Akenatón ¿Rey hereje o profeta? ¿Humanista?

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Akenatón ¿Rey hereje o profeta? ¿Humanista?

Notapor Fernando arias » Vie Dic 05, 2008 9:47 am

Me estoy metiendo de lleno en este tema del rey (faraón) Akenatón o Amenophis IV.
Es sumamente interesante este personaje, aunque parece que es un gran desconocido. Leia a uno de los "nuevos iluminados" (el "amigo de Liria azaila" santiago oblias) que dice que "Akenatón fue profeta de Dios". O sea, que es una especie de iniciador de la larga lista de profetas biblicos y, según este otro "profeta" (el oblias), de lo que Akenatón dijo es de donde salió el monoteismo hebreo ya que tambien dice que Moises era Egipcio en realidad (creo que dice que era un sacerdote lel al culto de Akenatón). Me gustaria que me dijerais lo que sepais de este oscuro rey de Egipto.
La wiki http://es.wikipedia.org/wiki/Akenat%C3%B3n dice cosas interesantes como estas:

Ajenatón ideó una reforma religiosa en torno a un nuevo culto monoteísta,[8] el atonismo, en torno a un Dios-Sol (como lo era anteriormente Ra) único, llamado Atón. Atón se representaba como un gran disco solar, del que salían brazos en disposición radial, que acababan en manos con el signo anj de la vida, para recoger las ofrendas, dando a cambio luz y vida. El faraón era el único profeta del dios y su intermediario ante los hombres. Para Flinders Petrie y otros antiguos egiptólogos, éste fue el comienzo de la primera religión monoteísta.


En algunas tumbas de los funcionarios de Ajenatón, particularmente en la de Aya, se encontraron fragmentos del Himno a Atón donde el propio faraón expresó los conceptos de la nueva religión, y es sorprendente su parecido con el salmo 104 de la Biblia. Dice así:

Eres tú quien desarrolla el embrión en la hembra,
tú quien crea la simiente en el varón,
tú quien da vida al hijo en el seno de la madre,
tú quien le mandas el consuelo que apacigua sus lágrimas,
tú, la nodriza de quien aún esté en el vientre materno,
tú el que no deja de dar aliento a la vida de cada criatura.
Cuando salen del seno materno para respirar, el día de su nacimiento,
tú abres al instante su boca y les das lo necesario.


Horemheb y sus sucesores destruyeron sistemáticamente todo lo relacionado con Ajenatón y su familia, incluyendo lo referente a Tutanjamón y Ay, para aparentar continuidad con Amenhotep III, por lo que no queda constancia de su enterramiento, aunque se estima que fue sepultado en la Tumba real de Amarna.[11]

Sin embargo, tras descubrir la tumba KV55, con un santuario en su interior dedicado a la reina Tiyi, la reina madre, y por los estudios realizados a la momia allí enterrada, que dieron como resultado que correspondían a un varón de unos 35 años, con el mismo grupo sanguíneo que Tutanjamón, supuesto hijo del faraón, y que tiene el cráneo proporcionalmente más grande que el cuerpo, guardando cierto parecido con las estatuas esculpidas durante su reinado; todo ello hace suponer que se trata, posiblemente, de la momia de Ajenatón, o la de su sucesor, Semenejkara.


Una breve biografia dice:

Akenatón o Ajnatón

(Amenhotep o Amenofis IV) Faraón egipcio de la XVIII dinastía (?, h. 1380 - ?, h. 1362 a.C.). Fue sucesor de su padre, Amenofis III. Es recordado como un faraón herético o revolucionario, por cuanto, en un imperio esencialmente inmovilista, se atrevió a introducir un nuevo culto basado en la adoración del dios sol, Atón. Dicho cambio, que entrañaba importantes consecuencias en todos los órdenes de la vida de un Estado teocrático, tenía una intención política, pues permitió al faraón recuperar parte del poder que había ido perdiendo en beneficio de los sacerdotes y de la burocracia civil. En consecuencia, levantó una fuerte oposición, que daría al traste con la reforma tras la muerte de Akenatón.

Casado con la bella Nefertiti, accedió al trono a los 18 años. En el quinto año de su reinado decidió romper con el orden establecido, imponiendo la nueva religión y cambiando su propio nombre de Amenofis por el de Akenatón (el que es grato a Atón); la capital fue trasladada a una ciudad nueva, Aketatón (Tell-el-Amarna), situada a medio camino entre las dos capitales tradicionales del Imperio, Tebas (en el Alto Egipto) y Menfis (en el Bajo Egipto).

La religión que trató de establecer se basaba en la superioridad de Atón sobre los demás dioses del panteón egipcio, lo que implicaba una tendencia monoteísta, incluso si el propio faraón seguía siendo adorado como un dios, intermediario privilegiado hacia el supremo Atón; los templos de los demás dioses fueron cerrados, sus propiedades confiscadas y sus símbolos destruidos (especialmente los dedicados a Amón-Ra, deidad predominante en la religión tradicional, cuyos sacerdotes habían acumulado poder y riquezas).


