El hipopótamo con pies de dinosaurio:
El falso enigma: En 1966, el fotografo de naturaleza Ivan Ridel encontró una enorme y extraña huella en las laderas de un río en el Congo. En un primer momento pensó que era de un hipopótamo y no le dio mayor importancia. Pero al revelar la fotografía, Ridel se percató de que la huella mostraba únicamente tres dedos en vez de los cuatro que tienen los hipopótamos. Desde entonces, está foto ha aparecido en multitud de libros como una prueba de la supervivencia de los dinosaurios.
La solución: la primera valoración de Ridel era correcta pues la huella pertenece a un hipopótamo, como ha demostrado el investigador francés Rémy Jalowezak en un extensísimo y bien documentado artículo. Jalowezak es, por cierto, un apasionado de la criptozoología, asi que no se le puede tachar de imparcial. La impresión del cuarto y "desaparecido" dedo de nuestro travieso hipopótamo apenas se ve debido a que queda camuflada por una planta que pisó el animal.