Para compartirlo

Si al pensar existimos, al filosofar comprendemos esa existencia.

Moderador: Arkantos

Notapor Andres » Vie Abr 28, 2006 5:50 pm

SergioF escribió:Andres, al compartir todo esto , debes estar acumulando mucho buen karma :lol:



Como decía Calderón de la barca:
"Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar."


Estimado Sergio,
bien podrias usar el tema para postear algo para compartir
el tema no es de mi propiedad. :P


Si hay tesoros(dharma) se los llevara mi Ser. :P

El joven :lol: Andres en esta vida, pagara lo que corresponda, como todo el mundo.

El Método Perfecto no conoce dificultades Salvo que rehusa hacer preferencias;

Sólo cuando está libre de odio y amor Se revela plenamente sin disfraz;

Basta la diferencia de un décimo de pulgada Para que cielo y tierra se separen;

Si deseas verlo con tus propios ojos, No fijes tu pensamiento en su favor ni en su contra.

Manual de Budismo Zen



Un abrazo :wink:
Andres
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Notapor Andres » Vie Abr 28, 2006 6:23 pm

Nacimiento y Muerte

1
Una buena práctica es preguntarse con toda sinceridad: "¿Por qué nací?" Hágase esta pregunta durante la mañana, tarde y noche... todos los días.

2
Nuestro nacimiento y muerte son una sola cosa. No se puede tener uno sin el otro. Resulta curioso observar cómo, frente a la muerte, las personas están tan llorosas y tristes y frente al nacimiento tan felices y alegres. Es una falsa ilusión. Creo que si usted realmente quiere llorar, sería mejor hacerlo cuando alguien nace.
Llore al principio, debido a que si no hubiese nacimiento no habría muerte. ¿Puede entender esto?

3
Uno creería que la gente podría apreciar cómo sería vivir en el vientre de una persona.
¡Qué incómodo debe ser! Sólo fíjese cuán duro es simplemente permanecer en una choza sólo por un día. Cierra todas las puertas y ventanas y ya se está sofocando.
¿Cómo sería vivir en el vientre de una persona durante nueve meses? Y sin embargo usted quiere aún meter la cabeza justo ahí, poner su cuello en la horca una vez más.

4
¿Por qué nacemos? Nacemos para no tener que nacer otra vez.

5
Cuando uno no comprende la muerte la vida puede ser muy confusa.

6
El Buda le enseñó a su discípulo Ananda a observar la impermanencia, a ver a la muerte en cada respiración. Debemos conocer la muerte; debemos morir de modo que podamos vivir. ¿Qué significa esto? Morir es llegar al final de nuestras dudas, de todas nuestras preguntas, y sólo estar aquí con la realidad presente. Usted nunca puede morir mañana;
usted debe morir ahora. ¿Lo puede hacer? Si lo puede hacer, usted conocerá la paz de no hacerse más preguntas.

7
La muerte está tan cerca como nuestra respiración.

8
Si usted se ha entrenado adecuadamente no se sentirá atemorizado cuando caiga enfermo, ni alterado cuando alguien muere. Cuando vaya a hospitalizarse para un tratamiento, determine en su mente que si usted mejora, eso está bien, y que si usted muere, también está bien. Le garantizo que si los doctores me dijesen que tengo cáncer
y que me voy a morir en unos pocos meses, les recordaría: "Tengan cuidado, por que la muerte está viniendo por ustedes también. Sólo es cuestión de quién se va primero y quién después." Los doctores no van a curar de la muerte ni impedirla.
Sólo el Buda era ese tipo de doctor, entonces ¿por qué no seguimos adelante y usamos la medicina del Buda?

9
Si usted está asustado por la enfermedad, si teme a la muerte, entonces usted debería contemplar de dónde viene. ¿De dónde viene? Surgen del nacimiento. Por lo tanto, no se ponga triste cuando muere alguien —es sólo la naturaleza, y su sufrimiento en esta vida ha terminado. Si quiere ponerse triste, póngase triste cuando la gente nace:
"Oh, no, aquí vienen otra vez. ¡Van a sufrir y morir otra vez!"

10
"El Que Sabe" sabe con claridad que todos los fenómenos son insubstanciales. De modo que "El Que Sabe" no se pone feliz o triste, no va detrás de condiciones cambiantes.
Ponerse feliz, es nacer; apesadumbrarse es morir. Habiendo muerto, nacemos otra vez; habiendo nacido, morimos otra vez. Este nacimiento y muerte de un momento al siguiente es la interminable rueda girante del samsara

El Cuerpo

11
Si el cuerpo pudiese hablar estaría diciéndonos todo el día; "Tú no eres mi dueño ¿sabes?". En realidad nos lo está diciendo todo el tiempo, pero en el idioma del Dhamma, de modo que no estamos capacitados para comprenderlo.

12
Las condiciones no nos pertenecen. Siguen su propio rumbo natural. No podemos hacer nada sobre la forma que tiene el cuerpo. Podemos embellecerlo un poco, hacer que luzca atractivo y limpio durante un tiempo, como las muchachas jóvenes que se pintan los labios y se dejan crecer las uñas, pero cuando llega la vejez todos estamos en el mismo barco. Así es el cuerpo. No lo podemos hacer de otra manera. Sin embargo, lo que podemos mejorar y embellecer es la mente.

13
Si nuestro cuerpo realmente nos perteneciera obedecería nuestras órdenes, Si le decimos: "No envejezcas", o "Te prohibo enfermarte" ¿nos obedecería? ¡No! No se da por aludido. Sólo alquilamos esta "casa", no la poseemos. Si creemos que nos pertenece, sufriremos cuando tengamos que dejarla. Pero en realidad, no existe tal cosa como un yo permanente, no hay nada invariable o sólido a lo que nos podamos aferrar.

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Notapor SergioF » Dom Abr 30, 2006 12:57 am

Siguiendo la reciente onda budista, un texto escencial del budismo a continuacion, : EL sutra tallador-de-diamantes:

El Sutra del Diamante
Vajracchedika Prajna Paramita

--------------------------------------------------------------------------------


(1) Esto es lo que he oído. Una mañana, cuando el Buddha estaba cerca de Shravasti, en el bosque de Jeta, en el estado de Anathapindika, Él y Su congregación de mil doscientos cincuenta monjes fueron a la ciudad para mendigar el desayuno; cuando regresaron y terminaron de comer guardaron las túnicas y los cuencos y se lavaron los pies. Entonces el Buddha tomó Su asiento y los demás se sentaron ante él.

