Yo entonces estudiaba ingeniería forestal y acostumbraba a quedarme en la tarde de los viernes, revisando la biblioteca sin un propósito definido, sobretodo mirando los libros más antiguos como el de la película "Viaje sin fin".
Un día encontré un tratado viejísimo y de gran empaste. Me intrigó qué hacía allí ese libro y como era medio sugerente como para llevármelo para la casa, por respeto a lo desconocido lo revisé sólo en sala. Cuando estaba en eso apareció al lado mío otro estudiante, que reconoció el libro y que me miraba con simpatía y un cierto aire de complicidad. En vano traté de comentarle algo sobre él, porque con una sonrisa y mucha discreción se alejó, diciéndome que esa era una edición muy buena. Entonces pasé por uno de los usuarios del libro y conocedor del ámbito.
Pensé después que lo entregué, que tal vez era de la serie de libros que donara la familia del escritor Luis Oyarzún (que falleciera en un accidente), que era un investigador de lo oculto y desconocido, además de conocido escritor chileno.
Ya existían allí los escasos libros de ocultismo gracias a esa donación (sociedad hermética de Francia, conde Leadbeater, Alice Bailey y varios otros).
Con el tiempo olvidé el tema y no me interesó mayormente volver a ese libro, que alcancé a revisar y cuyo contenido era abundante en conjuros y recetarios mágicos. Tiempo después fuí citado por el director de la biblioteca, que me consideraba de los usuarios atípicos por la gama temática de mis pedidos.
El libro se había extraviado de la biblioteca y querían seguirle la pista al ladrón.
Entonces esta no era la biblioteca abierta de ahora, donde cualquiera revisa libros en los estántes y donde existe un sistema electrónico de seguridad en la escala de salida, y que para pedir un libro hay sólo que pasarlo por un código de barras.
Yo les dije que nunca lo pedí para domicilio y sólo lo revisé en sala. "Eso lo sabemos ya" -me dijo mostrándome las fichas de mis pedidos para sala-, "lo que pasa es que sólo dos estudiantes lo han revisado en el último año y tú eres uno de ellos, que además revisas una serie de otros libros extraños que hay aquí. El otro es un estudiante de Antropología, que ya llamamos para interrogar. Y te queremos pedir que nos des cualquier dato sobre su desaparición". Yo les referí la escena anterior cuando lo revisé y ellos se tomaron la barbilla y me comentaron "lo suponíamos, que se trataba de él...".
"¿De quién se trata?" les pregunté. "Era un estudiante de Antropología que se fué de la universidad, que nunca pidió ese libro directamente pero que sospechamos que lo robó a otro compañero que sí lo hizo. Esto aclara la pérdida por ahora".
Hace unos cinco años atrás yo iba en un taxi colectivo cerca de la universidad, cuando al subir al lado de atrás me saluda un jóven muy afable -de mi edad entonces, debe haber sido por eso jaja!-, al que yo no logro reconocer y que entonces se lo comento -soy mal fisonomista-. Él me dice sonriendo "en realidad no nos conocemos directamente, pero yo sí te ubico a tí en la universidad". Yo le digo que con ese dato quedo en las mismas, pero como me pareció simpático su enigmático comentario dicho con tanta familiaridad, le comento "de seguro me voy a acordar, creo yo" y me reí. Él me dijo que frecuentaba también la biblioteca, en el ámbito esotérico como yo y que por ahí me había visto revisar textos.
"Pero ese libro no era para ti", me dijo. "Además estaba imantado, contenía documentos de pactos satánicos y yo me deshice de él. No saben lo que tenían allí, era una puerta al abismo". Yo quedé sorprendido y él me dijo "este terreno es muy delicado, busca lo más elevado y nada menos que eso. Hay un tratado de Piobb en alguna parte, te lo recomiendo". Después no dijo nada por un par de minutos, mientras el taxi seguía su viaje.
De improviso me dió una palmada en la espalda y un apretón de manos.
Me miró como para despedirse con algún comentario o saludo, pero no dijo nada e hizo una seña al chofer para que lo dejaran en la esquina. Esta última actitud me dejó helado porque es propio de los iniciados no despedirse con palabras, sino "con vibración". Tampoco suelen agradecer con palabras algún obsequio, sino que emiten el sentimiento porque consideran que al pronunciar palabras diluyen la energía.