Santiago oblias, el "profeta" que asegura que Akenatón fue tambien "profeta", tiene un lugar en "tuTv" donde recopila documentales sobre religión y aqueologia biblica y alli hay un documental sobre este Akenatón. Puede verse en este enlace:
http://www.tu.tv/videos/akenaton-el-rey ... r-humanist

¿Alguien sabe algo mas de este tema?. ¿Es posible que Moises fuese un continuador de la religión de Akenatón? (desde luego la huella de creencias egipcias se ve en la biblia) ¿Pudo ser el Moises historico un Egipcio enfrentado al culto "re-impuesto" y fiel al monoteismo de Akenatón?.
Dijo Jesús: "El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo"
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Re: Akenatón ¿Rey hereje o profeta? ¿Humanista?

Notapor CFTraveler » Vie Dic 05, 2008 7:12 pm

Yo siempre he pensado (pero es mi opinión) que o Akenatón o Tutankhamen (su hijo o sobrino) fué Moisés, pero por supuesto es mi opinión sin tener ninguna evidencia. Cae muy bien en términos historicos, me parece. Y hace lógica (en mi cabeza) que la razón que los robatumbas no encontraron la suya (y por eso quedó intacta) fué porque la leyenda de su migración los hizo pensar que no habia quedado alli.
El prejuicio es algo terrible- ciega el intelecto y no permite el pensamiento claro.
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Re: Akenatón ¿Rey hereje o profeta? ¿Humanista?

Notapor Fernando arias » Sab Dic 06, 2008 8:24 am

Si parece haber una relación directa de Akenatón con el Moises biblico.
Hay una inscripción que dice algo asi como:
"Lo se todo sobre los dioses y no son nada. Mi dios es el unico, no tiene igual, ningun mano de hombre lo a moldeado"
Esto es muy similar a la obsesión biblica de no adorar las estatuas y monumentos. Tambien es interesante notar que durante el reinado de Akenatón las representaciones artisticas no incluyen a ningún dios y que el arte cambió radicalmente. El faraon era "mas humano" y "menos divino" y el unico dios era el dios de todos los hombres según Akenatón (algo que rompe radicalmente con la tradición egipcia) y se representaba con el sol y muchos rayos que emanaban de el terminando en manos que llegaban hasta la tierra para proveer a los hombres.
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Re: Akenatón ¿Rey hereje o profeta? ¿Humanista?

Notapor Fernando arias » Lun Dic 08, 2008 7:13 am

Akenatón

EL FARAÓN REVOLUCIONARIO


Con ayuda de una computadora, dos investigadores franceses rescataron de los restos de un derrumbe noticias sobre el rey místico que instauró el monoteísmo en Egipto catorce siglos antes de la era cristiana.

Por Amanda Paltrinieri



Cuando en 1898 un temblor de tierra hizo tambalear los templos faraónicos de la zona de Karnak, en uno de ellos se desplomaron varias columnas y de los escombros surgieron pequeños bloques de piedra grabados y pintados.

En aquel momento los vestigios fueron relegados por los estudiosos, pero ahora, casi un siglo después y con ayuda de la computación, acaba de verificarse que guardan valiosos registros sobre un faraón que renegó de los antiguos dioses para venerar al Sol como único ser supremo.

Este precursor del monoteísmo subió al trono con el nombre de Amenofis IV y luego adoptó el de Akenatón. Su obra se extinguió con su vida más de mil trescientos años antes de Cristo, pues los sacerdotes, además de restablecer los viejos cultos para recuperar los privilegios que habían perdido, lo maldijeron e intentaron borrar su recuerdo. Las más recientes investigaciones confirman que no lo lograron.

Los viejos dioses

"Egipto, don del Nilo". La célebre fórmula que refleja con exactitud el origen de la civilización más duradera de la Antigüedad fue enunciada por el historiador griego Herodoto, quien afirmó que los egipcios eran "los más religiosos de todos los hombres".

Nómades y cazadores habitaron desde la época prehistórica la estrecha cinta verde encuadrada por el desierto. No conocían las fuentes del río y creían que sólo los dioses podían provocar el milagro de su crecida. Para dominar las inundaciones, las tribus se agruparon rápidamente en provincias y luego en dos reinos: uno en el valle, que reverenciaba al dios Seth, y otro en el delta, bajo el signo del dios halcón Horus.

Más tarde el país se unificó y la capital se instaló en Menfis, cerca de Heliópolis, ciudad adoradora del Sol. Desde entonces se atribuyó al soberano naturaleza divina. Primero se lo identificó con Horus; luego se le sumó el título de hijo de Ra (el dios resplandeciente) y se levantaron pirámides para que al morir pudiera ascender hasta él.

Cuando los príncipes de Tebas trasladaron la capital a su ciudad, su dios -Amón- pasó a primer plano y se convirtió en el rey de los dioses.

Claro que además de él existían otros, que se contaban por centenares. Los humildes, fieles a sus tradiciones, veneraban en cada provincia a una deidad principal y varios ídolos secundarios. La zoolatría primitiva sobrevivió en la adoración del buey Apis, los cocodrilos del Nilo y los dioses que conservaban rasgos animales. Escarabajos y amuletos representaban innumerables divinidades menores.