(2) De entre la asamblea se levantó el Venerable Subhuti. Se desnudó el hombro derecho, se arrodilló sobre su rodilla derecha, y juntando las palmas de las manos se inclinó ante el Buddha. "¡Señor! -dijo- ¡Tathagata! ¡Honorado-por-todo-el-mundo! ¡Qué maravilloso es que seamos protegidos e instruidos por Su misericordia! Señor, cuando hombres y mujeres anuncian su deseo de seguir el Camino del Bodhisattva, y nos preguntan cómo deberían proceder, ¿qué deberíamos decirles?"

(3) "¡Bien Subhuti! -contestó el Buddha- cuando alguien dice, '¡Quiero seguir el Camino del Bodhisattva porque quiero salvar a todos los seres; sin importarme que sean criaturas que hayan sido formadas en un útero o incubadas en un huevo; que sus ciclos vitales sean tan observables como el de los gusanos, insectos o mariposas, o que aparezcan tan milagrosamente como las setas o los dioses; que sean capaces de pensamientos profundos, o de ningún tipo de pensamientos; hago el voto de conducir a cada uno de los seres al Nirvana; y hasta que no estén todos allí seguros, no recogeré mi recompensa y entraré en el Nirvana.!' entonces, Subbhuti, debes recordar como uno-que-ha-tomado-los-votos, que incluso si tal incontable número de seres fueran liberados, en realidad ningún ser habría sido liberado. Un Bodhisattva no se aferra a la ilusión de una individualidad separada, una entidad egótica o una identificación personal. En realidad no hay "yo" que libere, ni "ellos" que sean liberados.

(4) "Además, Subhuti, un Bodhisattva debe estar liberado de todo deseo, ya sea de ver, oir, oler, tocar o gustar algo, o de conducir multitudes hacia la iluminación. Un Bodhisattva no alberga ambición. Su amor es infinito y no puede ser limitado por las ataduras personales o las ambiciones. Cuando el amor es infinito sus méritos son incalculables.

"Dime Subhuti, ¿puedes medir el cielo oriental?"
"No, Señor, no puedo."
"¿Puedes medir el espacio que se extiende hacia el sur, el oeste, el norte, o hacia arriba o abajo?"
"No, Señor, no puedo."
"Tampoco puedes medir los méritos de un Bodhisattva que ama, trabaja y da sin deseo o ambición. Los Bodhisattvas deberían prestar una atención particular a esta enseñanza."

(5) "Subhuti, ¿qué piensas? ¿Es posible describir al Tathagata? ¿Puede ser reconocido mediante características materiales?"

"No, Señor, no es posible someter al Tathagata a diferenciaciones o comparaciones."

Entonces dijo el Señor, "Subhuti, en el fraude del Samsara todas las cosas son distintamente consideradas o atribuidas, pero en la verdad del Nirvana ninguna diferenciación es posible. No se puede describir al Tathagata.

"Aquel que comprende que todas las cualidades no son de hecho cualidades determinadas, percibe al Tathagata."

(6) Subhuti le preguntó al Buddha, "Honorado-por-todo-el-mundo, ¿habrá siempre hombres que comprendan esta enseñanza?"

El Señor respondió, "Subhuti, ¡nunca lo dudes! Siempre habrá Bodhisattvas virtuosos y sabios; y en los eones que vienen, estos Bodhisattvas echarán su raices de mérito bajo muchos árboles Bodhi. Recibirán esta enseñanza y responderán con fe serena, siempre habrá Buddhas que los inspiren. El Tathagata los verá y reconocerá con Su ojo-Búdico, ya que en estos Bodhisattvas no habrá obstrucciones, ni percepción de un yo individual, ni percepción de un ser separado, ni percepción de un alma, ni percepción de una persona. Y estos Bodhisattvas no considerarán las cosas como si fueran contenedores de cualidades intrínsecas, ni como si estuvieran desprovistas de cualidades intrínsecas. Tampoco discriminarán entre bien y mal. La discriminación entre conducta virtuosa y no virtuosa debe utilizarse al igual que una balsa. Una vez que lleva a uno-que-cruza-la-corriente hasta la otra orilla se abandona.

(7) "Dime Subhuti, ¿ha logrado el Tathagata la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones? De ser así, ¿hay algo sobre ella que el Tathagata pueda enseñar?

Subhuti respondió, "Tal como entiendo la enseñanza, la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones no puede ser alcanzada ni atrapada, como tampoco puede ser enseñada. ¿Por qué? Porque el Tathagata ha dicho que la Verdad no es una cosa que pueda ser diferenciada o contenida, y por lo tanto, la Verdad no puede ser atrapada ni expresada. La Verdad ni es ni no es.

(8) Entonces el Señor preguntó, "Si alguien llenara tres mil galaxias con los siete tesoros -oro, plata, lapislázuli, cristal, perlas rojas y cornalina- y lo diera todo como regalos de caridad, ¿obtendría mucho mérito?"

Subhuti respondió, "Señor, en efecto adquirirá gran mértio, aunque en verdad, no tiene una existencia separada a la que el mérito pueda acumularse."

Entonces dijo el Buddha, "Suponte que alguien haya comprendido solamente cuatro líneas de nuestro Discurso, pero a pesar de eso se ve movido a explicárselas a otro; entonces, Subhuti, su mérito será mayor que el de aquel que pratica la caridad. ¿Por qué? ¡Porque este Discurso puede producir Buddhas! ¡Este Discurso revela la Iluminación Perfecta que Transciende las Comparaciones!"

(9) "Dime, Subhuti, ¿un discípulo que comienza a cruzar la Corriente se dirá a sí mismo, 'soy merecedor de los honores y recompensas de uno-que-entra-en-la-Corriente'?"

"No, Señor. Un verdadero uno-que-entra-en-la-Corriente no pensará en sí mismo como una entidad egótica separada que pueda ser digna de algo. Solo se puede decir que verdaderamente ha entrado en la Corriente aquel discípulo que no diferencia entre él mismo y los demás, que no toma en consideración nombre, forma, sonido, olor, gusto, tacto, o cualquier otra cualidad."

"¿Un adepto que está sujeto a tan solo un renacimiento más se dirá a sí mismo, 'soy merecedor de los honores y recompensas de uno-que-solo-va-a-renacer-una-vez'?"

"No, Señor. 'Uno-que-solo-va-a-renacer-una-vez' es tan solo un nombre. No hay dejar de existir, tampoco comenzar a ser. Solo se puede llamar adepto a alguien que haya comprendido esto."