Así fue como esta escena quedó entre algunas otras extrañas que he vivido, hasta que el año pasado una amiga de Antropología me invitó a su cabaña, donde dí con el libro de Piobb "Formulario de Alta Magia", que conservo desde entonces aquí en mi casa. Me costó un par de dias hacer la relación entre el nombre y el que me había recomendado el extraño muchacho años antes.
Ahora les posteo fragmentos de este interesantísimo libro, escrito por P.V. Piobb y editado por Edaf Madrid, 1977 -serie La Tabla de Esmeralda-.
Aclaro que no lo había hecho antes sólo porque quería revisarlo más detalladamente, porque considero una irresponsabilidad enorme citar un libro semejante públicamente, sin revisarlo primero.
Particularidades del Aura
Se llama así una especie de atmósfera fluídica, procedente de la condensación de fuerzas fluídicas que todo hombre posee.
El aura se alimenta, por así decir de los fluidos cósmicos, resultando posible reforzarla con ayuda de determinadas prácticas mágicas -principalmente meditación-, o debilitarla por la exuberancia, la frivolidad, la intemperancia.
El aura resulta fácilmente perceptible con dones de videncia; por dicho medio se la ha podido estudiar mucho. Los videntes perciben las auras teñidas de colores diversos.
Por la experiencia se clasifican así las relaciones entre estos colores y los diferentes caracteres de las personas:
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color cualidad
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negro verdoso malignidad, cruel
marrón chocolate malignidad
oscuro egoísmo
claro envidia
gris en general veleidosidad
plúmbeo veleidosidad y tristeza
claro veleidosidad y timidez
verdoso veleidosidad y bellaquería
rojo amarronado avaricia
fuego bestialidad
cereza amor
rosado amistad
azul claro misticismo soñador
oscuro religiosidad
lila espiritualidad elevada
amarillo en general intelectualidad
rojizo intelectualidad fuerte
oro intelectualidad elevada
violeta en general devoción y afección
Magia Personal
Sede de dones excepcionales
Bajo la denominación de Magia Personal deben entenderse una serie de prácticas, más o menos rituales -y en este sentido, más o menos de acuerdo con los principios de la Alta Magia-, que en nuestros dias al progresar la ciencia experimental, se colocan más bien en la categoría de manifestaciones psíquicas.
Conviene por tanto separar netamente las hipótesis actualmente emitidas, para explicar el mecanismo de las manifestaciones consideradas, y referirnos únicamente a las causalidades energéticas que, según las teorías derivadas de la teoría general de la Magia, se encuentran en acción.
La ciencia moderna con razón, se preocupa sobre todo de reconocer cómo las manifestaciones psíquicas se producen; la ciencia o mejor aún, el saber del que procede la Magia, se inquieta únicamente por el establecimiento de por qué tales manifestaciones pueden existir. Esta matización muy importante, permite hace la distinción.
La razón por la cual un individuo de la especia humana posee dones excepcionales, que hacen de él un operador ocasional, reside mágicamente hablando en el propio determinismo que ha constituído, no sólo su ser físico sino también su ser moral. El determinismo de las energías cósmicas, accionando el de las fuerzas naturales, construye indirectamente en un recipiente apropiado para cada especie (generalmente llamado huevo), el ser compuesto de células que puesto en el mundo desde que es capaz de alimentación aérea, crece inmediatamente y se hace un ser adulto, es decir un ser perfecto.
La razón de esta construcción fetal y de este crecimiento posterior, la teoría iniciática lo ve en las energías celulares -teniendo en cuenta las diferencias de carácter específico-, y por ello dicha teoría está enteramente de acuerdo con la biología.
Donde se encuentra en mayor acuerdo con las concepciones modernas es -una vez que el ser actúa voluntariamente por sí mismo-, en las razones que motivan el ejercicio de la intelectualidad en el individuo. El desacuerdo no tiene por lo demás, un carácter científico sino filosófico.
Sin duda la falta de atención que ha sido concedida a la filosofía animal, ha hecho que desde hace mucho tiempo se haya perdido de vista que entre la intelectualidad de un ser cualquiera, de una especie que es inferior en evolución a la del hombre -muy superior y muy evolucionado-, existen diferencias que son cuantitativas, pero de ninguna manera cualitativas.