El culto oficial, por su parte, concretó principios morales en mitos que reflejaban el conflicto entre el bien y el mal. El más popular cuenta que el malvado Seth despedazó el cuerpo del benéfico Osiris, pero Isis y Horus (la esposa y el hijo de Osiris) encontraron los fragmentos y lo revivieron. Encarnación de los anhelos de justicia y eternidad, Osiris presidía el tribunal que juzgaba a los hombres después de la muerte, con ayuda de Tot, encargado de pesar las almas.

Una figura singular

Después de haber sufrido la invasión de un pueblo de origen sirio (los hicsos, que habían adoptado como propio a Seth, dios del desierto y del mal), los príncipes de Tebas restauraron una vez más el poder de los faraones.

Para asegurar sus conquistas, Egipto necesitaba un monarca guerrero... pero el destino le tenía reservado un místico: Amenofis IV, una de las figuras más curiosas de la Historia. En él se mezclaba la estirpe egipcia con sangre semita e indoeuropea. De rostro delicado y físico endeble, en cuanto subió al trono se casó con Nefertiti, una bella princesa con quien tuvo siete hijas.

Amenofis llevó a cabo una verdadera revolución religiosa: rompió con Tebas, despojó a Amón del título de dios dinástico y se consagró por entero al culto del dios solar Atón. Cambió su nombre por el de Akenatón (servidor de Atón) y mandó construir una residencia real a la que llamó Aketatón (horizonte de Atón, hoy Tell-el-Amarna), modelo de urbanismo.

Cierto es que en su decisión hubo una dosis de cálculo político tendiente a disminuir el poderío del clero de Amón, una casta hereditaria cuyas posesiones casi igualaban el patrimonio real. Ya sus predecesores, temerosos de la hegemonía sacerdotal, habían favorecido otros santuarios, en especial el de Heliópolis, donde se profesaba una doctrina que aceptaba al Sol como creador de todas las cosas.

Amenofis III había bautizado con el nombre de "Atón es resplandeciente" su palacio de Tebas y uno de sus regimientos. Su hijo fue mucho más lejos: confiscó los bienes de los templos, abolió los cultos de Amón y los otros dioses principales e hizo destruir sus estatuas. Ni siquiera el popular Osiris se libró de esa suerte.

El dios único

Akenatón tenía un temperamento contemplativo: era un poeta, un soñador sensible a las nociones de belleza, humanidad y justicia, un rey "ebrio de dios".

Atón era el único dios. No se lo representaba como un hombre con cabeza de animal; se lo adoraba bajo la forma de un signo abstracto, un disco de rayos benéficos. El faraón era sumo sacerdote y profeta. Lo decía en su célebre himno a Atón: "Estás en mi corazón; fuera de mí, nadie te comprende."

El monoteísmo se afirmó indiscutiblemente. "Has creado la tierra a tu gusto, cuando estabas solo." El mundo aparecía como creación ininterrumpida del dios; cosas, bestias, hombres, el día y la noche: "La tierra está sumida en las tinieblas, como muerta, y calla porque aquél que lo ha creado todo descansa en su horizonte. Pero llega la aurora, Tú te levantas y tu resplandor disipa las tinieblas". El himno contiene la idea de una religión universal: "Tú has creado los países extranjeros, Siria, Nubia, y la tierra de Egipto. Tú pones a los hombres en su lugar; sus lenguas hablan diversamente, como son diversos su aspecto y su piel, pues Tú has hecho diferentes a los pueblos".

Reformas sociales

El profundo humanismo de Akenatón se tradujo, asimismo, en un conjunto de medidas que favorecían el individualismo y una cierta democratización de las costumbres. Antes, el soberano elevaba sus plegarias a Amón recluido en un recinto sombrío; era una plática silenciosa y sin testigos, dirigida por un clero hermético y estricto. Ahora que el Sol brillaba sobre todos por igual, el culto empezó a celebrarse en presencia del pueblo y, para que fuera más accesible, se sustituyó la lengua arcaica y literaria por el egipcio vulgar.

El faraón hizo pública su vida cotidiana, dejó de ser un ídolo ante el que había que arrastrarse. El arte se tornó realista y familiar; las pinturas de las tumbas de Tell-el-Amarna aparecen plenas de dulzura y movimiento. Bajo el radiante disco solar, los bajorrelieves muestran al rey y la reina en la intimidad, con sus hijas sobre las rodillas.

Sus preocupaciones espirituales apartaron a Akenatón de otros deberes. Permaneció indiferente a la política exterior y sus adversarios se aprovecharon de ello. Cuando murió, hacia 1354 a.C., Nefertiti tuvo que hacer concesiones ante el clero de Amón, que se había reorganizado. Casó a una de sus hijas con el joven príncipe Tutankatón, de doce años, quien restauró el culto tradicional y se hizo llamar Tutankamón. El hallazgo de su tumba intacta en 1922 concedió a este personaje una notoriedad que no guarda proporción con su importancia histórica.

© 1998
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