"¿Un Venerable que no volverá a renacer como mortal se dirá a sí mismo, 'soy merecedor de los honores y recompensas de uno-que-no-va-a-volver.'?"

"No, Honorado-por-todo-el-mundo. 'Uno-que-no-va-a-volver' es tan solo un nombre. No hay retorno ni no retorno."

"Dime Subhuti, ¿se dirá un Buddha a sí mismo, 'he alcanzado la Iluminación Perfecta.'?"

"No, Señor. No hay una Iluminación Perfecta que alcanzar. Señor, si un Buddha Perfectamente Iluminado se dijera, 'así soy yo', estaría admitiendo una identidad individual, un yo y una personalidad independientes, y en tal caso no sería un Buddha Perfectamente Iluminado."

"¡Oh, Honorado-por-todo-el-mundo! Ha declarado que yo, Subhuti, sobresalgo entre Sus hombres santos en el conocimiento de la bienaventuranza del samadhi, en estar prefectamente contento en soledad, y en estar libre de pasiones. Pero no me digo, "así soy yo", porque si alguna vez pensara en mí mismo de tal manera, no sería verdad que he escapado de la ilusión del ego. Sé que en realidad no existe Subhuti y que por lo tanto Subhuti no mora en ninguna parte, que ni conoce ni ignora la bienaventuranza, que ni es libre ni es esclavo de las pasiones."

(10) Dijo el Buddha, "Subhuti, ¿qué piensas? En el pasado, cuando el Thatagata estuvo con Dipankara, el Completmente Iluminado, ¿aprendí alguna doctrina de él?"

"No, Señor. No existe una doctrina que pueda ser aprendida."

"Subhuti, date cuenta también de que si un Bodhisattva dijera, "crearé un paraiso", estaría hablando falsamente. ¿Y por qué? Porque un paraiso no puede ser creado ni no creado.

"Date cuenta entonces, Subhuti, que todos los Bodhisattvas, grandes o menores, experimentarán la mente pura que sigue a la extinción del ego. Una mente como esta no discrimina haciendo juicios sobre sonido, sabor, tacto, olor, o cualquier otra cualidad. Un Bodhisattva debería desarrollar una mente que no forme ataduras ni aversiones hacia nada.

"Suponte que un hombre estuviera dotado de un cuerpo grande, tan grande como el de Sumeru, rey de las montañas. ¿Sería grande su cuerpo?"

"Sí, Señor. Sería grande, pero 'cuerpo' es tan solo un nombre. En realidad, él ni existiría ni no existiría."

(11) "Subhuti, si hubiese tantos ríos Ganges como granos de arena hay en el lecho del Ganges, ¿serían muchos los granos de arena de todos ellos?"

"Sí, muchos, Honorado-por-todo-el-mundo. ¡Sería imposible contar todos los ríos Ganges, y mucho más sus granos de arena!"

"Subhuti, te diré una gran verdad. Si alguien llenara tres mil galaxias con los siete tesoros por cada grano de arena de todos esos ríos Ganges, y las diera como caridad, ¿obtendría un gran mértiro?"

"Realmente grande, Señor."

Entonces el Buddha declaró, "Subhuti, si alguien estudia nuestro Discurso y comprende solamente cuatro líneas, pero se las explica a otro, el mérito conquistado será mucho más grande."

(12) "Además, Subhuti, en cualquier lugar que sean pronunciadas estas cuatro líneas, ese lugar debería ser venerado como un Santuario del Buddha. ¡Y la veneración debería ser mayor cuanto mayor fuera el número de líneas explicadas!

"Alguien que comprenda y explique este Discurso en su totalidad alcanza la más alta y más maravillosa de todas las verdades. Y dondequiera que la explicación sea dada, allí, en ese lugar, deberías conducirte como si estuvieras en presencia del Buddha. En ese lugar deberías hacer reverencia y ofrecer flores e incienso."

(13) Entonces Subhuti prenguntó, "Honorado-por-todo-el-mundo, ¿cómo se debería llamar este Discurso?"

El Buddha respondió, "Este discurso deberá ser conocido como El Vajracchedika Prajna Paramita - El Diamante Cortador de Sabiduría Trascendental - porque la Enseñanza es fuerte y afilada como un diamante que corta a través de los malos enjuiciamientos y la ilusión."

(14) En ese momento el impacto del Dharma provocó lágrimas en Subhuti. Entonces, mientras se limpiaba la cara, dijo, "¡Señor, qué precioso es que vos pronunciéis este profundo Discurso! Hace tiempo que se abrió mi ojo de la sabiduría por primera vez; pero desde entonces hasta ahora nunca había escuchado un explicación tan maravillosa sobre la naturaleza de la Realidad Fundamental.

"Señor, sé que en años venideros habrá muchos hombres y mujeres que, aprendiendo de nuestro Discurso, lo recibirán con fe y entendimiento. Serán liberados de la idea de una identidad egótica, liberados de la idea de un alma personal, liberados de la idea de un ser individual o una existencia separada. ¡Qué memorable logró será esta libertad!"

(16) "Subhuti, aunque en este mundo ha habido millones y millones de Buddhas, y todos merecedores de gran mérito, el mérito más grande de todos le corresponderá al hombre o mujer que, al final de nuestra Época Búdica, en el último periodo de quinientos años, reciba este discurso, lo considere, ponga su fe en él, y entonces se lo explique a otro, salvando así nuestra Buena Doctrina del colapso final."

(17) "Señor, ¿cómo deberíamos entonces instruir a aquellos que desean tomar los votos de Bodhisattva?"

"Decidles que si desean alcanzar la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones deben ser resueltos en sus actitudes. Deben estar decididos a liberar a cada uno de los seres vivos, aunque en realidad comprendan que no hay seres individuales o separados.

"Subhuti, para ser llamado verdaderamente Bodhisattva, un Bodhisattva debe estar completamente desprovisto de cualquier concepción de un sí mismo.

(18) "Dime, Subhuti. ¿Posee el Tathagata el ojo humano?
"Sí, Señor, lo tiene."
"¿Posee el Tathagata el ojo divino?"
"Sí, Señor, lo tiene."
"¿Posee el Tathagata el ojo espiritual?"
"Sí, Honorado-por-todo-el-mundo."
"¿Y posee el ojo de la sabiduría trascendetal?
"Sí, Señor."
"¿Y posee el Tathagata el ojo-Búdico de la omnisciencia?"
"Sí, Señor, lo tiene."