Las facultades psíquicas son de orden corriente; no se hacen mágicamente interesantes hasta que toman, en un individuo, un grado tal de desarrollo que parecen constituir dones excepcionales. De ahí deriva que algunas escuelas modernas consideren las posibilidades de desarrollar, lo que ellas llaman "poderes latentes en el hombre".
Seguramente la Alta Magia ha tenido siempre en consideración un desarrollo parecido. No hubiera poseído sentido iniciático de no haberlas tenido en cuenta. Porque la iniciación no tiene sobretodo, como objetivo otra cosa que no sea el desarrollo en su grado máximo (para cada individuo), todas las facultades intelectuales, morales, psíquicas e incluso físicas, de que dispone la especie humana. Es por tanto, por esto por lo que las enseñanzas iniciáticas de Eleusis comportaban, no sólo una parte filosófica y literaria -de las que las tragedias griegas son la prueba, así como los escritos de los discípulos de Sócrates-, sino también una parte deportiva de la que las fiestas llamadas olímpicas, eran una manifestación periódica.
Como consecuencia, la magia común ha querido retener en relación con este método, un medio puramente individual de extensión física.
Desde el punto de vista especialmente psíquico, el determinismo a considerar en el hombre se refiere a "un conjunto de naturaleza mecánica", que más filosóficamente descrito que científicamente expuesto, ha tomado el nombre de CUERPO ASTRAL.
El CUERPO ASTRAL ha sido diferentemente denominado:
-Enormón (por Hipócrates)
-Cuerpo luminoso (por los pitagóricos)
-Doble o Ka (por los antiguos egipcios)
-Cuerpo etéreo (por los neoplatónicos)
-Cuerpo glorioso (por los padres de la iglesia)
-Periespíritu (por Allan Kardec)
-Doble etéreo (por los teófosos modernos)
-Cuerpo vital fluídico (por el Dr. Baraduc y diversos metapsiquistas contemporáneos)
Estas son sólo las apelaciones más corrientes; existen otras varias pero cada una como las precedentes, está destinada a evocar una teoría especial y explicativa. Como quiera que el término "cuerpo" incita a ver otra cosa diferente de una simple disposición mecánica, que siendo esencialmente fluídica -es decir energética-, no posee la consistencia material. Sería lo que en filosofía lleva el nombre de substancia, aunque este término designe más especialmente el estado sobre el que se presenta el ser intelectual, en su completo desarrollo.
Según varios experimentadores, el CUERPO ASTRAL asume las funciones siguientes:
1º Rige, conserva, anima el cuerpo material;
2º Reproduce la forma de la célula y por consecuencia, la forma general del individuo;
3º Provoca lo que se ha llamado sentido íntimo, desde el punto de vista intelectual;
4º Constituye una especie de doble de nosotros mismos y en virtud de una disminución o de un aumento, en la frecuencia vibratoria, lo hace suceptible de caer bajo la percepción del sentido de la vista (todo ello en determinadas condiciones, entiéndase bien).
La Magia entiende poco más o menos de esta forma el papel del CUERPO ASTRAL, cuando considera los dones excepcionales en el operador. Los alquimistas por su parte, han dado en este sentido abundantes indicaciones relativas a lo fijo y lo volátil (o móvil), entre los seres inanimados y animados; lo fijo siendo la materia de carácter atómico y lo volátil, siendo la energía de carácter morfológico, llamado substancial en filosofía.
Sin embargo mágicamente hablando, la expresión CUERPO ASTRAL sigue siendo, en lo que se refiere a su correspondencia, mejor que cualquier otra respecto al dispositivo energético que constituye el mecanismo en cuestión.
Este dispositivo revela combinaciones que los ASTROS -de un sistema estelar cualquiera-, presentan en un momento preciso. En el sistema solar y para el planeta Tierra, estas combinaciones están constituidas por el Sol (centro del sistema); por la Luna (satélite de la Tierra) y todos los demás planetas que giran en torno al Sol.
La expresión descriptiva geométricamente de estas combinaciones se hace, como es justo, en función de un punto determinado geográficamente sobre el globo terráqueo. En este punto pero con la máxima y rigurosa precisión, incluso en elevación por encima del horizonte, o en profundidad por debajo, el individuo que nace -en una especie dada, una raza definida, una cadena hereditaria determinada-, incorpora según su condicionamiento constructivo esta expresión mecánica de las combinaciones astrales.
