time traveler escribió:estamos hablando de que cualquier cosa es posible, no importa que la ciencia ahora pueda o no comprobarlo eso no significa que un fenomeno como la reencarnacion no exista; solo que no existen los medios para su verificacion que es algo muy diferente
Hola Time traveler,...parece que la ciencia se esta aproximando a los secretos de la reencarnación con la "regresión hipnotica" y también esta empezando hacerlo cientificamente.
Hablando del Alma que es la que reencarna ya comenzó la inquietud desde el siglo pasado a tratar de "pesar" el alma.
¿ Nunca escucharon o leyeron que una persona al morir pierde peso...?
Esto viene Estar relacionado con las propiedades del alma a nivel fisico,..aunque ya estoy leyendo lo que escribiran los escepticos,..que es el aire que explusa al morir....¿ Como si el aire pesara ...!!
Si hay algo que nos mueve, una energía,..sería el Alma equivalente a esa energía y de acuerdo con la célebre ecuación de E = mc2,..por lo que la muerte implicaría la liberación del alma o liberación de energía con un déficit de masa.
Aquí me van a disculpar pero me voy "aventar un rollo"...para hacerlo más explicito
Platón decía que el alma estaba formada por tres partes( Una mental, una emocional y una espiritual) y que al morir cada una tomaba su camino y el alma espiritual regresaba a la "dimensión luminosa" de donde a su entender --procedian todas las almas.
Aristóteles extendió la noción y se despachó diciendo que todos los seres vivos tienen en sí un principio
vital o alma –mortal– que regula todas sus funciones vitales, y que muere junto a él (las plantas tienen un alma vegetativa; los animales, un alma sensitiva; y los seres humanos, un alma racional).
Y las firmas siguen:
Hesíodo (“un aliento que mantiene la vida del cuerpo inanimado y que lo abandona cuando el ser humano muere o está moribundo o desmayado);
Hegel (“la manifestación sensorial inferior del espíritu en su nexo con la materia”).
Pero todo siempre fue mero discurso y ahí se quedaba. Nada de
experimentación, medición ni observación. Hasta que recién en 1907 el
médico estadounidense Duncan Mac Dougall (de Haverhill, Massachusetts) osó hacer lo que ni a Platón ni a Aristóteles se les había ocurrido:
pesar –literalmente– un alma.
Decididamente, lo primero que hizo fue comparar una cama-balanza que –según lo engatusó el vendedor– era sensible al peso de un pelo. Así, la armó y la arrinconó cerca de la ventana de su oficina. Lo que le faltaba entonces eran candidatos que dejaran pesar su yo interior más íntimo.
Nadie sabe cómo, pero para febrero de ese año había reclutado a seis moribundos (cuatro de tuberculosis, uno de diabetes y el sexto de causas no especificadas). Y así fue: los observó antes, durante y después del proceso de muerte y midió puntillosamente cada cambio de peso.
El resultado parecía coincidir en cada caso: exactamente,
21,262142347500003 gramos era la diferencia entre el peso del cuerpo viviente y del cadáver. O dicho en otras palabras, que el alma no sólo existía,
tenía masa, sobre ella también actuaba la gravedad y pesaba lo mismo que una moneda de cinco centavos, una barrita de chocolate, una feta de jamón o un colibrí.
Mac Dougall estaba tan entusiasmado con todo el asunto de jugar a la balanza que repitió el experimento con 15 perros que, luego de muertos,
no registraron la sustracción de los famosos 21 gramos (para el médico todo cuadraba:
sin dudas, ésta era la prueba por excelencia de que los únicos que gozaban de alma eran los seres humanos).
Como un reguero de pólvora, la noticia se filtró y apareció el 11 de marzo de 1907 en la página 5 del New York Times (bajo el título, “Soul Has Weight, Physician Thinks”) antes de que la revista American Medicine aceptara publicar el paper de Mac Dougall en su número de abril de ese año (el trabajo se llamó “Hypothesis concerning soul substance together with experimental evidence of the existence of such substance”).
El cuerpo físico está compuesto de materia en distintos grados: sólido, líquido, gaseoso y etérico. El mismo físico es un calco perfecto de un cuerpo “invisible”, por ser etérico, al que la filosofía oriental denomina “doble etérico”. Este “doble”, que es el vehículo del prana (glóbulos de energía vital que junto al oxígeno posibilitan la vida del cuerpo) al momento de morir se concentra en sí mismo produciendo en el cuerpo ciertos estados.
Algunos científicos que han estudiado este proceso de la muerte han formulando la teoría de que el alma pesa 21 gramos. Uno de ellos es el científico
sueco Niels Olof Jacobson que colocó el cuerpo de moribundos en una balanza ultrasensible la que registró en todos los casos, una pérdida imprevista de 21 gramos de peso. Este fenómeno dio las bases a Jacobson para asegurar que el alma pesa 21 gramos.
Hasta aquí la introducción y datos del pasado,...me gustaría conocer las opiniones de los foristas aunque son pocos los que les entusiasma éste tema,...pero eso no importa....
lo que importa es lo que menciona "time traveler-"----"sigamos entonses el lucha por encontrar la verdad. "
Maicky.
PD
Primera parte,..en la segunda parte daré mis conclusiones personales sobre el peso del Alma y lo relacionado a la reencarnación...!