"Subhuti, aunque hay incontables Tierras Búdicas, e incontables seres de formaciones mentales muy diferentes en esas Tierras Búdicas, el Tathagata los comprende a todos con su Mente que Todo lo Abarca. Pero en cuanto a sus formaciones mentales, simplemente se las llama "mentales". Tales formaciones mentes no tienen existencia real. Subhuti, es imposible retener estados mentales pasados, imposible mantener estados mentales presentes, e imposible aprehender estados mentales futuros, ya que en ninguna de sus actividades tiene la mente substancia o existencia."

(32) "Y por último, Subhuti, date cuenta de nuevo de que si un hombre da todo lo que tiene -tesoro suficiente para llenar innumerables mundos- y otro hombre o mujer despierta al pensamiento puro de la Iluminación y toma solamente cuatro líneas de este Discurso, las recita, las considera, las comprende, y entonces, para el beneficio de los demás, da a conocer estas líneas y las explica, su mérito será el mayor de todos.

"Ahora, ¿cuáles deberían ser las formas de un Bodhisattva cuando explica estas líneas? Debería estar desprendido de las cosas fraudulentas del Samsara y debería morar en la verdad eterna de la Realidad. Debería saber que el ego es un fantasma y que tal engaño no tiene que seguir existiendo.

"Y así debería mirar el mundo temporal del ego-

"Como una estrella que cae, o Venus eclipsada por el alba,
Un burbuja en una corriente, un sueño,
La llama de una vela que chisporrotea y se va."

Cuando el Buddha hubo terminado, el Venerable Subhuti y el resto de asamblea se llenó de gozo con Su enseñanza; y llevándola sinceramente en el corazón, emprendieron sus caminos.




--------------------------------------------------------------------------------

* Una versión abreviada. Las secciones de la 19 a la 31 han sido omitadas debido a que repiten secciones previas. El capítulo 17 ha sido omitido por el traductor, Edward Conzen porque, según sus palabras: "En el capítulo 17 el sutra se repite. La pregunta del capítulo 2 se formula de nuevo, y lo mismo sucede con la respuesta del capítulo 3. 17-a-d considera sucesivamente tres etapas de la vida del Bodhisattva, tal como sucede en los capítulos del 3 al 5, y de nuevo en el 10. Con la ausencia de una entidad real como idea principal, el capítulo 27 vuelve una vez más sobre materia ya vista. 17a coreesponde al 3; 17b al 10a; 17d al 7; 14g al final del 8; 17e al 10c; y 17g al 10b."
SergioF
 

Notapor SergioF » Dom Abr 30, 2006 1:01 am

y para los que no tienen ganas de leer tanto, un poema zen:

El pasado ya ha pasado,
no intentes recuperarlo.
El presente no perdura,
no intentes apresarlo momento a momento.
El futuro no ha llegado,
no te le anticipes con tus pensamientos....
Aparezca lo que aparezca, déjalo ser.
No hay mandamientos que seguir,
no hay impurezas que purificar.
Penetrando verdaderamente la mente vacía,
los dharmas no son más que un espejismo.
Si puedes vivir así
habrás alcanzado el último de los logros.




"Subhuti, te diré una gran verdad. Si alguien llenara tres mil galaxias con los siete tesoros por cada grano de arena de todos esos ríos Ganges, y las diera como caridad, ¿obtendría un gran mértiro?"

"Realmente grande, Señor."

Entonces el Buddha declaró, "Subhuti, si alguien estudia nuestro Discurso y comprende solamente cuatro líneas, pero se las explica a otro, el mérito conquistado será mucho más grande."
SergioF
 

Notapor SergioF » Jue May 04, 2006 11:58 pm

Parece que no hay mucho interes por el budismo entre los participantes del foro.

Les paso un link interesante acerca de maestros zen:
http://www.oshogulaab.com/ZEN/TEXTOS/GRANDESMAESTROSZEN.html
SergioF
 

Notapor Andres » Vie May 05, 2006 1:57 pm

QUEMAD LAS NAVES

En el año 335 A.C, al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar comprendió que los soldados enemigos superaban en cantidad, tres veces mayor, a su gran ejército. Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha. Habían perdido la fe y se daban por derrotados. El temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.
Cuando Alejandro Magno hubo desembarcado a todos sus hombres en la costa enemiga dio la orden de que fueran quemadas todas sus naves.
Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo: “Observen cómo se queman los barcos, esa es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares, y ninguno de nosotros podrá reunirse con sus familias nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, ya que sólo hay un camino de vuelta y es por mar. ¡Caballeros, cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos!”

Cuántas veces la falta de fe, el temor y la inseguridad, el estar atado a lo seguro nos priva de conseguir nuevos éxitos, nos hace renunciar a los cambios, nos hace renunciar a los sueños, nos hace negar los anhelos y las metas que están grabadas en lo más profundo de nuestros corazones.
Cuántas veces la seguridad de poseer algo, nos hace renunciar a la posibilidad de conseguir mucho mas, cuantas veces lo que tenemos fácilmente a nuestro alcance nos impiden crecer, haciendo que la seguridad se convierta en mediocridad, en fracaso y monotonía.
Debemos saber que perseverando todo puede lograrse. Que el amor y la fe nos dan la fuerza necesaria para obrar milagros en nuestras vidas si así lo deseamos. Que las personas perseverantes inician su éxito donde otras acaban por fracasar.
Que ningún camino es demasiado para un hombre que avanza decidido, y sin prisas teniendo claro sus objetivos.
El ejército de Alejandro Magno venció en aquella batalla, regresando a su tierra a bordo de los barcos conquistados al enemigo.
Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades, sino quienes las buscan y las han aprovechado a tiempo, quienes han asediado a la oportunidad, quienes la han conquistado.
La conquista puede ser un amor, conocimientos, trabajo, riquezas materiales o espirituales, todo está a tu alcance, tú puedes plantearte las metas y los objetivos que deseas.
Las condiciones para lograr éxitos no son siempre fáciles, no hay otro método que trabajar duro, ser tenaz, soportar, tener fe, luchar, creer siempre, no rendirse y jamás volver la espalda.

fm millenium
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Notapor Andres » Mié May 10, 2006 2:55 pm

Imagen

Elemental, mi querido Conan Doyle

Damas y caballeros, examinen atentamente la fotografía: una imagen de 1917 de una niña rodeada por un coro de alegres hadas. ¿Dirian que es una falsificación, un montaje? Según un largo listado de reputados expertos, encabezados por el “padre” de Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, esta imagen es auténtica.

