El descubrimiento de un supuesto homínido indonesio en Flores, publicado en la revista "Nature" a finales de octubre del pasado año 2.004, había dado un vuelco a la historia de la evolución humana. El Homo Floresiensis fué apodado por sus descubridores como "el Hobbit", en recuerdo de los personajes creados por Tolkien en "El Señor de los Anillos". Pero ya han surgido las primeras voces discrepantes...
La lista de escándalos descubiertos a lo largo de la historia de la teoría de la Evolución, es dilatada. La última polémica ya está servida, y viene a propósito del supuesto "hombre de la isla indonesia de Flores"
Un conocido científico indonesio, el profesor Tuka Jacob, que dirige el Laboratorio de Bioantropología de Gadjah Mada, ha mostrado su escepticismo ante el descubrimiento de los paleontólogos australianos, ha puesto en entredicho el descubrimiento y ha asegurado que se trata únicamente de un Homo sapiens (un ser humano normal y corriente, como nosotros), de pequeño tamaño, que sufría una microcefalia, es decir, que pudo nacer con el cerebro más pequeño que el de sus congéneres.
Los descubridores Brown, Morwood y Roberts, contrariados, han acusado a Jacob de tener secuestrados los fósiles e impedirles acceder a ellos para finalizar la investigación. El cientifico Tuka Jacob rechaza tales acusaciones y asegura que pidió de forma oficial el traslado de esos restos para analizarlos en su laboratorio y que la petición fue formalmente aceptada por el Centro de Arqueología de Yakarta.
Tuka Jacob y otros antropólogos, como Maciej Henneberg, o Alan Thorne, han declarado al diario británico The Guardian que es el «ansia por descubrir nuevas especies» la que llevó a Brown y su equipo a señalar que el "homo floresiensis" es una especie diferente a la nuestra. Jacob acusa a los descubridores del supuesto ser de "querer forzar las creencias de la gente, cuando han trabajado con indonesios poco experimentados en esta materia". Jacob insiste en que en esa región hay etnias de una estatura similar a la de esos fósiles, de poco más de un metro, y que muy bien pueden ser los descendientes de la mujer floresiensis.
El científico indonesio asegura que ha analizado los restos al detalle y que en cuanto cogió el cráneo comprendió que «era de homo sapiens; pese a que la forma puede confundir, su pequeño volumen puede deberse a una microcefalia genética o ser fruto del parto». Del resto de los huesos, argumenta que son pequeños, pero nada más les diferencia de los nuestros.