La incorporación que no es, después de todo más que una orientación de sus propias energías constructivas, se presenta como constituyendo en sí un conjunto dotado de una mobilidad especial, casi independiente de sus voliciones intelectuales. De ello se deriva que el individuo aparece como subdividido, grosso modo en tres elementos emparentados, pero distintos:
- El ser físico
- El ser intelectual (y moral)
- El ser que es preciso llamar ASTRAL, puesto que son los astros los que, por sus combinaciones lo constituyen y anima.
Ciertas investigaciones en metapsíquica han hecho comprender que el Cuerpo Vital Fluídico o cuerpo astral, juega en el hombre un papel capital.
Se le considera por lo general como subconsciente, pero esto responde perfectamente a su aspecto mecánico. El cuerpo astral es por tanto, la sede de dones excepcionales y la delicadeza de su funcionamiento, tanto como las variaciones manifestadas por él, tienen su razon de ser, hablando energéticamente dentro de la delicadeza y las variaciones que se comprueben en el seno de los "plasmas", constituidos por las combinaciones sidéreas.
Resulta entonces también muy difícil analizar, sin entrar en copiosos detalles, que es muy cómodo comprender el mecanismo energético de estas combinaciones tan complejas: se trata de transponer los términos usados por la física usual.
Entre los hindúes existe toda una metodología de desarrollo de los dones naturales, para darles casi un valor excepcional y paralelamente, hacer que los dones excepcionales posean toda la eficacia posible. Estos métodos llevan el nombre de YOGA, y se subdividen en tantas categorías como sea necesario, con el fin de conformarse con la teoría siguiente, en la que se analiza el cuerpo astral.
La expresión YOGA significa unión. Se dice que designa más una filosofía, cuyo objetivo es mejorar la especie humana, que un método de desarrollo psíquico. Esto es seguramente exacto, puesto que si se trata de una unión conviene considerar una reunión de personas, que se instruyen más o menos iniciáticamente; por lo tanto filosóficamente. Pero esta instrucción tiene sobre todo un carácter práctico: se refiere a la mejoría del individuo por el desarrollo de sus dones psíquicos; se considera, como consecuencia principalmente un método. Este método puede tener un fundamento filosófico e incluso un nivel racional, pero no puede por definición ser una filosofía.
La teoría hindú distingue en el nombre los siete principios siguientes:
1º Rupa o cuerpo físico
2º Jiva o fuerza vital
3º Linga Sharira o cuerpo astral
4º Kama Rupa o alma animal
5º Manas o alma humana
6º Buddhi o fuerza psíquica
7º Atma o esencia psíquica (alma propiamente dicha)
Todavía subdivide en dos partes (una superior y otra inferior), cada uno de los principios llamados Manas y Buddhi. Esto hace que en realidad sea nueve su número y de hecho constituye un novenario energético, perfectamente de acuerdo con la teoría general y en todo caso, enteramente comparable al sistema de los Haioth-hakodesch.
El YOGA oriental ha tenido una rèplica en Occidente que se conoce bajo el nombre de misticismo. Este vocablo ha tomado en nuestros días, tanto científica como literariamente, un sentido que es muy diferente del de "práctica psíquica", bajo el que es necesario entenderlo cuando se trata de la magia personal.
El Myste entre los griegos era el niniciado de la primera categoría; la categoría de los epoptos se consideraba como segunda y superior. De hecho el myste era menos práctico y menos especializado que el epopto. Como han comprendido los alquimistas, se trataba de un filósofo mientras que el epopto era al mismo tiempo, un sabio. Los jefes de esta categoría eran, de esta forma, muy filósofos y muy sabios.
La Magia en la categoría de los apoptos era la "Gran Magia", si así puede denominarse. Es decir la magia ceremonial, mientras entre los mystes era más que nada magia personal, o dicho en otros términos misticismo.
Nada más natural que la palabra misticismo haya adquirido en seguida, una acepción filosófica. Entre el YOGA oriental y el misticismo occidental no hay más que una diferencia de "mentalidad". Sin embargo, dejando a un lado la divergencia de concepciones sobre las que reposa la teoría del desarrollo psíquico, la mentalidad implica la diversidad de los métodos de desarrollo. Pero los medios y los principios de entrenamiento son los mismos.
El resultado final también es el mismo. Consiste en dar al "sujeto" que presenta dones excepcionales, la posibilidad de mostrarlos como extraordinarios.