El asunto de las “hadas de Cottingley”, el pequeño pueblo inglés en donde se tomaron las fotos, despertó una gigantesca polémica en la prensa de la época. Dos niñas, Frances y Elsie, contaron a sus padres que en el bosquecillo a donde iban a jugar habían visto hadas. Como no les creían, una tarde llevaron la cámara fotográfica de su padre. El resultado, una serie de instantáneas que mostraban a las niñas rodeadas de elegantes y saltarines personajes diminutos, ataviados a la última moda y con alas de mariposa a sus espaldas. El asunto no tuvo mayor trascendencia hasta que un par de años después las placas caen en manos de Arthur Conan Doyle, escritor y creador del célebre detective Sherlock Holmes. Sir Arthur, muy impresionado, recurre al peritaje de expertos en fotografía de la casa Kodak, quienes certifican que ni los negativos ni las copias están trucados. Técnicamente hablando, las fotos son auténticas.
Siguiendo con la pesquisa, resuelve visitar el lugar de los hechos y entrevistarse con las niñas y su familia, unos humildes obreros de Yorkshire.
En 1920, tres años después de tomadas las fotografías, y luego de muchas investigaciones, peritajes, entrevistas, consultas a expertos, idas y venidas, publica un largo y concienzudo estudio en la prestigiosa revista Strand Magazine, revelando al mundo el hallazgo de lo que llamó con toda justicia “un hito en la historia de la humanidad”: la prueba de que “en la superficie de nuestro planeta existe una población tan numerosa como la de la especie humana”. Se trata de los popularmente denominados “hadas y duendes”, los primeros, “un compuesto de humano y mariposa”, mientras que los segundos “se acercan más a los lepidópteros”.

El extenso artículo, que dió la vuelta al mundo y que luego se publicaría, ampliado, en forma de libro, desarrolla por medio de un formidable despliegue de lógica deductiva las características de esta nueva raza. Así, leemos que [esta especie] “se distingue de nosotros por la simple diferencia de la frecuencia de sus vibraciones”. Puesto que “tan sólo podemos ver aquello que se encuentra dentro de los límites del espectro luminoso (...), a un lado y a otro de ese espectro hay infinitas vibraciones que no pueden captar nuestros ojos. Si fuésemos capaces de imaginar una variedad de seres hechos de una sustancia que emite vibraciones más largas o más cortas que las nuestras, éstos seres resultarían invisibles en la medida en que no ‘sintonizaríamos’ con su frecuencia”.

Ahora bien, al agudo y perspicaz padre de Sherlock Holmes no se le escapaba que para que algo pueda ser fotografiado tiene que tener sustancia física. Con impecable lógica dedujo que, aunque de un orden más sutil que el que normalmente pueden registrar nuestros sentidos, éstos seres son materiales: están compuestos de una especie de “envoltura fluídica” que a veces puede hacerse visible y tangible. Una sustancia que se encontraría “justo más allá del nivel de percepción de los sentidos normales del hombre”. Ésta sustancia fluídica, por lo que vemos en la foto, también alcanzaría a la indumentaria, porque las hadas lucen vestiditos plisados, leotardos, cinturones y diademas para sujetar sus peinados “a la francesa”.

Finalmente, el libro (hay una edición en español: “El misterio de las hadas”, Arthur Conan Doyle, ediciones Olañeta, 1998) se completa con un exhaustivo catálogo razonado de los especímenes (forma, peso, color, alimentación...) según su especie o su nacionalidad (las hadas inglesas son mayormente verde esmeralda, las holandesas violeta oscuro...). Y un epílogo interesante por parte de los editores: setenta años después, en 1982, la Kodak reabrió la investigación, y su mayor experto se declaró incapaz de afirmar que las fotos eran falsas.
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Notapor Andres » Jue Jun 01, 2006 12:06 pm

Para el "inefable" Lord CHEselin, de corazon :wink:

no hay nada oculto bajo el sol, es el hombre el que cierra sus ojos...

La Naturaleza no abre indistintamente a todos la puerta del santuario.
Tal vez descubrirá el profano en estas páginas alguna prueba de una ciencia verdadera y positiva. Pero no creemos que podamos alardear de convertirle, pues no ignoramos la tenacidad de los prejuicios y la fuerza enorme del recelo. El discípulo sacará de ellas mayor provecho, a condición, empero, de que no menosprecie las obras de los antiguos filósofos, de que estudie con cuidado y penetración los textos clásicos, hasta adquirir la clarividencia suficiente para discernir los puntos oscuros del manual operatorio.
Nadie puede aspirar a la posesión del gran Secreto, si no armoniza su existencia al diapasón de las investigaciones emprendidas.
No basta con ser estudioso, activo y perseverante, si se carece de un principio sólido y de base concreta, si el entusiasmo inmoderado ciega la razón, si el orgullo tiraniza el buen criterio, si la avidez se desarrolla bajo el brillo intenso de un astro de oro.
La ciencia misteriosa requiere mucha precisión, exactitud y perspicacia en la observación de los hechos; un espíritu sano, lógico y ponderado; una imaginación viva sin exaltación; un corazón ardiente y puro. Exige, además, una gran sencillez y una indiferencia absoluta frente a teorías, sistemas e hipótesis que, fiando en los libros o en la reputación de sus autores, suelen aceptarse sin comprobación. Quiere que sus aspirantes aprendan a pensar más con el propio cerebro y menos con el ajeno. Les pide, en fin, que busquen la verdad de sus principios, el conocimiento de su doctrina y la práctica de sus trabajos en la Naturaleza, nuestra madre común.
Por el ejercicio constante de las facultades de observación y de razonamiento, por la meditación, el neófito subirá los peldaños que conducen al
SABER.

La imitación ingenua de los procedimientos naturales, la habilidad conjugada con el ingenio, las luces de una larga experiencia le asegurarán el
PODER.

Pudiendo realizar, necesitará todavía paciencia, constancia, voluntad inquebrantable. Audaz y resuelto, la certeza y la confianza nacidas de una fe robusta le permitirán a todo
ATREVERSE.

Por último, cuando el éxito haya consagrado tantos años de labor, cuando sus deseos se hayan cumplido, el Sabio, despreciando las vanidades del mundo, se aproximará a los humildes, a los desheredados, a todos los que trabajan, sufren, luchan, desesperan y lloran aquí abajo. Discípulo anónimo y mudo de la Naturaleza eterna, apóstol de la eterna Caridad, permanecerá fiel a su voto de silencio.
En la Ciencia, en el Bien, el Adepto debe para siempre
CALLAR.
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Notapor Andres » Mar Jun 13, 2006 11:43 am

ALCANZA TU SUEÑO

Se firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.
Pero se paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.

Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes.
No revuelvas una herida que esta cicatrizada.
No rememores dolores y sufrimientos antiguos.
¡Lo que paso, paso!

De ahora en adelante procura construir una vida nueva,
dirigida hacia lo alto y camina hacia adelante, sin mirar hacia atrás.

Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que paso.
Solo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.

No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste, camina en lo bueno que puedes hacer.

No trates que otros cambien; se tu el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tu.
Deja que el amor te toque y no te defiendas de el.

vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene, recuerda que cada día "tiene su afán".

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad;
una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.

Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala,
sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.

Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que amas.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos
nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.

Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría,
todos lo que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desperdicies el trabajo que te toca realizar en la vida.
El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.

No existen trabajos humildes. Solo se distinguen por ser bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y con cariño y así te valoraras a ti mismo.

Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivíamos por el, intentemos alcanzarlo.
Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces
necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en
nuestras vidas. Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos.

No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tu puedes
con ella.
El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido
que enfrentar en el camino.

Tu y solo tu escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son
de lo que se trata la vida.


:wink:
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Notapor Andres » Mar Jun 13, 2006 11:46 am

QUE APRENDAN

Que aprendan que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen en sus vidas.
Que aprendan que no es bueno compararse con los demás porque siempre habrá alguien mejor o peor que ellos.
Que aprendan que no pueden hacer que alguien los ame, lo que pueden hacer es dejarse amar.
Que aprendan que “rico” no es el que más tiene, sino el que menos necesita.
Que aprendan que deben controlar sus actitudes o sus actitudes los controlarán.
Que aprendan que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no saben cómo demostrarlo.
Que aprendan que los grandes sueños no requieren de grandes alas sino de un tren de aterrizaje para lograrlos.
Que aprendan que no siempre es suficiente ser perdonados por otros, algunas veces deben perdonarse a sí mismos.
Que aprendan que la felicidad no es cuestión de suerte sino producto de decisiones.
Que aprendan que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente.
Que aprendan que, al retener a la fuerza a las personas que aman, las alejan más rápidamente de ellos y, al dejarlas ir, las tienen para siempre a su lado.
Que aprendan que amar y querer no son sinónimos sino antónimos: el querer lo exige todo, el amar lo entrega todo.
Que aprendan que toma años construir la confianza y sólo segundos destruirla...

Fm Millenium
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Notapor geovannysantana » Mar Jun 13, 2006 4:16 pm

Para aquellos que gusten de musica para meditación tengo algunas que podria compartir.

Saludos.
"No hay bala que maté la verdad cuando la defiende la razón"
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geovannysantana
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Notapor Andres » Mié Jul 19, 2006 2:55 pm

Disculpen lo extenso, en realidad es mucho mas extenso pero la primera parte no tiene desperdicio. Las otras tampoco :D

El Conocimiento de Uno Mismo

Jiddu Krishnamurti

CONFERENCIAS PRONUNCIADAS EN OJAI, CALIFORNIA, EN 1949
Traducción directa del inglés.

