraba en el Triángulo; justo sobre Aries podemos ver esta constelación. Otros autores piensan que se trataba de Hamal, en Aries, que "casualmente" también está aquí representada. Dil.Gan es un misterio, pero tampoco es importante.

Sitchin lee las inscripciones en sumerio a pesar de ser el original un texto asirio, aunque quizá no le falte razón puesto que podría tratarse de una copia de uno muy anterior. La palabra montaña simboliza precisamente eso, una montaña que ve el observador que mira al cielo desde un lugar concreto. "Bur" es "remontar", y eso precisamente hacen los astros en el cielo: ascienden y caen. La línea entre la "montaña" y el destino de Enlil cruza entre Apin (Aries o Triángulo) y Dilgan. El gráfico estaría invertido, dada la necesidad del autor de encuadrarla como una cuña dentro de una tablilla circular. La manipulación vuelve a incrementarse con el término "cohete", en realidad, "sham" en el texto.

Las "nubes de vapor" y "no nubes de vapor" no tienen sentido alguno; para empezar no es un término usado normalmente por los sumerios para nombrar a las nubes, y aunque finalmente fuese así, ¿no es bien cierto que en las alturas existen nubes y, a ras de suelo, no?. Nubes, montañas, las Pléyades, algunas estrellas... El escriba representaba lo que veía. Es un cuadro astronómico del pasado.
Habíamos dicho en anteriores líneas que el "mul-mul" representaba a las pléyades y que íbamos a comprobarlo. Pues en este grabado del período seleúcida (siglo II aC), se observan las Pléyades, la Luna y el Toro Celeste Gudanna. La inscripción cuneiforme bajo las estrellas se lee mul-mul, las Pléyades.
Si algún lector desea acceder a la información contenida en el Mul.Apin, no tiene más que exponerlo en mi blog y dejar su correo electrónico; con mucho gusto le remitiré la lista de astros, ortos y ocasos de las estrellas que eran conocidas por los babilónicos, y que demuestran que lo dicho aquí se ajusta estrictamente a la verdad.
Con esta entrada, termino mi análisis de la obra-cuento de Zecharía Sitchin "El 12º Planeta". La semana que viene expondré un trabajo relativo a los Dogon y las supuestas visitas extraterrestres.



Fuente: http://unnocomounacasa.blogspot.com/200 ... -de-v.html
Lord CHEselin
Mysterynauta Oficial
Mysterynauta Oficial
 
Mensajes: 4450
Registrado: Sab Feb 04, 2006 6:48 pm

Re: La ciencia demuestra la existencia de Dios !!!

Notapor Arkantos » Mar Mar 10, 2009 1:13 am

Uh sí, eso es del EX-miembro de estos foros, "Gabriel García". Ya se lo refutó y rebatió en los posts que puso aca relacionados con el tema, no lo voy a repetir de nuevo

Si es que tenés opinión propia Ches, ponela, el copy & paste cansa y puede hacernos pensar que googleaste desesperadamente buscando al primer escéptico resentido que hablara contra Sitchin, sin darte cuenta que esa des-información ya estaba posteada por aca por supuesto.

Lo que dicen los sumerios acerca de "dioses" venidos de las estrellas a instruir al hombre en las artes de la civilización, es CONFIRMADO por otras culturas:

http://www.mpfiles.com.ar/ovni/acovni.htm

Tampoco pienso que hayas leído lo que está siguiendo los enlaces que puse en mi anterior mensaje (que incluye la opinión de un premio nobel), de lo contrario lo habrías respondido... o quizás no te salió nada en Google y no pudiste responderlo...

Repito, no se trata de creer o no creer, deja esa mentalidad religiosa e informate para poder comenzar a pensar por cuenta propia. Ni tampoco proyectes eso de los prejuicios, acordate que sé de psicología, como eso que te rebatí sobre la mentalidad del hombre primitivo y su tendencia a deificar lo que no es más que alta tecnología.
Necesitas adquirir buen karma? Haz CLIC AQUI!
Avatar de Usuario
Arkantos
Khan
Khan
 
Mensajes: 9005
Registrado: Jue May 29, 2003 8:10 pm
Ubicación: El Desierto de lo Real.

AnteriorSiguiente

Volver a Fenómenos paranormales

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 11 invitados



cron