Revisada por
Arturo Orzábal Quintana


I

Es muy importante, a mi entender, que seamos sumamente serios. Los que acuden a estas reuniones, los que asisten a diversas conferencias de este tipo, se creen muy formales y serios. Pero me agradaría descubrir qué entendemos por “ser formal”, “ser serio”. ¿Es formalidad, demuestra seriedad, eso de ir de un conferenciante u orador a otro, de un dirigente a otro, de un instructor a otro? ¿O que acudamos a diferentes grupos, o pasemos por diversas organizaciones, en busca de algo? Antes, pues, de empezar a averiguar lo que es ser serio, debemos ciertamente descubrir qué es lo que buscamos.
¿Qué es lo que busca la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros quiere? Sobre todo en este mundo de desasosiego, en el que todos procuran hallar cierto género de felicidad, alguna clase de paz, resulta sin duda importante averiguar -¿no es así?- qué es lo que intentamos buscar, qué es lo que tratamos de descubrir. Es probable que la mayoría de nosotros busque alguna especie de felicidad, alguna clase de paz; en un mundo sacudido por disturbios, guerras, contiendas, luchas, deseamos un refugio donde pueda haber algo de paz. Creo que eso es lo que casi todos deseamos. Y así proseguimos, yendo de un dirigente a otro, de una organización religiosa a otra, de un instructor a otro.
Ahora bien: ¿andamos en busca de la felicidad, o lo que buscamos es alguna clase de satisfacción de la que esperamos derivar felicidad? Hay una diferencia, por cierto, entre felicidad y satisfacción. ¿Podéis buscar la felicidad? Tal vez podáis hallar satisfacción; pero, ciertamente, no podéis encontrar la felicidad. La felicidad, sin duda, es un derivado; es un producto accesorio de alguna otra cosa. Antes, pues, de consagrar nuestra mente y corazón a algo que requiere gran dosis de seriedad, de atención, de pensamiento, de cuidado, debemos descubrir -¿no es así?- qué es lo que buscamos; si es felicidad o satisfacción. Temo que la mayoría de nosotros busquemos satisfacción. Deseamos estar satisfechos, deseamos hallar una sensación de plenitud al final de nuestra búsqueda.
¿Podéis, empero, buscar algo? ¿Para qué venís a estas reuniones? Por qué estáis todos aquí sentados, escuchándome? Sería muy interesante averiguar por qué estáis escuchando, por qué os tomáis la molestia de venir desde largas distancias, en un día caluroso, para escucharme. ¿Y qué es lo que escucháis? ¿Procuráis hallar solución a vuestras dificultades y es por eso que vais de un conferenciante a otro, que pasáis por diversas organizaciones religiosas, leéis libros, etc.? ¿O tratáis de hallar la causa de toda la perturbación, la miseria, las contiendas y las luchas? Eso, por cierto, no exige que leáis mucho, que asistáis a innumerables reuniones, o andéis en busca de instructores. Lo que exige es claridad de intención, ¿no es así?
Después de todo, si uno busca la paz puede encontrarla muy fácilmente. Puede uno consagrarse ciegamente a alguna causa, a una idea, y hallar en ella un refugio. Eso, a buen seguro, no resuelve el problema. El mero aislamiento en una idea que nos encierra, no nos libra del conflicto. Debemos, pues ¿no es así?- descubrir qué es lo que cada uno de nosotros quiere, tanto en lo íntimo como exteriormente. Si esto lo vemos claro, no necesitaremos ir a parte alguna, recurrir a ningún instructor, a ninguna iglesia, a ninguna organización. De modo que nuestra dificultad ¿no es así?- estriba en aclarar para nosotros mismos cuál es nuestra intención. ¿Puede haber claridad en nosotros? ¿Y esa claridad nos viene indagando, tratando de averiguar lo que otros dicen, desde el más elevado instructor hasta el vulgar predicador de la iglesia a la vuelta de la esquina? ¿Tenéis que recurrir a alguien para descubrir? Y sin embargo, eso es lo que hacemos, ¿no es así? Leemos innumerables libros, asistimos a muchas reuniones; y discutimos, ingresamos a diversas organizaciones, procurando con ello hallar un remedio al conflicto, a las miserias de nuestra vida. O, si no hacemos todo eso, creemos que hemos encontrado; esto es, decimos que una organización determinada, tal o cual instructor, determinado libro, nos satisface: en eso hemos hallado todo lo que deseamos, y en eso permanecemos, cristalizados y encerrados.
Debemos, pues, llegar al punto en que nos preguntemos, de un modo realmente serio y profundo, si alguien puede darnos la paz, la felicidad, la realidad, Dios, o lo que os plazca. ¿Puede esta búsqueda incesante, este anhelo, brindarnos ese extraordinario sentido de realidad, ese estado creador, que surge cuando realmente nos comprendemos a nosotros mismos? ¿El conocimiento propio nos llega mediante la búsqueda, siguiendo a alguien perteneciendo a determinada organización, leyendo libros, etc.? Después de todo -¿no es así?- ese es el principal problema: que mientras no me entienda a mí mismo, no tengo base para el pensamiento, y toda mi búsqueda será en vano. Puedo refugiarme en las ilusiones, puedo huir de la contienda, de la lucha, de la brega; puedo adorar a otro ser; puedo esperar mi salvación de otra persona. Mientras sea, empero, ignorante de mí mismo, mientras no me de cuenta del proceso total de mí mismo, no tengo base para el pensamiento, para el afecto, para la acción.
Pero esa es la última de las cosas que deseamos: conocernos a nosotros mismos. Y ese, por cierto, es el único fundamento sobre el cual podemos construir. Pero antes de poder construir, de poder transformar, antes de poder condenar o destruir, tenemos que saber lo que somos. De modo, pues, que el emprender la búsqueda y cambiar de instructores de “gurús”, la práctica riel “yoga”, los ejercicios de respiración, el realizar ceremonias, el seguir a Maestros y toda otra cosa análoga, es totalmente inútil, ¿verdad? Carece de sentido aun cuando las mismas personas a quienes seguimos nos digan: “estudiaos a vosotros mismos”. Porqué el mundo es lo que somos nosotros. Si somos mezquinos, celosos, vanos, codiciosos, eso es lo que creamos en torno nuestro, esa es la sociedad en la cual vivimos.
Paréceme, pues, que antes de emprender un viaje para hallar la realidad, para encontrar a Dios, antes de que podamos actuar, antes de que podamos tener relación alguna unos con otros y eso es la sociedad- resulta por cierto esencial que empecemos por entendernos a nosotros mismos en primer término. Y yo considero persona seria a aquella a quien eso le interesa completamente, ante todo, y no cómo llegar a determinada meta. Porque, si vosotros y yo no nos entendemos a nosotros mismos, ¿cómo podremos, en la acción, operar una transformación en la sociedad, en la convivencia, en nada que hagamos? Y ello no significa, de seguro que el conocimiento propio se oponga a la convivencia o esté aislado de ella. No significa, evidentemente, acentuar lo individual, el “yo” como opuesto a la masa, como opuesto a los demás. No se si algunos de vosotros habéis intentado seriamente estudiaros a vosotros mismos, vigilando toda palabra y las respuestas que ella provoca, vigilando todo movimiento del pensar y del sentir observándolo, nada más- conscientes de vuestras respuestas corporales, sea que obréis movidos por vuestros centros físicos o por una idea: observando cómo respondéis a la situación mundial. No se si alguna vez y en alguna forma habéis ahondado seriamente esta cuestión. Tal vez de un modo esporádico, último recurso, cuando todo lo demás ha fracasado y os halléis fastidiados, algunos de vosotros lo hayan intentado.
Ahora bien: sin conoceros a vosotros mismos, sin conocer vuestra propia manera de pensad por qué pensáis ciertas cosas; sin conocer el “trasfondo” de vuestro “condicionamiento”, ni por qué tenéis ciertas creencias en materia de arte y de religión, acerca de vuestro país y vuestros vecinos, y acerca de vosotros mismos, ¿cómo podéis pensar verdaderamente sobre cosa alguna, Si no conocéis vuestro “trasfondo”, si no conocéis la substancia ni el origen de vuestro pensamiento, vuestra búsqueda resulta del todo vana, por cierto, y vuestra acción carece de sentido. ¿No es así? Tampoco tiene sentido alguno el que seáis americanos o hindúes, o que vuestra religión sea una u otra.
Antes, pues, de que podamos descubrir cuál es el propósito final de la vida, qué significa todo eso: las guerras, los antagonismos nacionales, los conflictos, toda esa baraúnda, debemos ciertamente empezar por nosotros mismos, ¿verdad? Ello suena tan sencillo, pero es extremadamente difícil. Para seguirse uno mismo, en efecto, para ver cómo opera el propio pensamiento, hay que estar extraordinariamente alerta. Así, a medida que uno empieza a estar cada vez más alerta ante los enredos del propio pensar, ante las propias respuestas y los propios sentimientos, empieza uno a ser más consciente, no sólo de sí mismo sino de las personas con las que está en relación. Conocerse a sí mismo es estudiarse en acción, en la convivencia. Mas la dificultad está en que somos muy impacientes; queremos seguir adelante, queremos alcanzar una meta. Y a causa de ello no tenemos tiempo ni ocasión de brindarnos a nosotros mismos una oportunidad, de estudiar, de observar. O nos hemos comprometido en diversas actividades: ganarnos el sustento, criar niños, o hemos asumido ciertas responsabilidades en diversas organizaciones. Tanto nos hemos comprometido de distintas maneras, que casi no tenemos tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos, para observar, para estudiar. De tal modo, la responsabilidad de la reacción depende en realidad de uno mismo, no de los demás. Y el seguir como se hace en América y en el mundo entero- a los “gurús” y sus sistemas, el leer los últimos libros sobre esto o aquello, paréceme de una total vacuidad, absolutamente vano. Podréis, en efecto, recorrer la tierra entera, pero tendréis que volver a vosotros mismos. Y como casi todos somos totalmente inconscientes de nosotros mismos, es en extremo difícil empezar a ver claramente el proceso de nuestro pensar, sentir y actuar. Y ese es el tema que voy a desarrollar en mis pláticas durante las próximas semanas.
Cuanto más os conocéis a vosotros mismos, más claridad existe. El conocimiento propio no tiene fin: no alcanzáis una realización, no llegáis a una conclusión. Es un río sin fin. Y, a medida que se lo estudia, que en él se ahonda de más en más, encuéntrase la paz. Sólo cuando la mente está tranquila mediante el conocimiento propio, no mediante una autodisciplina impuesta- sólo entonces, en esa quietud, en ese silencio, puede advenir la realidad. Es sólo entonces que puede existir la beatitud, que puede haber acción creadora. Y a mí me parece que sin esa comprensión, sin esa experiencia, el mero hecho de leer libros, de asistir a conferencias, de hacer propaganda, es del todo infantil; es una mera actividad sin gran significación. Por el contrario, si uno logra comprenderse a sí mismo, y con ello realizar esa felicidad creadora, esa vivencia de algo que no es de la mente, entonces, tal vez, puede haber una transformación inmediata en la convivencia alrededor nuestro, y, por lo tanto, en el mundo en que vivimos.


:wink:
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Notapor Andres » Mié Jul 19, 2006 2:59 pm

Sigue aspirando a un mundo nuevo...

No te dejes convencer por las conveniencias.
No escuches a quien te diga que esto es lo que hay y lo único que puede haber, que las cosas no pueden cambiar, que la vida no puede ser mejor...
No renuncies a tus sueños ni a ningún camino que no hayas podido explorar.
Cumplir con lo que uno se propone, siempre es posible.
Si las estadísticas te dicen que no, las estadísticas pueden equivocarse.
Si los políticos y los economistas te dicen que no, los políticos y los economistas pueden equivocarse.
Sigue aspirando a un mundo nuevo... Como dijo Henry Miller, cuando los hombres que deseen un mundo nuevo sean suficientemente numerosos, y se unan en un pensamiento común, ese mundo habrá de nacer.



A :wink:
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Notapor Andres » Mié Jul 19, 2006 3:07 pm

Asi eres
Hace mucho tiempo que tú y yo no hablábamos así, con las manos tomadas y mirándonos a los ojos. ¡Cada día estás más linda! Te sienta bien la madurez... Para ti no pasan los años, pasan pero para mejorarte. El tiempo te ha robado un poco de frescura pero a cambio te ha dado personalidad y experiencia.
Ahora eres inconfundible, con esa media sonrisa entre tierna e irónica,
con esa manera de mirar, con la serenidad que te da el haber vivido y el haberte aceptado. Gracias por estar ahí, gracias mujer.

:wink:
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Notapor Andres » Vie Ago 04, 2006 11:04 am

Un emperador estaba por salir de su palacio para dar un paseo matutino, cuando, a las puertas del mismo, se encuentra con un mendigo.
Suponiendo el pedido de una limosna, le preguntó: - ¿Qué quieres?
El mendigo lo miró y le dijo: - Me preguntas de una manera... como si tu pudieras satisfacer mi deseo.
El emperador le respondió: - Por supuesto que puedo satisfacer tu deseo... ¿Cuál es?
Y el mendigo le dijo: - Piensa dos veces antes de prometer.
El emperador, comenzando a molestarse, insistió: - Te daré cualquier cosa que pidas. Soy una persona muy poderosa, y extremadamente rica... ¿qué puedes tú desear que yo no pueda darte?
El mendigo le dijo: - Es un deseo muy simple... ¿ves esta bolsa que llevo conmigo?... ¿puedes llenarla con algo valioso?
- Por supuesto - dijo el emperador.
Y Llamó a uno de sus servidores y le dijo: - Llena de dinero la bolsa de este hombre.
El servidor lo hizo... y el dinero, apenas ingresado a la bolsa, desapareció.
Echó más y más, y el mismo desaparecía al instante.
La bolsa del mendigo, por lo tanto, siempre estaba vacía.
El rumor de esta escena corrió rápidamente por toda la ciudad y entonces una gran multitud se reunió en el lugar, poniendo en juego el prestigio del emperador.
Entonces el emperador le dijo a sus servidores: - Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero este mendigo no se va a salir con la suya, ya que me dejará en ridículo frente al pueblo.
Diamantes, perlas, esmeraldas... uno a uno los tesoros del emperador iban ingresando en la bolsa, la cual no parecía tener fondo.
Todo lo que se colocaba en ella desaparecía inmediatamente.
Era el atardecer y habiendo quedado el emperador ya sin ninguna cosa que colocar en la bolsa del mendigo (habiendo llegado incluso a desprenderse de joyas que habían pertenecido a su familia por siglos), se tiró a los pies del mendigo y, admitiendo su derrota, le dijo: - Has ganado tú, pero antes que te vayas, satisface mi curiosidad: ¿cuál es el secreto de tu bolsa?
El mendigo le dijo: - ¿El secreto?... está simplemente hecha de deseos humanos.

Anónimo


Piensa en los deseos ¿cuál es su mecanismo?:

Primero hay una gran excitación: la aventura. Se siente un gran impulso.

Algo va a suceder, se está al borde de algo. Y luego que se tiene el auto, el velero, la casa, la mujer... de repente, nada de ello tiene significado ya.

¿Que pasó? La mente lo ha desmaterializado.

El auto está en el garaje, pero ya no excita de la misma manera. Lo que excitaba era conseguirlo... o lo que es lo mismo, emborracharse con el deseo hasta olvidarse que el vacío se sitúa en el interior de uno.

Pero ahora, con el deseo cumplido: el auto en el garaje, esa mujer en la cama, el dinero en el banco... desaparece la excitación.

De nuevo se siente ese vacío. Y se tiene que crear un nuevo deseo para escapar de esa sensación, esa ansiedad, ese vacío.

Así es como va la mayoría de la gente por la vida: de un deseo en otro, convertida en mendigos con bolsas que jamás parecen poderse llenar. Cuando se lo alcanza, un nuevo deseo se hace necesario, olvidando ese que tanto se buscó.


Graciela Heger A.
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